El doctor Rodas da las claves para disminuir la
probabilidad de sufrir la segunda autolesión más
habitual en el mundo del fútbol: "Es fundamental una
adecuada elección de las botas y ejercitar los grupos
musculares isquiotibiales".
La
rotura del ligamento cruzado es una de las lesiones más
graves que se producen en el mundo del fútbol.
Afortunadamente no es la lesión más habitual y la UEFA
estima que se produce en un 1,8% de los casos. Son más
propensas a sufrirla las chicas (55%) que los chicos
(45%), ya que "tienen mayor oblicuidad en la rodilla y
laxitud ligamentosa, lo que favorece que el cruzado se
vea comprometido y se rompa con facilidad", comenta el
doctor Rodas, jefe de los servicios médicos de la
Mutualidad de Futbolistas del Principado de Asturias,
quien también destaca que "las chicas se emplean a
fondo, son muy competitivas y eso también influye".
Desde el inicio de temporada y hasta
hoy se han diagnosticado dieciséis roturas de
cruzados entre los futbolistas federados en
Asturias, "es la media", comenta Rodas.
La rotura del
ligamento cruzado es la segunda autolesión más habitual,
tras las lesiones musculares. El 82% de las roturas de
cruzado se producen sin contacto, en un giro de la
rodilla en dos ejes que produce la rotura en
milisegundos.
¿Cómo
prevenirlo?
La FIFA y la UEFA
realizan estudios para prevenir y disminuir las
lesiones, entre ellas la rotura del cruzado. Rodas
destaca dos claves para su prevención: una correcta
elección de las botas de fútbol en función del campo en
que se juegue y estimular los grupos musculares isquiotibiales antes de la práctica deportiva.
Rodas considera
que "es fundamental realizar una elección adecuada de la
bota para el campo que se juega. Cuanto peor esté el
sintético debe tener tacos más cortos y mayor número de
tacos. Cuando el campo esté bien, con césped largo, es
importante verificar que esté bien regado, porque si
está seco la bota puede quedar clavada y dar pie a una
lesión". El médico de la Selección Española Sub-21 cree
que los jóvenes "sin querer, siguiendo las modas de
imitar a sus ídolos, compran esas botas sin saber si son
las más adecuadas para los campos en los que juegan".
Otro trabajo
fundamental de prevención es fortalecer los músculos de
la región posterior del muslo y realizar ejercicios de
equilibrio (propiocepción), que disminuyen la incidencia
de lesión del cruzado. No está cerrado el dato, pero se
estima que podría disminuir el riesgo hasta un 35%
realizando estos ejercicios antes de entrenamientos y
partidos.
En un segundo
nivel de la prevención, Rodas señala la importancia de
"diagnosticar bien la lesión si rompió el cruzado, para
salvar el menisco y evitar una artrosis temprana".
Cada vez más
habitual en gente joven
Rodas incide en
que los campos de hierba sintética no son peligrosos, ni
si quiera las botas que están diseñadas por
biomecánicos, el índice de riesgo aumenta por "utilizar
botas inadecuadas para el campo en el que juegan. Los
futbolistas profesionales tienen una costumbre que es
pisar el césped antes del partido para saber qué tipo de
bota les conviene más. Hay que educar al futbolista para
prevenir".
La pasada
temporada un niño de 9 años se rompió el ligamento
cruzado y tendrá que dejar de competir hasta que se
desarrollen los cartílagos, por lo que no podrá ser
intervenido hasta los 15 años aproximadamente, mientras
tanto no podrá competir y tendrá limitada su actividad
física para evitar que le afecte a los meniscos.
No adelantar
tiempos de recuperación
Los periodos de
recuperación del ligamento cruzado están fijados entre 6
y 9 meses, aunque Rodas reconoce que algún futbolista
profesional puede llegar a adelantarla a los 5 meses,
"pero en el fútbol amateur no debemos tener prisa. Es
clave que por donde se reconstruye el cruzado el hueso
quede bien anclado a los tendones. Adelantar el proceso
puede provocar una recaída". En el periodo de
recuperación, seguir bajo la supervisión de un médico y
un fisioterapeuta es clave, "el futbolista no está de
alta cuando sale de la consulta, está cuando puede jugar
con garantías".
El pasado mes de
junio se celebraron en Oviedo unas Jornadas de
Prevención de Lesiones, donde participaron médicos y
deportistas como el castrillonense Jairo Álvarez, que
rompió el cruzado en tres ocasiones, contó su
experiencia y lo que sintió en esas tres ocasiones,
"allí llegamos al consenso de que hay que concienciar a
la gente para realizar ejercicios de prevención y
lanzamos un mensaje de optimismo, la rotura del cruzado
no es la lesión más frecuente en el mundo del fútbol".