Partido tremendamente equilibrado en todas las facetas del juego el que ofrecieron Vallobín y Roces, en el que escaseó el juego ofensivo por parte y parte.

El equipo naranquino llegó a este partido mermado sensiblemente por las bajas, tal es así que no sentó en su banquillo de reservas más que a tres jugadores. A los lesionados de jornadas atrás se unieron esta vez las bajas por sanción de un partido que impidieron alinearse a Robi Toral y Hugo Reyes. Pero esas sensibles bajas no impidieron que los pupilos de Abel demostrasen, una vez más, que configuran una plantilla corta pero muy competitiva en la que los jugadores no habituales en las alineaciones iniciales dan la talla cuando se requiere su participación.

A la dificultad de las bajas por lesión y sanción el partido añadía la visita del Roces, un equipo del grupo de aspirantes al ascenso con imperiosa necesidad de puntuar para no alejarse de primer clasificado, el Gijón Industrial, que la tarde anterior no había pasado del empate como local ante el tercer clasificado, el Urraca.

Si el partido se analizase con la visión de cualquier aficionado común al fútbol tendría pocas cosas que contar, no hubo goles, casi no hubo ocasiones de gol, tampoco hubo incidencia llamativa alguna. Pero otra cosa es si el partido se analiza bajo la mirada de técnicos y entrenadores. Seguramente los titulares de ambos banquillos habrán felicitado a sus jugadores por el rigor táctico y estratégico con se aplicaron cuando el balón estaba en posesión del equipo contrario, ya que los jugadores de ambas escuadras, además de mostrar fuerza e intensidad en las disputas, aplicaron con tal rigor las tácticas y estrategias para obstaculizar el juego de sus contrarios que lo lograron con una eficacia máxima. Cuesta trabajo recordar jugada ofensiva alguna que culminara con jugadores desmarcados en ventajosa posición para efectuar bien un disparo a gol o bien un servicio a un compañero en posición de remate. Sólo se contabilizó, mediada la primera parte un disparo entre los tres palos de la meta local, propiciado por una pérdida de balón en el centro del campo que permitió un disparo potente y colocado desde fuera del área que Borja Trelles rechazó con una buena intervención. En la segunda parte sólo dos centros por alto, uno por equipo, pusieron en apuros a ambos metas, que los solventaron sin mayores complicaciones.

Cabe destacar que la garra y el ímpetu competitivo de los jugadores no fueron obstáculo para que la deportividad reinara a lo largo de todo el encuentro. Tras este partido el Vallobín consolida su posición en la zona tranquila de la clasificación, en mitad de la tabla mientras el Roces se mantiene segundo a cuatro puntos del primer clasificado, el Indus.

ÁLBUM DE FOTOS