Repasamos la trayectoria del
avilesino Nacho Castro, que jugó casi
cuatrocientos partidos en Segunda B y ahora
dirige al Andorra de Gerard Piqué.


A
la izquierda, Nacho Castro en el Muro de Zaro, y
a la derecha, intentando arrebatarle el balón
desde el suelo a ?
El 30 de junio de 1971
tuvo lugar el mítico aterrizaje del Soyuz 11, la primera misión espacial con
tripulantes que consiguió penetrar con éxito en una estación espacial. ¿Pero
sólo pasó eso? ¿Simplemente el fallecimiento de los 3 astronautas soviéticos que
entraron en la Salyut 1? Pues evidentemente no. Ese mismo día nacía Ignacio
Castro García en Avilés.
Futbolero de
cuna
Nacho Castro, como es
conocido en el mundo del fútbol, es el segundo hijo de Luis Castro “Menores”. El
fútbol lo “mamó” desde bien pequeño, ya que Menores fue jugador del Ensidesa y
posteriormente entrenador del propio club, del Llaranes, Candás y Marino, entre
otros. Comenzó a jugar a los seis años en el Colegio San Fernando. Allí
coincidió con una buena generación entre los que estaban Nacho Arias y Cernuda,
que posteriormente debutaron con el Real Avilés en los años 90. Pero sin duda el
más destacado era su primo Toño Castro. El central avilesino llegó a jugar en
Primera División con el Compostela, después de destacar en el Toledo.
Del Sanfer pasó a la Peña Blanquiazul, donde estuvo dos temporadas antes de
fichar por el Real Avilés Industrial en la temporada 87-88. Tardó muy poco en
destacar y en la primera jornada de liga de la temporada 1989-90, de la
mano de Vicente González Villamil, debutó con el primer equipo blanquiazul en el
Salto del Caballo ante el Toledo (1-2). Ya asentado en el
primer equipo estaba su hermano mayor Luis Castro, que jugó 257 partidos de liga
con la camiseta blanquiazul.
Ascenso a
Segunda con el Avilés

