Los luanquinos descendieron, como últimos, en un
temporada triste y sin opciones. De regreso a
Tercera, los malos resultados iniciales lastran
aún al equipo que buscará la cuarta plaza. El
cuadro marinero logró su sexta Copa Federación
regional.
El
ejercicio 2015 no ha sido especialmente bueno
para un Marino acostumbrado a éxitos. Los azules
consumaban el descenso a Tercera División,
cerrando una campaña en la que el equipo se
resignó y en la que adoleció del nivel
competitivo necesario. Marco Díaz, que había
sustituido a José Luis Quirós, trató siempre de
que sus jugadores mostrasen su mejor cara, pero
a pesar de ese amago de reacción en los meses
primeros del año, el conjunto gozoniego acabó
último y lejos de cualquier opción de
permanencia.
El verano trajo la llegada de
Blas García, como nuevo técnico. El plantel se
fue completando según transcurrió el mes de
agosto e incluso las últimas incorporaciones
llegaron ya iniciada la liga. Las derrotas fuera
de casa en Colunga, Tineo y Lugones, en las
jornadas primera, tercera y quinta, sembraron
dudas en un conjunto que tiene como objetivo
acabar entre los cuatro primeros.
En medio de estos sucesos, el
Marino se proclamó, por sexta vez en su
historia, campeón asturiano de Copa Federación.
Competición en la que siguen siendo el conjunto
con más títulos logrados.
Desglosando un poco lo antes
apuntado y respetando el orden cronológico
comenzaremos por la segunda mitad de la liga
2014-2015. El Marino ha estado en 2ªB durante
doce temporadas, de manera alterna. Cuatro de
esas temporadas terminó último, por lo cual los
riesgos de descender y de quedar descolgados,
siempre se han asumido en todo el entorno del
club de Miramar.
La temporada anterior había
sido buena, con un sexto puesto que les dio
opción a jugar Copa del Rey, pero de algún modo
ahí empezaron los problemas. Se fueron muchos
buenos futbolistas y la plantilla de que dispuso
Quirós se veía mermada y limitada. El técnico
decidió dejar paso a otro entrenador, como Marco
Díaz que se hizo cargo del equipo, en la jornada
décima. El Marino parecía reaccionar tras el
cierre del mercado invernal, con tres victorias
de las cuatro que obtuvo el conjunto azul a lo
largo de la liga. Todo fue mera ilusión y aunque
nunca se rindieron, el equipo estaba muy tocado
y sin los recursos humanos y psicológicos
suficientes, para evitar un descenso anunciado.
Pasamos
ahora al verano, que llegó con el anuncio de
Blas García como nuevo técnico de los gozoniegos.
El plantel se fue elaborando poco a poco y el
equipo obtuvo el pase a semifinales de Copa
Federación, pero en la liga no entró con buen
pie. Las derrotas en Colunga, Tineo y Lugones
hicieron daño y aún a día de hoy, lastran la
clasificación liguera de los gozoniegos. Por
fortuna el equipo marinero recobró el pulso a la
competición, sobre todo tras la derrota en El
Requexón.
En medio de esas sensaciones
encontradas, el Hermanos Antuña acogió el Tuilla
- Marino, final de la Copa Federación, que con
mucho sufrimiento y algo de suerte, se llevaron
los de Luanco gracias a un solitario gol de Geni.
Un título para celebrar, en un momento en el que
no abundaban las satisfacciones. En la fase
estatal, el Pontevedra fue el verdugo de los
luanquinos, eliminación que se considera
positiva, para conseguir que el equipo se
aplique e implique, a partir de ese momento, en
la que realmente es su meta.
De vuelta al último tramo
liguero y resaltando lo más significativo, el
Marino dio el nivel en Tuilla, ganó al Real
Avilés, perdió, compitiendo dignamente, ante el
Caudal y salvó un punto en Ceares. El presidente
Luis Gallego y Blas García, como el resto de los
estamentos del club, analizan todo esto que ya
es pasado y se centran en el objetivo ineludible
de lograr una de las cuatro primeras plazas.
Enganchar una racha buena de resultados es lo
que le pide el equipo azul al nuevo año, para
atenuar los ocho puntos que ahora le separan del
cuarto puesto.