El Sporting dio un paso atrás y prácticamente definitivo a sus opciones de ascenso directo con la derrota frente al Mirandés. Los de Anduva llegaron a Gijón tras dos jornadas sin competir por un brote de Covid-19, con 10 futbolistas de baja, pero una alineación muy reconocible. 8 de los 11 titulares ya lo habían sido en su último compromiso ante el Zaragoza y solo el centro de la zaga fue de circunstancias. Un centrocampista y un mediapunta fueron los encargados de desempeñar esa labor. David Gallego, que no pudo contar a última hora ni con Pablo Pérez ni Guille Rosas, introdujo tres cambios en el once: Salvador por Pedro Díaz, Manu García por Cumic y Djurdjevic por Pablo.

El inicio fue lo mejor del Sporting. Una presión alta, con una circulación fluida y pisando área fue la carta de presentación de los gijoneses. Aitor García desde el punto de penalti a punto estuvo de hacer el 1-0. Superados los 10 minutos, el conjunto rojiblanco se sumió en un estado de zozobra. Perdió el balón, dejó de presionar y se fue metiendo en su campo, abusando de envíos en largo. Iván Martin y Caballero probaron a Mariño con disparos lejanos.

Volvió a retomar el pulso al final del primer tiempo el Sporting y volvió a disponer de una clara ocasión. Nacho Méndez se internó en el área, y en vez de buscar el disparo, ante la salida de Lizoain, cedió un balón imposible a Djurdjevic, despejando el defensa a córner. En este tramo recuperó la presión alta el equipo de Gallego y dejó la sensación de poder hacerle daño al rival.

Otra vez el inicio fue lo mejor del conjunto local en la reanudación. Manu García estrelló el balón en el lateral de la red. Preámbulo del 1-0. Una falta lateral y lejana colgada al área fue cabeceada por Djurdjevic, despejada por Meseguer y recogiendo el rechace Babin, que tras tocar el balón con el brazo totalmente pegado, envió al fondo de la red. El colegiado, que había dado validez al gol, fue llamado al monitor y varió su decisión. Efectivamente con la regla de que cualquier mano en ataque que preceda a un tanto, éste debe de anularse, el remate de Babin quedaba invalidado. Sin embargo, antes de recibir el de Martinica, el central del Mirandés despejaba el testarazo del montenegrino con el brazo, separado del cuerpo. Penalti por tanto, que señaló el árbitro. Transformó Djuka, engañando por completo al portero y firmando su vigesimoprimer gol.

Parecía que lo más difícil estaba hecho, que quedaba una nueva demostración de solidez para defender la renta. Pero hoy los detalles, de cara el martes, le dieron la espalda. El Mirandés avisó con un cabezazo de Moha, y empató con un gol del ex del Espanyol. Una gran acción colectiva, que llegó a Cristo en el área, cediendo de tacón al extremo para fusilar a Mariño para establecer las tablas. Con el 1-1 se precipitó el Sporting buscando el gol de la victoria, hasta que en una acción desafortunada, de esas que pasan 1 vez de cada 100 llegó el 1-2. Centro desde la izquierda, salida a medias de Mariño, que pide el balón, Valiente que no lo escucha y para evitar cualquier problema a su espalda despeja a la frontal, rechace que recoge Iván Martín, que con su pierna menos buena la pone al palo más alejado del portero. Ver para creer.

Quedaba tiempo y cambios pero no hubo reacción. Demasiada precipitación y poca llegada a los últimos metros. Un disparo de Carmona desviado o un saque de esquina pudieron originar algo de problema a Raúl Lizoain, que descolgó muchos centros inocentes de los gijoneses. El Mirandés pudo redondear una gran tarde con una falta de Cristo, que Mariño despejó a córner.

El Sporting ve truncada su racha de 10 jornadas sin perder y cae derrotado por primera vez en El Molinón tras 17 partidos. Los detalles hoy le dieron la espalda en un choque espeso. Se despide salvo sorpresa del ascenso directo y se centrará en acabar de finiquitar su presencia en el playoff (aventaja en 7 puntos al séptimo a falta de disputarse 27) y llegar a esas eliminatorias al 100%. Ahora toca levantarse y empezar a preparar el choque del viernes a las 21h en Tenerife, partido que será baja Babin por sanción.