Un gol de Carlos Hernández, al comienzo de la segunda parte, apura las opciones matemáticas de los azules para promocionar.

Las sensaciones y los resultados no siempre van de la mano. Y si no, que se lo pregunten al Oviedo del último mes y medio, incapaz de solventar con puntos la buena imagen de los últimos partidos como local frente a Deportivo, Las Palmas y Granada, todos ellos resueltos con empate (1-1). Pero después del jarro de agua fría de La Rosaleda, el partido de hoy frente al Numancia se presumía como la última bala para los de Egea. Y a cuatro jornadas para el final, ya pesan más los resultados que las sensaciones. De hecho, el técnico argentino agitó el árbol y dio entrada a Viti Rozada en detrimento de Bárcenas, muy apagado en las últimas semanas.

El comienzo fue bueno para los azules. Con un par de marchas más de inicio que su rival, en el primer minuto Ibra, a centro de Diegui, intimidaba a los sorianos. Fue el primer aviso de un Oviedo con colmillo. El primer cuarto de hora transcurrió por mayoría en campo visitante, siempre con Jimmy como director de orquesta. Sin opciones de gol muy claras, pero con una evidente intención: no dejar opción a los de López Garai. La banda derecha, por medio de Diegui y Viti, lo intentaba con ahínco, pero la ordenada muralla numantina evitaba cualquier internada.

Esa fue la tónica hasta el descanso. Dominio de los azules pero sin profundidad, algo que el Oviedo lleva acusando en este último tramo de temporada. De hecho, sería a balón parado donde los carbayones disfrutarían de su última oportunidad antes del descanso. Tejera, de falta directa, le buscó las cosquillas al ex-guardameta azul, Juan Carlos, con un disparo envenenado al que tuvo que responder con esfuerzo el portero mallorquín.

La segunda parte no pudo empezar mejor para los azules. No se habían cumplido los dos primeros minutos de juego cuando un ridículo despeje de Fran Villalba dejaba solo a Carlos Hernández para que, a bocajarro, batiera a Juan Carlos (1-0). La suerte, por una vez, se aliaba con los azules. Y con doce puntos en juego, y con las opciones de meterte en play off muy tocadas, la suerte también cuenta.

A partir del gol, el Oviedo cruzó el cable y desconectó del encuentro. De repente, su ritmo fue en progresivo descenso y dejó que los numantinos estirasen filas. El Oviedo que presionaba y jugaba en campo rival cómodamente en la primera parte, dio paso a uno más precipitado y sin fluidez que entregó el balón a los de López Garai. En cualquier caso, los azules no pasaron apuros. Solo un disparo de Yeboah en el 75, con ayuda de Carlos Hernández, metió el miedo en el cuerpo a un Tartiere que, por otro lado, lució la peor entrada de la temporada con 10.103 espectadores. El último cuarto de hora transcurrió sin mucha historia. A los de Egea les seguía quemando el balón, y el Numancia lo intentaba con más voluntad que fútbol. Al final, 1-0 y los tres puntos se quedaron en casa.

Con el empate del Cádiz frente al Osasuna, el Oviedo recorta dos puntos con los gaditanos —equipo que ahora mismo es sexto— y se sitúa a tres puntos del play off, a expensas del resultado del Lugo – Dépor. Sigue estando complicado alcanzar la sexta plaza, pero esta victoria y los resultados de la tarde fueron un balón de oxígeno para los carbayones. El próximo encuentro será frente al Tenerife (Heliodoro Rodríguez López, domingo 18 horas). Los azules lo afrontarán con bajas importantes como Javi Hernández, Christian Fernández y Saúl Berjón, que vieron la quinta amarilla durante este partido. Podría ser la reafirmación de un equipo que apura sus opciones de entrar en promoción de ascenso, o de lo contrario, un adiós casi matemático.