A sus 57 años, Fernández Veiras, es el colegiado más antiguo del Comité Técnico
de Árbitros de Asturias. Sigue haciendo de asistente en categoría regional.
Desde enero de 1986 que hizo su primera línea en El
Candín y hasta ahora, Fernando Fernández Veiras es un
clásico en las designaciones arbitrales semanales. En 36
años tan tuvo unas semanas de ausencia por alguna lesión
muscular y
por una fractura en la mano por la que tuvo que
estar escayolado.
"Mi primer partido fue un desastre, estaba muy
perdido"
Tenía 21 años, acababa de llegar de la mili y un amigo
suyo, Pañeda, le convenció para que se apuntase al curso
de árbitro, "había clase los viernes y el señor
Gutiérrez me mandó de línea a un juvenil a la segunda
semana". Fue un partido de juveniles en Tuilla, no
recuerda el rival, pero sí que "fue un desastre. No hice
una al derechas, estaba muy perdido porque no había
jugado al fútbol y me costó empezar. íbamos a clase una
vez por semana, hora y media los viernes, y nos daban
clase Ramón Gutiérrez, Camblor, -un jovencísimo- Mejuto
González... eran unas clases muy satisfactorias, nos
enseñaban reglamento, colocación, analizábamos
jugadas...".
Diecisiete años de asistente en Tercera
Veiras llegó a ser árbitro de Preferente durante dos
temporadas y luego pasó al cuerpo de asistentes. Estuvo
diecisiete años en Tercera, hasta los 51, "no era una
eminencia pero siempre pasaba las pruebas", y ahora
sigue entrenando por su cuenta "para no parecer mal por
el físico, además de por la edad", bromea. Sale a correr
y hace gimnasio durante la semana para seguir en forma,
"si pitas algo desde cuarenta metros es fácil que te
vengan a protestar,
pero cuando estás encima y se dan la vuelta
para protestar ven que estás ahí". Reconoce que con el
paso de los años ha cambiado en su forma de tratar con
los jugadores, "ya me conocen y saben por donde voy. La
edad yo creo que también infunde más respeto", y
considera también que en la actualidad "hay más
concienciación sobre la labor arbitral, aunque siempre
hay alguna excepción".
Está casado y tiene dos hijos, uno de ellos fue árbitro
durante cinco o seis años, "pero no le gustó mucho". El
mayor "problema" lo tiene con su mujer "que lleva años
pidiéndome que lo deje", comenta con humor. Para Veiras,
"el arbitraje es una forma de vida a la que estoy
acostumbrado. Me motiva mucho que llegue el fin de
semana para desconectar del trabajo y también por las
relaciones sociales, conoces mucha gente en el mundo del
fútbol".
Además de su labor arbitral, preside la Peña Recreativa
de Árbitros de Fútbol del Nalón, que fundó Gutiérrez,
anterior delegado de la zona de Nalón. "Ahora bajó
bastante, somos dieciocho socios, pero llegamos a ser
cuarenta. La gente se va retirando y los nuevos no
tienen tanta implicación fuera del campo". Entre las
actividades de esta peña, además de torneos de fútbol y
cartas después de las reuniones, estaba un viaje en
Semana Santa por territorio nacional, que aprovechaban
para jugar un partido contra árbitros de esa región.
De sus mejores momentos recuerda cuando salía de
asistente con Mejuto González por Segunda B a Galicia,
Canarias... "hice muchas promociones de ascenso a
Segunda B y todas fueron bien, quitando un Cerceda -
Segoviana que tuvimos que parar al descanso hasta que
llegase la Policía porque tuvimos problemas para entrar
al vestuario, pero la segunda parte fue todo sobre
ruedas". Con Mejuto mantiene buena relación y
recuerda que en una promoción, jugada en el campo de El
Toralín, le decía que fuese más permisivo con el
banquillo, "yo no dejaba moverse a nadie y cuando
metieron el gol traté de que no se moviesen mucho, pero
él me decía que los dejase celebrarlo un poco, que no
pasaba nada".
Además de algún insulto, que cree que "cada vez son
menos, porque se rebajó la hostilidad y antes era peor
ir a arbitrar", sufrió una agresión cuando arbitraba una
fase de ascenso a Primera Regional, concretamente un Ujo
- Covadonga. Ganaban 0-2 los ovetenses en la primera
parte "y al pitar una falta en contra del Ujo, mientras
apuntaba, un jugador local me agredió y tuve que
expulsar a unos cuantos, pero acabé el partido". La cosa
acabó en los juzgados, "yo no denuncié, fue a instancias
de la Guardia Civil, que estaba presente en el
partido...", y Veiras ganó el juicio.
Cree que el ambiente en el estamento arbitral ha
cambiado, "ahora cada uno va más por libre, antes
hacíamos más piña. Salíamos dos tríos o tres por la zona
de oriente y luego nos juntábamos a cenar en Nava, por
ejemplo, ahora se perdió un poco eso". Veiras destaca
que ahora empiezan muy jóvenes, "tenemos árbitros desde
los 13 años, pero luego algunos lo tienen dejan por
motivos laborales, porque cuesta compatibilizarlo".
A sus 57 años recién cumplidos, tiene pensado mandar una
carta al Comité de Árbitros ofreciendo su retirada por
si consideran que "ya no soy de ayuda", aunque tiene
claro que por él seguirá arbitrando mientras pueda. Una
vez cuelgue el silbato le gustaría seguir vinculado,
aunque no como informador. De momento, este fin de
semana, además del fútbol base, estará de asistente en
el partido que disputarán el San Claudio y el Candás en
Regional Preferente.