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La despedida menos dulce de Javi Porrón

Miércoles 19 de abril de 2023
G. Bañó
Fotos: Ángel Castro / Fierros

El portero ovetense adelanta su retirada por circunstancias familiares y profesionales, tras una dilatada y exitosa carrera deportiva en Segunda B y Tercera.

La Tercera perderá esta temporada a uno de sus porteros míticos del siglo XXI. Javi Porrón (Oviedo - 13-6-1987) colgará los guantes de forma anticipada, debido a circunstancias familiares y profesionales.

Comenzó jugando en la Peña Marigil, primero en sus equipos de fútbol sala y luego en el Nuevo Campo de Cerdeño, uno de los pocos que sigue siendo de arena en la actualidad. En alevines se incorporó al Real Oviedo y volvió a la Peña Marigil "porque quería jugar más". En infantiles fichó por el Astur y en cadetes volvió al Real Oviedo, momento en el que el club azul atravesó una crisis económica por la que decidió deshacer los equipos filiales del fútbol base, "pasábamos a juveniles y en División de Honor no iba a jugar y volví al Astur, que esa temporada era el Oviedo ACF. Allí jugué mi primer año juvenil en Liga Nacional y luego los dos últimos en División de Honor con el Real Avilés Industrial". Ya como sénior jugó en el Pumarín, filial del Real Oviedo, con el que llegó a ejercitarse frecuentemente con el primer equipo. Posteriormenet pasó por el Colloto, Universidad de Oviedo, Rayo Majadahonda, Pinatar, Cudillero, Lealtad -8 años-, Marino, Caudal y las dos últimas temporadas en el Lealtad.

¿Es una decisión meditada la de colgar los guantes?

"Más que meditada es obligada por las circunstancias. Entre la familia y el trabajo no tengo tiempo para descansar. Antes de jugar tengo que trabajar casi todos los fines de semana y el cansancio ya casi forma parte de uno. El de fuera a lo mejor no lo nota, pero tú ves que no eres tú, que estás cansado y no eres el de siempre. Por ejemplo, cuando jugamos en Llanes me tuve que levantar a las cuatro y media de la mañana para trabajar y llegar a Llanes a las once. Tengo que madrugar mucho para poder ir el sábado a entrenar y el domingo a jugar. Esto se une a la circunstancia familiar, mi madre me ayudaba bastante con el negocio y por problemas de salud ya no me puede ayudar. La retirada llega un poco antes de lo que me hubiera gustado, pero tiene que ser así".

¿Cómo es un día a día de Javi Porrón?

"Son casi todos iguales. Habitualmente me levanto a las seis y media o siete menos cuarto de la mañana, aunque estas semanas de Pascua había mucho trabajo y ponía la alarma a las seis de la mañana. Trabajo hasta mediodía, es una empresa grande, tenemos 25 trabajadores, no hacemos pasteles sólo para nuestras tiendas y hay mucho volumen. Hay que controlar que todo salga bien, que las rutas vayan correctamente, las tiendas, repartos, clientes, proveedores, pedidos, campañas, bodas, comuniones... luego como, descanso media hora en casa y a las cuatro y media-cinco para Villaviciosa. Cuando vuelvo hago trabajo de pedidos del día siguiente y reviso todo hasta las once o así. El fin de semana estoy más relajado, porque ya lo dejo preparado y tengo libre el sábado y el domingo para desconectar un poco".

¿Te ha escrito mucha gente desde el domingo? ¿Qué es lo que más te ha emocionado?

"Muchísima. Me escribieron compañeros de etapas anteriores del Caudal, Marino, Lealtad, Murcia, Madrid... gente que está en otros países... y eso me prestó mucho. Valoras que se acuerden de ti gente con la que compartiste vestuario durante unos meses hace años. Con algunos vídeos me sacaron las lágrimas. Los mensajes que más me llegaron fueron de compañeros que tuve en la época buena del Lealtad, que te hacen recordar buenos momentos en el fútbol. Jorge, Álex Blanco, Pantiga, Jon Carrera, Mauro... gente que no hablas con ellos en el día a día que me mandaron mensajes guapos. También amigos míos como Javi Sánchez o Isra, aunque como tengo más trato con ellos es diferente".


Once del C.D. Lealtad - Temporada 2014/15
De pie: Pantiga, Dani Hedrera, Mikel Méndez, Pablo Espina, Yosu Camporro y Javi Porrón.
Agachados: Piniella, Keko Roza, Jorge Fernández, Jaime Turégano y Pedro Beda.

