En esta ocasión no hubo suerte para el
Llanera en el sorteo de la Copa del Rey. Un rival de Primera RFEF como la U.D.
Logroñés, con mucho potencial deportivo, puesto que pelea por regresar a Segunda
División.
Pero el mayor hándicap para el Llanera es
que no va a poder jugar en su campo. El Pepe Quimarán no está considerado apto
por la RFEF para jugar el partido de Copa -que no entró en detalles para
rechazar que se jugase allí el encuentro-, y no cumple con los requisitos de
iluminación artificial, dado que las torretas del municipal llanerense no tienen
la potencia necesaria para que el partido pueda ser televisado con cierta
calidad.
Su presidente, Miguel López-Cedrón, ya
estudia alternativas para trasladar el partido a otro campo cercano, con la
intención de superar la eliminatoria, ya que no les ha tocado un rival con mucho
tirón para hacer una taquilla importante como la que podrían haber hecho las
pasada temporada ante el Celta de Vigo. Por aquel momento la incidencia de la
pandemia evitó que pudiera acceder al Nuevo Carlos Tartiere, donde no contempla
jugar el conjunto llanerense.
