Cruel desenlace de temporada para un Sporting que ha ido de más a menos y ha llegado al final desfondado. Cruel porque a pesar de que con el empate el equipo tampoco se clasificaría, el fútbol quiso castigar a Mariño, excesiva e inusualmente fallón en el último tercio de competición, con dos cantadas mayúsculas, que todavía dejaron peor sabor de boca. Porque no se le puede reprochar nada al equipo, corre, pelea, lucha, pero le lastra una notoria incapacidad goleadora: 37 tantos en 42 partidos, 17 jornadas sin marcar… Imposible.

Gallego introdujo tres cambios en el once y en la primera mitad se vio un equipo bien plantado, como todo el año, que se le hacía de noche en los últimos años, como casi todo el curso a excepción de Djuka. El Almería salió a contemporizar, siendo un equipo de mucha calidad, lo que le posibilitaba tener posesiones largas que era incapaz de robar su rival. Poco bagaje ofensivo en el primer acto, un disparo desviado de Aitor, tras jugada de laboratorio, fue lo más peligroso. La afición, eso sí, cantó un gol, el del Lugo, que abría de par en par la esperanza para la segunda mitad.

Al grito de si se puede se marchó al Sporting al descanso y salió espoleado, teniendo la más clara de todo el partido, con un disparo de Djuka cruzado, que paró bien abajo Fernando. No daba sensación el conjunto gijonés de poder, de saber cómo meter mano al rival, pero la derrota del Rayo hacia confiar y animar. Hasta que llegó la cantada de Mariño. Un disparo inocente desde la frontal de Aketxe, que el guardameta quiso blocar y se le metió por debajo de las piernas. Incomprensible a la par que escandaloso.

Si marcar un gol ya parecía un mundo, qué decir de hacer dos. No obstante se puso manos a la obra, entraron al campo Campuzano y Cumic, pero siguió negado. No se puede decir que no lo intentara, que no pusiera toda la carne en el asador, pero no le llegó: por falta de fuerzas, de ideas, de calidad… el desenlace de la campaña, unido al rendimiento de todo el ataque a excepción de Djuka, deja bien a las claras que tiene trabajo Javi Rico por delante.

Con el Sporting intentándolo, con múltiples centros, diversos saques de esquina (no ha metido un gol de córner en todo el año, que se dice pronto) fueron pasando los minutos, salpicado con otra cantada de Mariño, en una acción similar con un chut desde fuera del área de Aketxe, que en esta ocasión el bote superó al vigués, y una clara ocasión de Brian Rodríguez, que en el uno para disparó desviado.

El pitido final del partido dejó a un Mariño desconsolado, arropado por sus compañeros, por los rivales y hasta por el árbitro, un Babin abatido, reflejando en su cara el sin sabor de estar 40 jornadas en playoff y no poder al final, a un Djuka aplaudiendo desde el centro del campo, sonando a despedida, al igual que un Carmona que tras 9 años pudo despedirse hoy de su estadio. La afición estuvo brillante, empujando, animando y despidiendo en pie a su equipo. Un equipo que se desfondó al final, pero con la materia prima existente, con el fondo de armario que había, personalmente, pienso que firmó una temporada notable, a pesar del borrón enorme de unas últimas 10 últimas jornadas, donde sumó 2 victorias, 3 empates y 5 derrotas, y anotó la friolera de 3 goles. Datos fríos y duros para reflexionar y mejorar una base ilusionante y de futuro. Se acaba la temporada 20/21 y se inicia la 21/22, primero en los despachos para disputar la primera jornada el 14/15 de agosto.