Cuelgas los guantes en el Lealtad, ¿ha sido el equipo más importante de tu carrera?

"Sí y yo quería hacerlo allí. No sé si el día de mañana me picará el gusanillo o no, pero, por cómo soy, no valgo para no ir a entrenar o que vayan 12-15 a entrenar. Yo no puedo fichar por un equipo y decir que en Pascua o cuando tenga mucho trabajo no voy a ir. No valgo para eso y por eso decidí hacerlo de esta manera".

En Villaviciosa conseguiste dos ligas de Tercera, una Copa, un ascenso, tres permanencias en Segunda B, tres trofeos RIAL Gestión Financiera al portero menos goleado de Tercera... ¿con qué te quedas?

"Desde luego con el ascenso, por la dificultad del momento, del club y de que no contaba nadie con ello. El club creció muy rápido y en poco tiempo. Pedrín y Fran fueron los que cogieron aquello cuando estaba mal y tiraron por nosotros hasta el ascenso, luego ya vino gente más contrastada y fueron años diferentes, pero esos dos años de despegue fueron inesperados y da gusto recordarlos".

¿Te deja amargor que esta última fuera la peor de todas?

"Sí, al fin y al cabo son ciclos y los diez años no van a ser exitosos. Este año fue realmente malo, pero la temporada pasada estuvimos a un gol de ascender y, cualquiera que haya visto el último partido sabe que pudo pasar en cualquier acción. Este año hubiera sido completamente distinto, pero son ciclos de los clubes. Por ejemplo ahora el Cova y el Llanera tienen una gestión a la que le están dando continuidad. El Lealtad tiene que cambiar cosas para volver a ser lo que era entonces".


En octubre de 2018 se proclamó campeón de la Fase Autonómica de la Copa Federación con el Lealtad.

¿Qué crees que falló esta temporada?

"Pues quizá muchas cosas. La dinámica con Clemente del año pasado fue similar, este año empezamos mejor, pero la temporada pasada conseguimos cambiar la dinámica y este año la moneda caía siempre del otro lado. En estas últimas jornadas ver que no llegas -a la zona de promoción- también hace que la gente no se enchufe, no crea... es un cúmulo de circunstancias. A lo mejor hace falta un cambio de muchos jugadores, de cuerpo técnico... cuando se enquista un club durante dos temporadas pues necesita cambiar ciertas cosas. El verano pasado se dio continuidad a la plantilla y no tuvo éxito, a lo mejor hace falta un cambio más estructural o que vengan 4-5 futbolistas totalmente distintos, pero esta temporada no estuvimos a la altura de lo requerido, que por lo menos era clasificarnos para el playoff. Yo ya dejo la puerta abierta con mi salida para que busquen a otro (bromea)".

¿Cambió mucho el fútbol de Tercera de cuando debutaste hasta ahora?

"Se profesionalizó mucho. Debuté en Tercera siendo juvenil con el Real Avilés y era un lujo tener entrenador de porteros, ahora lo tienen equipos de regionales. Teníamos un preparador físico que hacía las veces de segundo, ahora hay de todo. El año siguiente que juego en Tercera con el Colloto entrenábamos en arena y el entrenador de porteros iba dos días. Ahora casi no hay campos de arena, los técnicos están más formados... Aunque creo que se están perdiendo valores, capacidad de sacrificio... Yo no tengo ninguna condición espectacular para ser portero, pero creo que eso fue lo que me permitió llegar a Segunda B, el pensamiento de 'si juego de titular bien, si no el lunes voy a dar el callo y a ponérselo difícil al compañero'. Creo que esto con los años se ha perdido un poco y que es importante mentalizar al futbolista para que se sienta importante jugando 5, 10 o 90 minutos. El entrenador siempre va a tener que dejar gente en el banquillo, en eso se debería hacer más énfasis".

¿De qué partido guardas peor recuerdo?

"Un 8-0 en Lezama con el Lealtad. Nos enteramos de que habíamos bajado entrando el vestuario tras el calentamiento, cuando conocimos el resultado del Izarra que había ganado 1-0. Diez minutos antes de saltar al campo nos dijeron que estábamos en Tercera y enfrente teníamos a un Bilbao Athletic con Unai Simón, Guruzeta... jugándose el playoff de ascenso a Segunda. Nos metieron ocho y podían haber metido quince. Fue el recuerdo más amargo".


Detuvo el penalti decisivo en el último ascenso del Lealtad a Segunda B.

¿Y para bien?

