El Caudal cae en barrena tras perder ante un Logroñés que goleó a medio gas. Los mierenses cuajaron un pésimo encuentro y un sector de la afición increpó a jugadores, directivos y al técnico Josu Uribe, que lleva cuatro puntos de los veintisiete disputados.

El Caudal no desaprovechó el Antroxu, que se empieza a celebrar este fin de semana, el conjunto mierense se disfrazó no solo de mujer barbuda, sino de la Casa De Los Horrores al completo. El equipo de Josu Uribe despachó el peor encuentro no solo con el gijonés en el banquillo, sino el peor de toda la temporada. Fue goleado por un buen conjunto como es el Logroñés, que jugó más de medio partido a medio gas, limitándose a aprovechar los constantes desajustes del Caudal en cobertura.

Josu Uribe volvió a agitar el once con varios cambios. Niko volvió al once para actuar como falso nueve. El extremo de origen ruso fue de lo poco salvable del Caudal, pero se le vio muy solo y fuera de puesto. Repitió, como hizo en Tudela, con Polaco como mediapunta y con Babalola debutando como titular en el extremo izquierdo. Yosu Camporro volvió también al once para cubrir la ausencia de Adrián Llano. Un hombre capital en este Caudal y que si con él, el cuadro muestra deficiencias, cuando él falta, directamente se desangra.

El ex-oviedista, Rayco, avisó muy pronto con un cabezazo al que no pudo dar dirección y que resultó fácil para Óscar Santiago, pero ya se veía a un Caudal que iba a sufrir por los costados. Por el izquierdo y en un contraataque tras una falta a favor del cuadro mierense llegaría el 0-1. Ñoño lanza una contra dejando en velocidad a tantos rivales como se encontraba y poniendo un balón raso al centro del área donde Rubén Martínez solo tenía que colocar el balón lejos del alcance de Óscar Santiago.

Con ese gol el cuadro riojano se limitó a hacer control de daños. Dejó que el Caudal disfrutara de más posesión, buscando continuamente los costados y la espalda de la defensa mierense. Pasaban los minutos sin ocasiones y solo un cabezazo desviado de Polaco llevó un mínimo peligro al área de Miguel. Cuando el 0-1 parecía sería el resultado intermedio, Rubén Martínez se sacó un zapatazo desde más de veinticinco metros a la escuadra de Óscar Santiago que puso el 0-2. Partido visto para sentencia.

En la segunda parte el Logroñés no se relajó. De hecho salió con mucha intensidad al campo y se encontró con un 0-3 tras una jugada personal de Ñoño que Calahorro introduciría en su propia portería. El cuadro riojano había evitado de la mejor forma una posible reacción local. A partir de ahí fue el constante ‘quiero y no puedo’ del Caudal esta temporada. Con el Logroñés bajando varias marchas, empezaron los mierenses a rondar la portería de Miguel.

El veterano cancerbero tuvo que hacer grandes paradas a remates de Borja Prieto, Polaco en dos ocasiones y otro a Camochu. Aunque el Caudal intentó subir algún gol a su marcador, el portero se lo impidió. Así se consumió un encuentro más en el que el Caudal pierde y uno más sin ganar, que ya son diecinueve. Se hunde aún más esta casa de los horrores llamada Caudal Deportivo y que se queda ya a once puntos del play-out y a quince de la permanencia. El próximo compromiso llevará a los mierenses hasta Zubieta para medirse al filial de la Real Sociedad el próximo domingo a las 18:00 horas.

Cánticos contra todos los estamentos del club

No se libró nadie de las críticas. Ni los jugadores, silbados por parte del público. Ni Josu Uribe al que se le recriminó no mejorar nada al equipo respecto a Paco Fernández y acusarle de “vender humo”. Por librar no se libró ni el presidente, Roberto Ardura, que recibió críticas de los aficionados situados en la grada del Frente Tension.

La temporada del Caudal está siendo tal suplicio que puede dejar una profunda huella negativa en el club en el año de su centenario. En Junio, Roberto Ardura, concluye su mandato como presidente y ya ha declarado que no se presentará a la reelección. Se abrirá un proceso electoral para efectuar su relevo, aunque a día de hoy no se conoce ningún candidato con intención de presentarse a la presidencia.