Partido para la historia en El Candín. Podría haber sido por muchas razones. Dos buenos conjuntos, mucho en juego, dos petardazos noreñenses para ganar, un gol de película de ciencia ficción para el Tuilla.. pero no. Álvarez Castaño, colegiado del encuentro, se erigió en protagonista absoluto en un encuentro limpio, que acabó con cuatro expulsiones en el conjunto local, dos jugadores y dos técnicos.

El partido comenzó como lo hacen los choques en los que hay un jugador diferencial. Borja Prieto, que tantas y tantas tardes de gloria dio en feudo arlequinado, levantó la cabeza en la divisoria de los dos campos, vio a Emilio merodeando un poquito más allá del área pequeña y, con la menos buena que es la zurda la mandó a guardar. Larguero y adentro desde el centro del campo. Qué inicio. No lo celebró el "8".

El Condal, que llegaba necesitado a un campo que históricamente se le dio mal, partía con ventaja desde casi el pitido inicial. A partir de ahí, continuas interrupciones por parte de ambos equipos, con faltas sin ningún tipo de agresividad, pero faltas que dejaban un encuentro muy muy poco fluido. Esas continuas faltas por ambos bandos, que existían y en algunos casos muy claras, no eran señaladas por un colegiado que expulsó con roja directa al preparador físico local por protestar desde el banquillo. Al descanso, 0-1 y sin ocasiones tras el chicharro de Borja Prieto.

El segundo acto inició con un Tuilla que, como no podía ser de otra manera se lanzó arriba en busca de un empate necesario, aunque la primera opción fue para el Condal en un disparo de Jorge Fidalgo que se fue alto. Llegaban contratiempos para los de Dani Roces cuando Hugo, tras un choque dentro del área con su compañero Álvaro, tuvo que ser sustituido y, sólo cuatro minutos después recibiera el tanto del empate. Ese 1-1 que llegó en una acción inexplicable. Mateo, guardameta condalista, con toda la ventaja, sin oposición y ya pegado a línea de fondo, recoge la pelota, se le escapa y, Marcos Iglesias que pasaba por allí aprovecha el regalo, no sin hacer preparar los desfibriladores en la grada para el empate.

Sacó su fusil el colegiado, que empezó a sacar cartulinas y pitar faltas por doquier, en un partido que, a esas alturas, ya se le había escapado de las manos muchos minutos antes. Aunque, para escaparse de las manos, el segundo del Condal. Balón botando, caramelo al borde del área y Miguel Parajón le pegó con el alma a la escuadra de Emilio, que se estiró, pero donde no iba a poder llegar ni siendo esloveno y llamándose Jan. Golazo.

Desde ahí, la locura. Prendes protestó una acción y el colegiado le mostró la roja. Cuando aún (literalmente), el capitán arlequinado no había embocado los vestuarios, el trencilla llanisco mostró la roja directa a Beni, posiblemente por realizar algún comentario. También fue expulsado Manolo Simón, que no entendía nada de lo que pasaba desde la zona de banquillos, y recibió su correspondiente cartulina roja para el poker arlequinado. Casi no dio tiempo para nada más, excepto para una caída de Marcos Novoa dentro del área que parecía penalti (y sin parecer) pero que a esas alturas ya parecía una quimera que se señalase.

Al final, victoria de mérito, justa e importantísima del Condal. Esfuerzo sin premio del Tuilla y actuación calamitosa de un colegiado que demostró no estar a la altura de la categoría.

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