"Positivo, sin duda alguna, el del ascenso del Lealtad ante el Puertollano. También guardo buen recuerdo de empatar en Ponferrada haciendo un partidazo, de ganar al Getafe 'B' o Villarrobledo en el playoff, al Sporting 'B' en la final de la Copa Federación en penaltis...".

¿Qué va a ser lo que más eches de menos en unos meses?

"Rendir a buen nivel entrenando. Marchar para casa con la satisfacción de haberlo hecho bien. Hasta me emociono de pensarlo. Así llega el domingo y, independientemente de que lo hagas bien o mal, llevando una buena trayectoria de entrenamientos y estando bien físicamente tienes la conciencia súper tranquila. Es la mayor satisfacción que me da el fútbol, más allá de lo económico y de todo".

¿Te quedas con ganas de haber conseguido algo?

"Tuve dos años malos, el del Caudal y este en Villaviciosa. En cuanto a la dinámica fueron parecidos y eso ya me hace identificar lo que pasa, pero me lo quedo para mí. Cuando va mal hay que mirar cada uno para sí. En Luanco el año del Covid-19 íbamos mal clasificados, pero se respiraba el ambiente de los buenos años de la Villa, en el Marino trabajan muy bien la parte humana y transmiten unos valores que da gusto estar allí".

¿Te gustaría volver al fútbol de alguna otra manera?

"Sí, siempre y cuando el trabajo y las circunstancias me lo permitieran. Me gustaría hacer algo bien, no ir a echar una mano uno o dos días. Me gustaría formarme y seguir con el fútbol de la manera que lo entiendo, de la forma más profesional posible. Así me gusta ser para el trabajo y para todo. Algo relacionado con la portería, con niños o con adultos. Pero ahora mismo es más un sueño que una realidad, veremos en el futuro".

Pumarín C.F. - 2006-07 Fila superior Carneiro, Javi Sánchez, Víctor, Álex, Ortega y Rodri. De pie Luisón, Chesco, Diame, Montero (Ent.), Israel, Emilio y Javi Porrón. Sentados Luis, Prado, David, Fran Mexi, Piñeiro e Iván.

Lo que dicen de Javi Porrón compañeros y amigos

Isra Villoria: "Un grandísimo portero. Todo un ejemplo  de compromiso y dedicación, con un corazón que no le cabe en el pecho. Puedo decir que a mí el fútbol me ha regalado un gran amigo para toda la vida".

"Cuando jugábamos en el Pumarín en Preferente teníamos bastantes viajes y solíamos comer fuera lo típico de un equipo: un plato de pasta y un filete o pollo. Ya en la segunda vuelta fuimos a Laviana y nos la jugábamos y fuimos a comer a Villoria. No había nada para comer en plan sano y él dijo "vamos a comer chorizo y patatas, verás como ganamos". Lo pedimos, fuimos a jugar y mientras calentábamos miraba para mí en plan 'vaya liada, qué fartura', pero empezó el partido, ganamos 1-2, paró la de Dios y yo metí un gol. Y al final dijo que íbamos a tener que comer todos los días chorizo y patatas, que nos salía mejor".

Javi Sánchez: "Empezamos siendo compañeros de equipo con 10 años, en el Alevín B del Oviedo, y ahora lo considero uno más de mi familia".

Jorge Fernández: "Le tengo muchísimo cariño, hicimos una gran relación en el Lealtad y la mantuvimos. Lo considero un amigo, una persona extraordinaria. Las personas influyen mucho en el camino y entre todos los que me encontré en el fútbol Javi fue uno de los que más, por su carácter competitivo, personalidad, capacidad de trabajo y sacrificio, es de lo mejor que me encontré en el fútbol. Me alegro mucho de su trayectoria, es historia del Lealtad

al final de muchos entrenamientos, quedábamos a tirar unas frutas desde la frontal o a hacer alguna finalización y había piquilla entre nosotros y él, pero era un placer acabar los entrenamientos así, esforzándonos todos al máximo. Él celebrando sus paradas y nosotros cuando marcábamos un gol.

Fran Cabal: "A parte de ser amigo, le encanta entrenar, competir y ganar".

Pablo Pantiga: "Es un compañero espectacular, buen tío y como portero no hace falta decir nada. Es de los pocos futbolistas que vi disfrutar todavía más entrenando que jugando".

"Tenía dos manos y una vivía pegada al teléfono. Era muy pesimista, siempre decía 'que va, imposible, muy difícil'".

"Es de esa gente que te deja el fútbol que el día de mañana cuando la ves y es como si hubieses estado en el vestuario el día anterior con él. Y eso no pasa con todos los futbolistas".


 

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