La siguiente temporada,
la histórica 89-90, se hizo ya con el puesto de titular. El Avilés “volvía” a
Segunda División después de 30 años, con los Joaquín, Calvo, Segundo, Blas,
Manel, Toño Velázquez, Espejo y compañía. Siguió en el R.A.I. hasta el descenso
de 1992, marcando 4 goles en 48 partidos.
Uno de esos goles se lo hizo al Barcelona B en el Mini Estadi. La cosa no quedó
ahí y el club catalán mandó al cazatalentos Oriol Tort para preparar su fichaje.
Y así fue, Nacho Castro firmó por el Barcelona B en el verano de 1992, poco
antes del estreno de los Juegos Olímpicos en la ciudad condal. “El Profesor”
como era conocido Oriol Tort ya había fichado unos años antes a Quique Martín
del Avilés. Además de ser el descubridor de Sergi, Ferrer, Amor, De la Peña,
Iniesta, Xavi, Puyol, Pep Guardiola o Andrés Iniesta.
Tres años en
La Masía
En La Masía pasó tres temporadas en Segunda, a las órdenes de Quique Costas.
Allí compartió vivienda con otro paisano suyo como Julio Iglesias. La primera
temporada, 92-93, debutó con el primer equipo en la Copa Catalunya, que acabó
ganando el Barcelona. Johan Cruyff lo alineó como titular tanto en cuartos de
final como en semifinales, frente a Lleida y Sabadell respectivamente.
Con 24 años acabó su etapa azulgrana y fichó por otro filial, el Deportivo en
Segunda B, rehusando ofertas de Segunda División. El Fabril rozó la
clasificación para la liguilla de ascenso a Segunda en aquella temporada 95-96.
Nacho Castro compartió vestuario con gente como Maikel, Rubén Coméndez,
Sanromán, Aira, Viqueira o Raúl Borrero.
En la 96-97 decidió volver a casa y jugar una temporada en el Avilés, en la que
estuvieron en zona tranquila lejos de los puestos de ascenso. Por ello decidió
buscarse la vida en otros clubes de Segunda B. Primero estuvo en el Murcia,
donde tuvo que pasar alejado de los terrenos media temporada por una luxación de
tobillo y peroné. Después jugó en el Jaén otra temporada, donde le marcaría un
gol a Monchi en un partido de Copa frente al Sevilla que acabaron empatando.
Doce
temporadas consecutivas en Segunda B
Decidió
regresar a Avilés para relanzar su carrera en 1999, pero terminó con el descenso
en la promoción frente al Novelda. Mismo final tendría la siguiente campaña en
el Ávila, bajo las órdenes de Luis Ángel Duque, sumado a una rotura parcial del
ligamento interno. Con 30 años firmó por el Zamora donde pasaría dos temporadas.
La primera, 2001-2002, se desinflaron al final pese a estar buena parte de la
temporada en zona alta.
En la segunda temporada,
se consagró sin duda como uno de los mejores jugadores de la categoría. Ya sin
lesiones a la espalda, el Zamora terminó subcampeón de liga con un Nacho Castro
estelar que haría 5 goles en liga y otro más en la liguilla de ascenso.
Tras no lograr el ascenso decidió cambiar de equipo para buscar el mismo
objetivo. Su destino en la 2003-2004 fue el Lanzarote, entrenado por José Luis
Mendilibar. Formó parte de la colonia asturiana en el club de Arrecife, junto a
Pablo Suárez, Chiqui Abad y Alejandro Suárez. Además de una plantilla de
renombre con gente como Cifu, Aitor Blanco, Parrado, Maciot, Sergio Hdez.,
Vladimir o Irazoki.
Campeón de
liga con el Lanzarote de Mendilibar
El cóctel perfecto para que el Lanzarote quedara campeón de liga en Segunda B
por primera y única vez en su historia. Cantaron el alirón la última jornada
tras empatar sin goles en casa frente al Écija, suficiente para superar a sus
vecinos del Pájara Playas de Jandía por un punto. En la liguilla de ascenso
pelearían hasta la última jornada, logrando el premio el Nástic de Tarragona.
En 2004 se fue al Fuerteventura, donde solo jugó hasta enero, momento en el que
firmó por el Recreación de La Rioja. En Logroño rozó el Play-Off la primera
temporada. En la segunda campaña, el club riojano, logró la autorización
para competir como Logroñés C.F. Fue un año movido con tres entrenadores, en el
que lograrían la salvación. Dicha temporada fueron el primer equipo de la
ciudad, ya que el CD Logroñés estaba en Tercera División.
Nacho Castro siguió sumando partidos y galones, como uno de los jugadores más
cotizados de la división de bronce. Tras no lograr el objetivo en Logroño
decidió volver a Lanzarote, fichando por el recién ascendido Orientación
Marítima. De nuevo lideró al equipo surtiendo de asistencias a dos míticos como
Rosmen y Maciot. El club de Arrecife aguantó hasta falta de tres jornadas cuando
firmó el descenso en su primer año en la B.
Tras el descenso cerró
así un ciclo de catorce temporadas en 2ªB, en las que jugó 394
partidos de liga y marcó 20 goles. Su siguiente reto fue ascender con el
Eldense, que acababa de bajar en 2007 a Tercera División. Allí se reencontró con
un paisano suyo y compañero en el ascenso del Real Avilés a Segunda en 1990. El
defensa avilesino Francisco Javier Espejo era uno de los pilares de aquel
Eldense construido para el ascenso con gente como Ayala, Nenu, Gerika, Carreño,
Chavero, Iker Torre… Una derrota en Onda en la última jornada, cuando marchaban
cuartos, les dejó sin el ansiado Play-Off.
Retirada en Guixols y primera experiencia como entrenador
35 años eran pocos para retirarse. Así que todavía se enroló en las filas del
Ateneu Deportiu de Guixols, en la temporada 2008-2009, donde marcó 4 goles en 32
partidos. Asentado en Girona, de donde procedía la familia de su esposa, disputó
esa temporada en la 1ª Catalana mientras lo compagina con su trabajo. A su
término decidió colgar las botas definitivamente y comenzar su carrera como
entrenador en el mismo club.
La siguiente temporada
pasó al fútbol formativo, entrenando al juvenil del EF Sant Feliú, la cantera
del pueblo. Eso le sirvió para que en 2011 lo fichase el Peralada para su equipo
regional. Alli estuvo cuatro temporadas y logró el ascenso a Tercera en la
2014-15. Al año siguiente se fue al Girona B de Primera Catalana antes de que,
casualmente, el Peralada pasase a ser filial del Girona. La 2016-2017 la comenzó
en el Farners del mismo grupo de Primera Catalana, aunque no terminó por
motivos familiares y laborales, cuando marchaba séptimo, a ocho puntos del
ascenso a Tercera.
De vuelta a los banquillos, tomó las riendas del recién ascendido UA Horta de
Tercera División. Allí llegó su consagración como entrenador, salvando al equipo
del distrito de Horta-Guinardó en su primera temporada y logrando un histórico
tercer puesto en la 2018-2019. El Moralo fue su verdugo en la primera ronda del
Play-Off.
Del Horta al
Andorra de Piqué

Comenzó la presente
temporada con el Horta, ya con bastantes bajas como la de Guillem Rodríguez
fichado por el Real Madrid Castilla. Y por fin, poco antes del parón, le llegó
la oportunidad de oro, ya que. Gerard Piqué elegiría al técnico avilesino para
reflotar al FC Andorra en Segunda B, en sustitución de Gabri. Hasta el momento
los andorranos estaban novenos a ocho puntos del Play-Off.
Ni mucho menos termina ahí la historia de Nacho Castro, que seguirá escribiendo
capítulos en los banquillos, tras su ascenso meteórico desde la regional
catalana a los campos de Segunda B, donde tantos recitales dio como jugador, en
aquella época dorada que tuvo la categoría a finales del siglo XX y principios
del siglo XXI, con partidos televisados los viernes por La2, con las liguillas
de ascenso, los campos embarrados del norte y secos del sur, sin noticias de los
sintéticos. Allí, en aquella Segunda B que añoramos con tanta nostalgia, era un
lujo ver a Ignacio Castro García.
Con calidad de sobra para haber hecho lo mismo en categorías superiores, nos
quedamos con el recuerdo de aquel ascenso a Segunda con su Real Avilés, el debut
con el Barcelona de Cruyff, capitaneando a aquel Zamora que miraba hacia
segunda, ganando la liga con el Lanzarote de Mendilibar….
Ahora seguirá dando
órdenes desde la banda, no desde el centro del campo. Y quién sabe si logrando
el ascenso del FC Andorra a Segunda División por primera vez en su historia…
Evidentemente, continuará.