El partido del Sporting rozó el insulto, en una primera mitad con nula ambición y concentración. En la segunda, un quiero y no puedo de manual de un equipo que no ha remontado un choque en toda la temporada.

Incalificable el partido del Sporting en su última baza para un playoff muy difícil por puntos e imposible por juego y sensaciones en 40 jornadas. La 41 fue aún peor. Se puede entender que un equipo te gane, pero salir al campo sin ninguna intensidad, sin ninguna ambición, después de recitar a los cuatros vientos que se iban a apurar las mínimas opciones restantes… Vergüenza, así lo definió Djukic en sala de prensa y mejor descripción imposible.

El plan de madurar los partidos, tan utilizado esta temporada, fue la táctica escogida ante un rival, el Extremadura, ya descendido. La primera media hora fue insufrible, con un calor abrumador y un juego lento y deslavazado. No se notaba el mayor interés, al menos según cabía esperar, de los gijoneses. Y eso que pudo adelantarse en el marcador con un gol de Aitor García, anulado por un fuera de juego posicional de Djurdjevic, que (casi) nunca ha estado donde tocaba en dos años.

Tras la reanudación de la pausa de hidratación, fue la hecatombe. La clara descripción, de que cuando piensas que a peor no se puede ir, siempre es posible. El Sporting salió más pasivo y dormido de lo mostrado en los primeros 30 minutos y así encajó dos goles. En el primero Kike Carrasco aprovechó la autopista que tenía montada el equipo rojiblanco por su banda izquierda, para batir con un chut potente a Mariño. Casi mismo guion en el 2-0. Un error de Aitor García posibilitó el robo local en las inmediaciones del área. De nuevo Carrasco, que en esta ocasión cedió para que Óscar Pinchi fusilara desde el área pequeña al portero sportinguista. Ridículo espantoso, de un equipo lento, que parecía de vacaciones, sin morder y viendo pasar los minutos sin robar ningún balón.

Djukic hizo cuatro cambios en 53 minutos, pero una vez más le faltó cintura o valentía para probar algo distinto: un esquema con 3 defensas, acabar con dos delanteros… En sala de prensa reconoció que cambiar el dibujo igual contribuía a acrecentar el desastre, pero realmente visto lo visto daba igual encajar un tercero que no.

La segunda mitad sí que fue más propia de este Sporting de mitad de tabla: quiso pero no pudo por su incapacidad de cara a portería rival. Un equipo que no ha remontado ningún resultado adverso en toda la campaña, tampoco lo iba a hacer hoy.

Remate final a una temporada para olvidar, donde la mejoría experimentada con Djukic no ha sido suficiente para colarse en el playoff, y un partido, el de hoy, que señala a muchos y saca los colores a todo el mundo. La campaña finalizará el próximo lunes en El Molinón ante un Huesca, ya de Primera.