Así definía la pasada temporada el
asesor del Grupo Carso, Joaquín del Olmo, que prometía
unos cambios para la presente campaña que no surtieron
efecto.
El
ascenso a Primera División es un
objetivo, pero afortunadamente ya no es una necesidad.
La situación del Real Oviedo es muy
distinta a la de los últimos catorce
temporadas, en las que buscaba con
urgencia el retorno al fútbol
profesional, tras pasar una calamitosa
etapa en todos los niveles. La llegada
del Grupo Carso ha brindado estabilidad
institucional, económica y social en un
club que era una montaña rusa.
Pero
podemos decir que la temporada fue un
fracaso, no por haber acabado en la
octava posición y fuera de la promoción,
a pesar de tener el cuarto presupuesto
para nóminas de la categoría. Y es que lo que mal empieza,
generalmente peor
acaba. La planificación deportiva fue
muy deficiente desde el inicio. El cese
de Carmelo del Pozo a finales del
mes de abril, no vino acompañado de la
incorporación inmediata de un nuevo
director deportivo. No hubo plan B y la
llegada de Martín González, no se
produjo hasta finales de junio
-después, incluso, de la contratación del
entrenador-, a pocas semanas del
inicio de la pretemporada, cuando ya
tiene que estar perfilada -y lo estaba- prácticamente
la planificación de la plantilla.
Joaquín del Olmo y César Martín,
ex-futbolistas profesionales pero sin
experiencia en estas lides, llevaron las
riendas hasta la llegada de Fernando
Hierro. Un hombre de fútbol, con
prestigio internacional, pero sin
experiencia como primer entrenador, ni
conocimiento de la Segunda División. Un
fichaje que sorprendió y creó
incertidumbre tras las declaraciones de
Joaquín Del Olmo en la rueda de
prensa posterior al
ridículo ante el Osasuna (0-5),
donde anunció que vendría
"un técnico de primer nivel" y
que tener contrato no sería garantía
para continuar en la plantilla. La
realidad en el fichaje de Hierro,
difiere mucho de lo prometido y respecto
a los futbolistas continuaron doce,
aunque Borja Gómez -que estuvo lesionado
la segunda mitad de la temporada- y
Peña, rescindieron su contrato en agosto
y diciembre, respectivamente.
A pesar
de que el Oviedo tiene el cuarto
presupuesto para sueldos, con un
incremento superior al 10% respecto a la
pasada temporada, no ha aprovechado esta
situación. Y ya no vale achacarlo a la
herencia del ascenso de Segunda B. Hasta
la salida de Peña en el mercado
invernal, Hierro contó con tres
laterales izquierdos y no dispuso, por
ejemplo, de un centrocampista de corte
organizador o mediapunta.
La
veteranía volvió a ser la tónica general
en un plantel muy extenso, a pesar de
que Fernando Hierro, en su llegada,
anunció que quería una plantilla corta y
que miraría del filial. El Oviedo
tiene la plantilla más mayor -en edad-
de los 42 equipos de Primera y Segunda
División, con 27,92 años de media,
1,61 años superior que la media de la
categoría de plata. Esto es un
indicador de que el Oviedo apuesta por
un proyecto cortoplacista, a pesar
de que, desde el club, se hablaba de un
proyecto de cinco años para
recuperar la Primera División. Sí,
recuperar, que para algunos parece que
lo de la Primera es nuevo en Oviedo y,
afortunadamente, no es así. De sus 91
años de historia, el Oviedo jugó 38 en
Primera y 34 en Segunda División.
Fernando Hierro, que desde su llegada ha
dado muestras de su calidad humana con
los aficionados, ha ofrecido dudas desde
el inicio, por su falta de experiencia y
de conocimiento de la categoría,
variando su propuesta y su sistema de
juego en varias ocasiones. A
excepción de un pequeño tramo donde el
Oviedo se mostraba muy sólido
defensivamente y aprovechaba su pegada
para ganar los partidos, el juego del
Oviedo fue pobre y, a pesar de su
fortaleza en el Carlos Tartiere, nunca
ganó con solvencia, cosa que sí
consiguieron sus rivales a domicilio,
con sonrojantes goleadas como las de
Huesca (4-0), Alcorcón (5-1), Sevilla
Atlético (5-3) y Almería (3-0), todas
ellas en el ecuador de la temporada.
A nivel de cantera
tampoco fue una buena temporada.
Ningún equipo azul consiguió proclamarse
campeón de Asturias, aunque es
cierto que a los equipos de las
categorías inferiores no hay que
medirlos por los resultados, pero
tampoco es menos cierto que si hay
calidad y trabajo, los resultados suelen
llegar y más dentro de la igualdad que
hay entre los dos grandes equipos de la
región. Pero yendo más allá, la cantera
se trabaja -o así debería ocurrir- con
vistas al futuro, con el objetivo de
sacar jugadores para el filial antes de
dar el salto al primer equipo. Con esta
premisa tampoco funcionó el Oviedo, que
apenas cuenta con la mitad de la
plantilla de su filial de jugadores de
su propia cantera. Pero esto tampoco es un
indicador de que no se han hecho bien
las cosas y sí que el equipo no
estuviera ni cerca de clasificarse para
la promoción de ascenso a Segunda B
(acabó quinto y a nueve puntos del
Tuilla), a
pesar de superar en presupuesto a todos
los equipos de la categoría, a excepción
del Real Sporting "B".
El fracaso deportivo,
del primer equipo y del filial, podría
olvidarse si hubiera sido una buena
temporada a nivel de formación y
promoción de futbolistas, pero tampoco
será así, no habrá jugadores del
filial que pasen al primer equipo la
próxima temporada, quizá alguno por
contrato para hacer la pretemporada, y
ya. Lo contrario sería de cara a la
galería, como lo de hacer ficha a Héctor
Nespral con el primer equipo, para que
jugase los siete últimos minutos de la
temporada en Elche.
El Grupo Carso, que
está consiguiendo estabilidad económica
e institucional, está teniendo su talón
de aquiles en el plano deportivo. La
esperanza para la próxima temporada es
confiar en un profesional bien
considerado en el panorama nacional como
Ángel Martín González, un secretario
técnico que conoce bien la categoría y
que está llamado a confeccionar un
plantel de garantías para el presente y
futuro del Real Oviedo que, sin
prisa, pero sin pausa, debe construir
una base sólida para volver a Primera
División con garantías. Y para ello
es necesario fichar un entrenador con
experiencia y conocimiento de la
categoría, que se contrapone a lo
elegido por el club azul en las últimas
temporadas.
Calero, Ángel Martín González, Alfonso
Herrero y Fernando Hierro.