Olloniego se vistió de gala para la ronda
preliminar de la Copa del Rey. Sidrerías y restaurantes llenos, problemas para
aparcar y un campo de fútbol abarrotado, que albergó a 650 espectadores, algo
más de la población que tiene la parroquia ovetense de Olloniego, que ronda el
millar de habitantes.
Muchas veces, los equipos modestos se
organizan mejor que los grandes. A pesar de tener pocos recursos, el trato
cercano y las ganas de hacerlo bien suplen la escasez de medios. El Nalón dejó
las instalaciones puestas a punto para la cita, a pesar de que buena parte de la
banda frente a los banquillos sigue inutilizada por las obras que el
Ayuntamiento de Oviedo inició en 2011, para ampliar la tribuna. No solo no se
llevó a cabo la obra, si no que ahora recortaron el espacio que había y queda un
estrecho pasillo de un metro, que dificulta la entrada y salida a la tribuna. El
club ya no espera que se amplíe la grada, pero considera -con mucha razón-, que
lo mejor sería hacer dos o tres peldaños de hormigón, para que la gente pudiera
volver a usar esa zona del campo.
Pablo Rodríguez -en la foto, tras el
partido-, que heredó la presidencia tras el fallecimiento de su padre, trata de
estar a la altura del bueno de Lolo Rodríguez. El nivel está muy alto, porque
Lolo era incombustible, pero está siendo un digno sucesor, compatibilizándolo
con sus obligaciones laborales, que tiene su mérito. Presidente, responsable de
la megafonía, música -con buen equipo sonido y buen gusto-, jefe de prensa,
encargado de los temas federativos, vendedor de rifas... y muchas cosas más.
Pablo vivió con mucha emoción el partido, pero siempre responsabilizado como
organizador, tratando de que todo saliera bien, como así sucedió, a excepción
del resultado.
Consciente de la importancia del partido,
y a pesar de haberse recuperado recientemente de sus problemas de salud, no se
quiso perder la cita el expresidente de la RFFPA. Maximino Martínez estuvo
acompañado por su hijo, Fredi, y varios miembros de la actual junta directiva de
la RFFPA. Una alegría volver a verle sonreír por los campos de fútbol.
Tal fue la emoción del partido que el
socio nº 1 del Nalón, Don Ramiro Vázquez, tuvo que ser evacuado en ambulancia en
el tramo final del partido. Sufrió un mareo y fue atendido en el campo por
directivos y miembros de la Guardia Civil, aunque desde el club apuntan que se
quedó en un susto.
Las aficiones animaron a sus respectivos
equipos con la misma deportividad que se vio sobre el campo, en un partido
limpio, sobre todo teniendo en cuenta el importante botín que había en juego.
Tan sólo hubo problemas cuando se conoció en qué portería se tirarían los
penaltis. Algunos aficionados -muy jóvenes, la mayoría- del Solares corrieron al
fondo contrario y alguno pasó por el terreno de juego, saltándose las
indicaciones de la organización, que consiguió controlar la situación, ya que la
escueta dotación de la Guardia Civil que acudió al partido se vio desbordada.
Los penaltis son una lotería y siempre
acaban con sonrisas y lágrimas. Los jugadores del Solares - Medio Cudeyo
celebraron por todo lo alto su clasificación para la Copa del Rey, mientras que
los miembros del Nalón se quedaban destrozados sobre el terreno de juego,
lamentando el haberse quedado tan cerca. La deportividad fue total y jugadores
del conjunto cántabro consolaron también a los del Nalón, que demostraron ser
una familia muy unida y comprometida, con Dani Álvarez a la cabeza, el
entrenador que les ha llevado hasta aquí.
La vida sigue para el Nalón, un clásico
del fútbol regional, que se centrará ahora en el reto de salvar la categoría en
Preferente, en una temporada atípica donde descenderán unos diez equipos, en
función de lo que ocurra en Segunda RFEF.
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