Baraja se juega su
futuro al frente del banquillo rojiblanco esta semana en
los encuentros a domicilio ante el Rayo Majadahonda y el
Cádiz.
El Sporting de Baraja
no acaba de cogerle el pulso y el técnico está en el
punto de mira. El vallisoletano se jugará su futuro esta
semana, con dos partidos a domicilio, donde el equipo ha
respondido a un nivel impropio a un equipo de su talla,
sin cosechar ninguna victoria hasta el momento. Será una
buena prueba para ver si este Sporting tiene
personalidad y encuentra la forma de cambiar la marejada
que está dejando a su paso o bien, debe de cambiar de
manos a tiempo de reconducir la situación.
Los precedentes son muy
negativos para el técnico que, además, ya ha sido
sentenciado por el público de El Molinón, que expresó
con suma claridad durante y al término del encuentro
frente al Reus, su malestar con las decisiones y
planteamientos del técnico. Una situación que será
difícil de reconducir. También mostraron su malestar con
la directiva sportinguista (ausentes en el palco a
excepción de Fernando Losada).
Las aguas bajan turbias
y aunque desde el consejo de administración aún se le da
una semana de margen, el técnico está en el disparadero
y con un proyecto que se desmorona en el mes de octubre.
Sobre él pesarán responsabilidades si el equipo no da
una respuesta en el terreno de juego el jueves (20
horas), en la Copa del Rey, frente al Rayo Majadahonda y
el domingo, en Liga, ante el Cádiz (20.30 horas).
Los números de Rubén
Baraja recuerdan a los de Paco Herrera, que se despidió
del Sporting con seis victorias, seis empates y otras
seis derrotas. Para muchos, fue una decisión tardía por
parte de Miguel Torrecilla y el consejo de
administración y que pesó en el desenlace final de la
temporada, con poco margen de maniobra para reconducir
la situación. En la presente campaña, Baraja cuenta con
tres victorias, tres empates y tres derrotas, un total
de 12 puntos de los 27 puntos que se han puesto en
juego, con una desventaja de diez puntos ya con respecto
al líder, el Málaga y de ocho con el Granada, que marca
la zona de ascenso directo. Más cercanas están las
plazas de play-off de ascenso, a sólo dos puntos del
Mallorca, a pesar de todo.
Al término del
encuentro frente al Rayo Majadahonda, el pasado lunes
día 8, el técnico aseguraba que el equipo “no había
tocado fondo”, pero a pesar de su explicación y el
análisis realizado tras el empate frente al Reus, sus
palabras no convencen y se pide un cambio radical en el
terreno de juego, donde esta vez sí, parece que han
llegado al fondo. En el juego del equipo se ciernen
varias dudas, también sobre la elección de los jugadores
y el reparto de minutos, así como de los cambios
radicales que en apenas siete días ha llevado al técnico
a utilizar a los cuatro centrales con los que cuenta en
la plantilla por mera decisión técnica. Solo Babin
parece convencerle. Una línea defensiva que debe de
contar, a priori, con una estabilidad y más aún, cuando
los cambios llegan en el centro de la defensa, perdiendo
el rastro del equipo sólido que se mostró en el arranque
de la Liga. Y a ello, se suma la falta de gol, con
especial mención hacia Djurdjevic, que incluso erró un
penalti ante el Reus.
Con todas estas
cuestiones encima de la mesa, Baraja tiene un ultimátum
esta semana para cambiar el juego del equipo, los
resultados y darle un giro radical al enfado de una
afición molesta con el club, los jugadores, el técnico y
la planificación deportiva. Pero, en caso de que no se
cambie el rumbo esta semana, el mayor damnificado, al
menos, será el técnico vallisoletano.