Tienen 19 años y vinieron a probar, junto a otros siete
sudamericanos, con equipos de fútbol españoles. Aseguran
haber sido engañados tras pagar 1.800 euros por
conseguir esta prueba, que no se cumplió. Un vecino de
Blimea les pagó un mes de alquiler y les proporcionó
alimentos.

Nacho
Albornoz y Brandon Quintana
El
sueño español de nueve sudamericanos se vino abajo hace
unos días.
Hace unos
meses, Brandon Quintana, mediapunta de 19 años
natal de Rosario, recibió la llamada del representante
Hugo Yamada cuando jugaba en la cuarta división
del fútbol argentino con el Chacarita Juniors, "me llamó
y me comentó que tenía planificado un viaje a España
para realizar unas pruebas con diferentes equipos. Me
elogió como jugador, me dijo que tenía talento y que
podría conseguirnos un contrato al 80% de los que
acudiéramos, que aquí los clubes se encargarían del
hospedaje, la comida... y que sólo teníamos que pagar el
billete de viaje". Posteriormente se ejercitaron en
Uruguay, él y su compañero Nacho Albornoz,
carrilero zurdo del Deportivo Riestra de cuarta
categoría, donde estuvieron todo el mes de agosto
entrenando con el San Lorenzo de Primera División. Tras
un mes allí, regresaron a Argentina y, antes de
emprender viaje a España, "Hugo Yamada creó un grupo de
Whatsapp en donde nos enseñó a nosotros y a nuestros
padres. Nos enseñó fotos del hotel donde nos íbamos a
alojar, con piscina... y nos enseñó el campo, nos dijo
que iban a venir jugadores de equipos importantes, hasta
del Athletic de Bilbao", comentó Brandon Quintana. Para
poder acceder a esta prueba el representante "nos pidió
1.800 euros, además del coste del pasaje de avión, para
el hospedaje en España del 1 al 23 de octubre. Íbamos a
venir 22, pero se cayeron varios chicos por el motivo
económico, pero mi familia hizo lo posible para pagarlo
y se endeudó", afirma Brandon Quintana.
La realidad
fue muy diferente. Los alojaron en un albergue, se
hartaron a comer arroz blanco con huevo y los partidos
de pruebas que realizaron ante equipos de las Cuencas
fueron espontáneos, que iba consiguiendo el uruguayo
Robert Carmona -récord guinness como jugador más
veterano en activo a sus 56 años-. Según comentan, Hugo
Yamada estaba asociado con un intermediario español,
Enrique Sánchez, "venía los sábados y nos comentaba que
había equipos interesados en nosotros y que él estaba
gestionando el contrato. Un día antes de finalizar
nuestra estancia aquí nos dimos cuenta de que todo era
mentira, aunque ya sospechábamos algo porque nos habían
comentado que haríamos una prueba en Italia y que nos
pagarían el billete de avión, pero no fue así y
solamente pudieron ir dos que ya están de regreso en
Argentina y no firmaron nada con el Bolonia, con el que
estuvieron a prueba", comenta el jugador argentino.
Sin
trabajo, sin equipo y sin dinero
Su situación
actual es alarmante. Aseguran no tener dinero para pagar
los billetes de vuelta, ni para el día a día. Cuentan
con visado de turista para 90 días, de los que les
restan dos meses. Tras finalizar su estancia en el
Albergue optaron por alquilar un piso en Blimea para los
meses de Noviembre y Diciembre, gracias a los ahorros de
Nacho Albornoz y la buena fe de un vecino de la
localidad que les pagó un mes de alquiler y les aportó
algo de comida. El casero también colaboró con la causa
y fue flexible con los meses de fianza en solidaridad
con la maltrecha situación de los dos jóvenes, quienes
carecen de trabajo, equipo y dinero para vivir estos dos
meses en los que quieren conseguir agradar a algún
equipo para continuar en España.
Recientemente comenzaron a ejercitarse con el Asturias
de Blimea de Regional Preferente, "nos han recibido
estupendamente y nos invitaron a una cena del equipo que
tendrán mañana. Les estamos muy agradecidos", afirmó
Brandon Quintana.
Denuncia
conjunta a Hugo Yamada
Mientras
tanto, en Argentina, los padres se están movilizando
para presentar una denuncia por estafa al representante
Hugo Yamada, con el que Brandon Quintana discutió en
varias ocasiones, hasta el punto que el intermediario le
amenazó con denunciarle si no le pagaba los 300 euros
que debe del pago anteriormente citado de 1.800 euros
para la estancia de estos días.