El Comité de Competición sancionó con tres años
a un directivo de un equipo de Primera Cadete
por persuadir a un árbitro para que apuntase una
tarjeta amarilla a otro jugador. El colegiado
reflejó en el acta que le llegó a ofrecer dinero
por ello

El Cadete 'A' del Alcázar se está jugando la
permanencia en Primera Cadete y este sábado
ganaron al Avilés (6-1), en un partido donde el
dorsal 10 -máximo goleador del equipo- vio una
amarilla que acarrea sanción por acumulación
para la última jornada de liga, en la que
podrían necesitar algún punto más, en función de
los resultados de sus rivales, para certificar
la salvación.
Hasta ahí todo normal, pero el colegiado reflejó
en el acta lo siguiente:
Una vez finalizado el encuentro, me
dirigí hacia el vestuario después de salir
del terreno de juego. Mientras caminaba por
el pasillo de las instalaciones, fui
abordado por un miembro del club local, a
quien posteriormente identifiqué como Pablo
Casal, directivo del club, mediante el
delegado de club local. Me siguió a una
distancia de aproximadamente 1 metro y se
dirigió a mí en los siguientes términos:
"La tarjeta que sacaste al nuestro, ¿no
se la podrás quitar?"
Yo le pregunté: "¿Al número dos?"
A lo que él responde: "El 10, es la quinta y
la semana que viene no puede jugar, ¿no
puedes poner que fue al 12 y ya está?, el
Avilés no te va a decir nada y nosotros nos
jugamos mucho".
Yo respondo: "Que va, no puedo hacer eso,
imposible"
Al llegar al vestuario arbitral yo accedo al
mismo mientras él permanece fuera estando la
puerta abierta, continua diciéndome:
"Venga, te damos cien euros si hace falta o
lo que sea"
En ningún momento percibí ni denoté ningún
atisbo de broma en su declaración. Su tono y
actitud fueron serios y persuasivos.
Yo le digo: "No no, que me dices, si eso
vete a darle una vuelta a lo que me estás
diciendo y luego vuelves a preguntártelo".
Él continua: "No hombre no, que nosotros nos
estamos jugando mucho y ellos no se juegan
nada" Mientras comienzo a cambiarme le digo:
"Ya, pero yo si me lo estoy jugando, la
integridad y el respeto por esto, creo que
ya está todo dicho y no hay más que hablar".
Acto seguido se retiró murmurando algo que
no logré entender, tras lo cual procedí a
cerrar la puerta del vestuario.
"Cuando leí el acta me di cuenta de que la
había cagado y pedí disculpas", esa fue la
reacción de Pablo Casal, directivo desde hace
dos décadas del Alcázar. Hoy fue publicada la
inhabilitación de tres años por sus comentarios
al árbitro del Alcázar 6-1 Real Avilés
Industrial de Primera Cadete, a la finalización
del encuentro. Pablo Casal mandó un escrito
pidiendo disculpas al árbitro y no tiene pensado
recurrir la sanción, "en veinte años que
llevo en el fútbol nunca tuve ningún altercado.
Lo del dinero no recuerdo si lo dije o no, pero
fue un error y ahora toca asumirlo". El que
fuera presidente del club langreano matizó que
en noviembre de 2023 presentó su dimisión como
directivo en el Principado, aunque seguía dado
de alta como vicepresidente en la RFFPA.
Cristina Sánchez, presidenta del Alcázar,
reconoce que "fue un error" y que Pablo
Casal decidió apartarse del club "por su
propia cuenta. Él está arrepentido y se
disculpó. Lleva veinte años en el fútbol y es la
primera vez que le ocurre algo así. Esperemos
que no vuelva a ocurrir esto en ningún sitio".