El
Sporting demostró que lo de Granada fue un accidente, firmando un gran partido y
sumando una victoria que lo coloca con 18 puntos, los mismos que el sexto, su
rival hoy. Fue un triunfo de autor, con un equipo con las señas de identidad de
Abelardo: sobriedad, seguridad atrás, competitivo, peleón y con velocidad cuando
robaba. El Molinón disfrutó y empujó a su equipo como en las mejores noches.
Abelardo introdujo cuatro cambios
en el once respecto al jueves. Tres de ellos estuvieron en la defensa, con la
presencia de Guille Rosas, Cali Izquierdoz y Cote, en lugar de Pol Valentín,
Bamba y Diego Sánchez, mientras que Queipo suplió a Jony. Por su parte, Garitano
repitió el mismo equipo que venció el jueves pasado en Ibiza.
El guion del partido se
estableció rápido, a pesar de dos buenos acercamientos locales nada más empezar,
con un Eibar que tenía más posesión pero no era nada vertical, y un Sporting
bien situado en el campo, que esperaba a robar para contragolpear. Al filo de la
media hora de juego llegó el 1-0. Una buena acción combinativa de los locales,
terminó con un centro de Queipo desde la izquierda, despejado por la zaga armera,
recogiendo el balón en la frontal, anticipándose, Pedro Díaz, que se internó en
el área, pelín escorado parte diestra, y sacó un disparo raso y cruzado que
batió a Yoel. Gran gol del sierense, que firmó un partido muy completo.
Los armeros no inquietaron al
Sporting en toda la primera mitad. Con dos centrales contundentes que dominaron
su parcela y un Guille Rosas sobresaliente, que secó a la estrella visitante
Stoichkov, dejando en blanco al Eibar.
El Sporting pudo cerrar el
partido en el inicio de la segunda parte. Djuka a puerta vacía, tras pase Otero,
y Zarfino también sin portero, tras envío del delantero balcánico, rozaron un
gol que hubiese sentenciado la noche. No tuvo el conjunto gijonés la eficacia
del Granada el jueves, y tocó sufrir.
Un sufrimiento que llegó más por
los numerosos recursos ofensivos que puso sobre el verde Garitano y por sendas
acciones a balón parado donde se congelaron las respiraciones. Especialmente
claro fue el testarazo de Bautista, que se marchó rozando el palo derecho de la
portería defendida por Mariño.
Evitó llegar al final con el
sufrimiento el equipo rojiblanco, con un soberbio gol de Cristo, que sentó por
dos veces a Venancio y a Yoel, para casi sin ángulo y tras tocar en los dos
palos, firmar el 2-0 definitivo.
Gran victoria del Sporting que se
reencuentra a sí mismo y sigue convirtiendo a El Molinón en un bastión
importante. Son 4 victorias ya como local de 6 partidos, sumando los gijoneses
18 puntos en la tabla, los mismos que el playoff y a 4 de distancia del ascenso
directo. Además, destacar también que junto con Cartagena y Villarreal B es el
equipo más goleador. Hoy, por segunda vez en el curso, consiguió dejar la
portería a 0. Noche redonda y guion perfecto para la noche del lunes. Buscará
repetir actuación el próximo sábado a las 18:30h en Vitoria ante el Alavés.