Empate sin goles en el primer asalto del playoff de ascenso para un Avilés que no mereció más en Gernika. Partido feo y sin apenas ocasiones. Los blanquiazules deberán trabajarse el pase ante su gente.

El primer paso del Avilés en su carrera hacia Primera RFEF comenzó en el sintético de Urbieta con un escenario menos norteño del esperado, ya que la lluvia finalmente no hizo acto de presencia. No fue un partido vistoso para el espectador, escaso de ocasiones y con un equipo blanquiazul que no pudo hacer su juego.

Cañedo volvió a apostar por el doble pivote ante un Gernika que optó por dos líneas de cuatro, con rombo en el centro del campo y la dupla Ibai-Gio buscando las cosquillas a la defensa blanquiazul.

Comenzó intenso el Gernika, no dejando al Avilés tocar con comodidad, aunque sin sacar partido ofensivamente. De hecho, el primer tiro con peligro fue visitante, un intento con la zurda de Jorge que se marchó rozando el poste al cuarto de hora.

Poco después, un balón filtrado de Jorge lo remataba Primo topándose con la pierna de un defensor. La misma tónica se mantenía, el Avilés estaba incómodo en la salida pero al menos lograba amenazar, aunque fuese levemente, la portería gernikarra.

La afición avilesina se hacía notar tanto o más que la local, molesta por el doble rasero arbitral a la hora de señalar faltas y sacar tarjetas. Los locales pudieron romper el equilibrio tras un centro de Agirrezabala cabeceado fuera por Ibai Sanz en el primer palo. Fue la última acción destacable de un igualado primer tiempo.

Siguió la igualdad en la segunda mitad, con algo más de posesión de inicio para el Avilés pero sin sustos en las áreas. El Gernika no presionaba tan arrriba pero siguió buscando portería, encontrando una opción con los tiros lejanos de Agirrezabala, que a la tercera rozó el gol, obligando a Álvaro a estirarse para evitar que el balón se colase cercano a su poste derecho.

Minutos importantes, para mantener la cabeza fría y no cometer errores. Los locales seguían descontentos con el arbitraje y parecieron poner una marcha más, haciendo sufrir a un Avilés espeso que no volvió a crear peligro.

El tramo final fue una insulsa tregua en la que reinó la prudencia en ambos bandos, que lo dejan todo para la vuelta, fechada para el próximo sábado a partir de las 20 horas en el Suárez Puerta.

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