El
futbolista, de 44 años, abandona la práctica del fútbol y se centrará en su
carrera como entrenador. Dirigirá al Juvenil 'A' del Gijón Industrial.
Aitor Tornavaca cuelga
las botas. Y esta vez tiene pinta de que será definitivo. El vitoriano, de 44
años, se centrará en su faceta como entrenador, donde ya lleva varios años
haciendo sus pinitos por equipos como el Atlético Avilés o Veriña. La próxima
temporada dirigirá al Juvenil 'A' del Gijón Industrial, en Segunda Juvenil.
No nació en Asturias,
pero lleva casi tres décadas vinculado a la región. Jugaba en el Aurrerá de
Vitoria, pero el Sporting lo fichó en un Torneo que jugó con la Selección
de Euskadi Sub-17. Vino a vivir a Mareo donde empezó con el juvenil y a
continuación pasó al filial sportinguista, que por aquel entonces militaba en
Segunda B. Con diecinueve años debutó en Primera de la mano de Rezza, el
argentino lo alineó de la partida ante el Valladolid, el 29 de Octubre de 1995,
en un partido que el Sporting ganó 4-2 y en el que el vitoriano marcó el segundo
gol del equipo, acompañando a otros ilustres como Perico Pérez, Eloy o Julio
Salinas.
En Segunda jugó también con equipos como el Leganés, Levante, Sporting, Real
Jaén, Éibar y Recreativo de Huelva. Con los onubenses ascendió a Primera en
verano de 2006 y jugó tres temporadas en la máxima categoría del fútbol español.
En verano de 2012 dejó Huelva, ocho años después de su llegada, y volvió a
Gijón, de donde es su mejor, para finalizar su carrera profesional en el Real
Avilés de Segunda B. Colgó las botas, aunque sólo aguantó un año sin jugar,
al verano siguiente fichó por el Llanes, donde estuvo tres temporadas,
con un año intercalado en el Llanera. Las dos últimas temporadas las jugó
en el Condal. Estos años en Tercera "disfruté tanto o más que cuando era
profesional. Estuve muy a gusto, el trato ha sido excepcional, hice muchas
amistades, compañeros geniales... todo ha sido muy positivo", comenta Tornavaca,
que iba marcándose objetivos año a año, "me encontraba bien, competía y me
sentía útil para los equipos, lo que me motivaba para seguir".
En estos años compartió
vestuario con muchos jugadores a los que saca más de veinte años, los recuerdos
de sus primeros años fueron muy diferentes, "han cambiado muchas cosas, los
críos tienen muy a mano la tecnología y antiguamente sólo se tenía un balón, por
eso se le dedicaba más tiempo al fútbol". Cree que "tanto antes como ahora
hay buenos jugadores, quizá ahora falta un poquito de espíritu de sacrificio,
porque tienen las cosas más fáciles. La pasión que yo tenía por ser profesional
era muy grande, y ahora quizás no lo es tanto".
Ahora se centrará en su
carrera como entrenador y tiene claro que va a aprovechar la experiencia que
tuvo como jugador, con la certeza de que "Marcelino fue el mejor entrenador
que he tenido y utilizaré su metodología".