Pasan las jornadas y no mejora. El Oviedo encadenó esta tarde su cuarto partido sin ganar y sumó tan sólo tres puntos de los últimos doce posibles, en buena medida debido a su incapacidad para generar juego ofensivo. Los carbayones adolecieron de remate una jornada más y ya suman 345 minutos sin marcar un gol. Algo totalmente inesperado.

Después de la derrota ante el Ibiza, Bolo optó por un cambio de sistema e introdujo cuatro permutas en el once inicial. El técnico pasó a utilizar un 4-3-3, para el que prescindió de Aceves, Sangalli, Jimmy y el lesionado Borja Sánchez. Pomares, Koba, Luismi y Abel Bretones fueron las novedades.

El inicio del encuentro fue prometedor. Una recuperación justo tras el saque de centro del Lugo permitió a Bastón rematar a los diez segundos de partido, atajando en dos tiempos el exsportinguista Óscar Whalley.

Se esperaba que el Oviedo llevase la iniciativa, al jugar con tres en el centro del campo, con dos jugadores que se sienten cómodos con balón como Montoro y Koba, pero nada más lejos de la realidad. La primera parte no tuvo ni dominador claro, ni ocasiones. Las numerosas imprecisiones de los dos equipos evitaban que hubiera llegadas a los áreas y ambos cancerberos no tuvieron ninguna acción en la que emplearse a fondo hasta la segunda mitad.

Un mal despeje de un zaguero local permitió a Enrich rematar en el área, en el minuto 28. El delantero balear partió escorado a la derecha, aunque en muchos momentos se metía a formar pareja con Bastón. La mejor de los locales llegó en el 43', tras un remate de Sebas Moyano, desde la frontal, que pegó en Dani Calvo y acabó en córner.

No cambió la decoración tras el descanso, a pesar del amago de reacción del Oviedo en los primeros minutos, en los que Koba lanzó un misil desde la frontal que Whalley despejó con apuros. Los azules no conseguían dominar la parcela central y el encuentro continuaba sin dominador claro y sin capacidad de ninguno de los dos equipos para generar juego ofensivo.

Bolo mueve ficha con dos dobles cambios

El técnico oviedista hizo un doble cambio al cuarto de hora, retirando al amonestado Pomares -que se estrenó como titular sin alardes- y a Koba, que sin hacer un gran papel, dejó detalles en acciones puntuales, pero echó la mano a la ingle y pareció pedir el cambio. Diez minutos más tarde retiró a Sergi Enrich, que apenas entró en juego y a Lucas, para dar entrada a Javi Mier y Miguelón. El Oviedo ya estaba jugando 4-4-2 desde la entrada de Viti y Hugo Rama, que estaban ocupando las bandas.

El Lugo aguardaba las pérdidas del Oviedo para llegar al área rival y, en el 68', Tomeu Nadal despejó bajo palos un remate de Juanpe. El centrocampista fue de lo más destacado del Lugo y en el 76' forzó un córner tras un centro de Ze Ricardo que cabeceó en el segundo palo, anticipándose a Abel Bretones, y Tomeu despejó a saque de esquina.

Bolo dio entrada a Obeng en banda izquierda, sustituyendo a un Montoro -que se dejó ver menos de lo esperado-, con la entrada del ghanés Hugo Rama pasó a formar doble pivote junto a Luismi. Las imprecisiones continuaron sucediéndose por parte y parte y el marcador no se movió, a pesar de que el Oviedo lo intentó hasta el final y en el 91' un centro de Miguel Llambrich -que colgó buenos centros al área- lo terminó despejando Loureiro hacia su portería, despejando Whalley con una gran intervención.

Un punto que sabe a poco para un Oviedo que finaliza la séptima jornada de liga con nueve puntos. Un bagaje inferior al esperado inicialmente y con sensaciones que no invitan al optimismo, a pesar de que Bolo ya tiene a todo su plantel disponible. La próxima cita del Oviedo será el domingo (Nuevo Carlos Tartiere - 18:30 h.) ante el Cartagena.