Mucho orden, poco riesgo y un penalti al filo del descanso dieron la victoria a un Oviedo que vuelve a ganar dos meses después.

Cervera comienza su etapa como quería: ganando. El Oviedo se impuso por la mínima, gracias a un penalti convertido por Bastón al filo del descanso, que puso en valor el trabajo y la mejora defensiva del equipo. La clasificación de los dos equipos -ambos en puestos de descenso- se plasmó sobre el terreno de juego. El Málaga llevó la iniciativa la mayor parte del encuentro, pero casi sin generar peligro al marco defendido por Tomeu Nadal, ante un Oviedo cómodo sin balón, que convirtió en gol uno de sus dos tiros a puerta: el del penalti que acabó en gol y otro que hizo Abel Bretones nada más comenzar la segunda parte.

Las siete bajas, seis por lesión y una por sanción, condicionaron la convocatoria de Cervera, que optó por no incluir ningún jugador del filial en la lista de diecisiete citados. La alineación no tuvo sorpresas y finalmente se inclinó por un 4-4-2, con Javi Mier como acompañante de Bastón.

Tanto la previa como la primera parte tuvieron un ambiente frío. Tan sólo llegaban gritos de ánimo desde el Fondo Norte que, tras varias reuniones decidió animar al equipo en el partido de hoy, a la espera de resolver el conflicto tras la denuncia presentada por el club para que abandonen el cuarto donde guardan los bombos y demás material de animación.

El Málaga llevó la iniciativa en el primer tiempo, combinando sin fluidez y sin profundidad, buscando centros laterales que no generaban problemas a un Oviedo más comprometido en defensa que partidos atrás. El plan de Cervera estaba claro: inicio de la presión en campo propio, los centrales como creadores de juego y buscar balones largos para prolongar o contragolpes a un Málaga que jugaba con la defensa muy adelantada.

Los andaluces apenas inquietaron a Tomeu Nadal, que estuvo atento para solventar su trabajo en balones aéreos y centros laterales. El bagaje ofensivo del Málaga fue una falta botada por Cristian que pegó en la defensa y salió a córner lamiendo el poste, y un testarazo blando de Rubén Castro.

Luengo y, sobre todo, Costas fueron los encargados de iniciar el juego, aguantando la pelota y asociándose con el portero si era necesario, a la espera de movimientos de los jugadores de ataque. El vasco tuvo alguna duda, pero el gallego cuajó muy buen partido y volvió a acercarse a su mejor versión.

Tres minutos añadió el colegiado a la primera mitad y en el último, Aceves recuperó un balón en campo rival, el esférico llegó rápidamente a la banda contraria para Lucas, cuyo centro remató el propio Aceves y el árbitro señaló penalti al considerar que el balón pegó en la mano de Escassi. Bastón ejecutó el lanzamiento dos minutos después, con un remate raso y a su izquierda, batiendo al veterano Manolo Reina. Cuarto gol del pichichi azul -tercero de penalti-, 1-0 y máxima efectividad del Oviedo de Cervera al descanso.

El Málaga continuó dominando en la segunda parte, pero con prisas a medida que avanzaban los minutos. Pepe Mel dio entrada en el 50' al exoviedista Fran Sol, que acompañó en la punta de ataque a Rubén Castro. Más mordiente para la delantera de un Málaga que no conseguía opciones de remate. El Oviedo, por su parte, cómodo sin balón, defendiendo sin pasar apuros, con las líneas juntas y sabedor de que el crono corría a su favor.

Los primeros cambios de Cervera fueron de refresco. Enrich y Obeng entraron en detrimento de Javi Mier y Abel Bretones, colocándose el ghanés como exterior zurdo. El Oviedo presionó más arriba que en la primera parte y el Málaga, compañero de fatigas en la zona de descenso, no inquietaba a Tomeu Nadal.

Luismi se encontraba muy cómodo con su nuevo cometido de defender sin balón, que es lo que mejor se le da, en contraposición con Montoro, al que se vio perdido y muy impreciso con balón. El Oviedo trató de restarle ritmo al partido y el Tartiere se fue entonando en la segunda parte y el Málaga sólo apretó en los seis minutos de añadido, con varios centros laterales, pero sin remates que pusieran en apuros a Tomeu. El último fue en el 78', un latigazo de Fomba que rechazó el meta oviedista.

Con el pitido final estalló la alegría en el Tartiere, que no veía a su equipo ganar desde la segunda jornada de liga (1-0) al Leganés. Aplausos para el equipo, haka con los jugadores y cánticos desde el Fondo Norte de "Vallina vete ya".

Esta victoria, además de romper la calamitosa racha de ocho partidos sin ganar, permite a los azules salir de la zona de descenso -a pesar de contar con siete bajas-, pero sobre todo sirve a nivel anímico para iniciar con buen pie la era Cervera. La próxima cita del Oviedo será más exigente, el sábado (18:30 h.) visitarán Mendizorroza para medirse al Alavés, segundo clasificado, que repite en casa tras empatar (0-0) con el Sporting.