El árbitro paró el partido en dos ocasiones para pedir
tranquilidad al público y terminó suspendiendo el
partido, a falta de cinco minutos para el final de la
prórroga, por las expulsiones del Riaño.

Imagen del campo de Ablaña durante el partido de ayer entre el Santa Marina y
el Riaño.
La eliminatoria entre Santa Marina y Riaño fue de alta tensión. Tras el empate
(2-2) en el feudo langreano, el conjunto mierense logró imponerse en el partido
de vuelta que acabó con el marcador de 3-1, cinco minutos antes de lo previsto.
El Riaño se adelantó con un gol de Javi Vázquez, en el minuto 30, pero los
langreanos se quedaron con diez en el minuto 55, por doble amonestación, y
Víctor Longo empató en el 71' para forzar la prórroga.
El árbitro tuvo que parar el partido en el minuto 71, siguiendo el protocolo de
actuación sobre la violencia verbal, "por insultos a mi asistente nº 2", según
recoge el acta del árbitro ovetense Carlos Pérez Fernández, "el delegado local
advirtió a los aficionados personalmente" por la ausencia de megafonía.
Había cerca de 300 espectadores y muchos aficionados también del
Riaño.
El Santa Marina marcó en el 108' por mediación de Cristian Borge y en el 112'
con un tanto de Luis Ángel. Y, según el acta, entre medias se produjo la
expulsión de Jonathan Ruiz por doble amonestación también, y tras el tercer gol
fueron expulsado Pelayo Iglesias por enzarzarse con un rival, motivo por el que
vio la roja directa en el 112'.
El árbitro refleja en el acta que "debido a la reincidencia en la violencia
verbal del mismo sector de la grada en el minuto 115 inicié el paso número 2 del
protocolo de actuación de la violencia verbal, suspendí temporalmente el partido
e invité a los dos equipos a dirigirse a vestuarios. Con ambos equipos aún en el
terreno de juego, por parte de la afición visitante (identificada por sus
camisetas y cánticos como ya se indicó anteriormente) se procedió al lanzamiento
de objetos al terreno de juego tales como latas de cerveza y refresco y
continuaron con el lanzamiento de petardos. Antes de retirarse a vestuarios se
produjeron una serie de incidentes y expulsiones que imposibilitaron la
reanudación del partido al encontrarse el equipo visitante con menos de 7
jugadores, debido a lo especificado en el apartado de expulsiones. En todo
momento el delegado de equipo y de campo del equipo local se mostraron
predispuestos a ayudar al equipo arbitral".
Durante esta suspensión, en el minuto 115, se produjeron tres expulsiones de
jugadores y del segundo entrenador del Riaño, aunque desde el conjunto langreano,
Marco Antonio Iglesias, que fue castigado con cinco partidos por su expulsión en
la ida, fue crítico con el arbitraje y afirmó que
"el árbitro dio por finalizado el partido y luego se produjeron
las expulsiones".
El trío arbitral destacaba por su juventud -como suele ser habitual en la
categoría-, con algún menor de edad en sus filas, salió del campo de Ablaña
pasadas las cuatro de la tarde, donde estuvieron acompañados por miembros del
Santa Marina y de la Guardia Civil, sin que se produjese ningún incidente de
mayor cariz tras la finalización anticipada del partido. El martes se conocerán
las sanciones para los seis jugadores expulsados del Riaño, así como para el
segundo entrenador y el propio club por incidentes de público.