Sobre la temporada del Caudal Deportivo y el descenso a
Tercera División.
El
8 de Abril se consumó el descenso a Tercera División del
Caudal Deportivo. Digo se consumó, porque ese descenso
llevaba gestándose y cociéndose a fuego lento desde
hacía muchos meses. Y no creo que nadie en Mieres, ni en
Asturias, ni en el panorama nacional le sorprenda ya la
noticia.
Ésta
iba a ser una temporada histórica para el Caudal
Deportivo. El club cumplía su centenario y se esperaba
un año ilusionante. Absolutamente nadie podrá negar que
histórica haya sido. Pero no por ilusionante, sino por
ridícula y bochornosa. A falta aún de cinco jornadas por
disputarse el Caudal es equipo de Tercera División;
categoría donde militará en la temporada 2018/2019.
Dieciséis puntos sumados en treinta y tres partidos y
solo trece goles anotados a favor hablan a la par de la
enormidad del cataclismo del equipo mierense esta
temporada. Una campaña en la que la directiva que
encabeza Roberto Ardura presentó el presupuesto más
ambicioso de su historia, que rondaba los 600.000€. Una
cifra que jamás en la historia se había visto en el club
mierense.
Ardura y su directiva sabían de la importancia de esta
campaña. Quisieron ser ambiciosos. Posiblemente más de
lo que pudieron en el plano deportivo y se terminaron
estrellando contra un muro de hormigón armado. Ya en
verano la planificación no pintaba bien. Fue una
confección de la plantilla que cumplió dos premisas que
ya no auguraban nada bueno. Tarde y mal. Aunque desde el
club se quisiese transmitir que se habían fichado
primeras opciones.
No
tardó la temporada en confirmar los negativos presagios
que revoloteaban por el Hermanos Antuña. El Caudal no
gana partido desde finales de Septiembre; y estamos en
Abril. Veintisiete jornadas sin sumar un triunfo. Pero
la planificación eran primeras opciones. Menos mal,
porque visto lo visto como serían las segundas y
terceras... Al Caudal se le ha medido, evaluado y la
nota, si se pudiera calificar en negativo, sería
inferior a cero. Ha sido un equipo superado por la
situación. Incapaz en todo momento de darle la vuelta al
equipo.
Paco Fernández, que regresaba a Mieres años después,
lo vio claro y se hizo a un lado. El ovetense se
mostró como lo que en
Asturias llamamos un paisano. Se quitó
de en medio esperando que sin él se arreglasen los
problemas.
Una de
las pocas celebraciones de goles de esta temporada. El
Caudal es el equipo menos goleador de las tres primeras
categorías.
Pero
él no era el problema del Caudal. Llegó Josu Uribe
diciendo que le motivaba mucho este reto. El de salvar
al Caudal cuando la gente decía que era imposible. Con
su llegada, se atisbó una ligera reacción en el juego.
Pero los resultados seguían siendo igual de malos o
incluso peores. Diecisiete partidos lleva el gijonés en
el banquillo y no ha sido capaz de ganar un solo
partido.
Sacudió el vestuario incorporando a nueve jugadores en
Enero y dando la baja a otros tantos. Tanta revolución
para quedar en el mismo sitio. Tras la derrota que
consumó el descenso frente a la Peña Sport dijo la que
sin duda es la mejor frase desde su llegada al
banquillo. "Está claro que no damos el mínimo para
la categoría". Cierto es que él llegó a un
equipo hundido. Y que no tiene toda la responsabilidad,
pero ha fracasado de forma rotunda.
También es bien conocido en el mundo del fútbol por su
fuerte carácter. El de decir las cosas como las piensa
sin medir muchas veces las consecuencias. Como también,
poca capacidad de crítica. Pero ya que sus números como
entrenador caudalista son bastante vergonzantes y que lo
primero que haya hecho para justificarse es que él no
tiene toda la culpa de este descenso, tampoco es nadie
para ir diciéndole a otros profesionales de otro gremio
como deben hacer su trabajo habida cuenta de que él no
ha hecho bien el suyo.
La
incertidumbre es lo que preside ahora mismo el futuro a
corto plazo del Caudal. Con el club en Tercera y un
proceso electoral abierto y para el que nadie ha
presentado ninguna candidatura a escasos días del final
del mismo, El empresario mierense no quiere seguir, pero
no le quedará más remedio que hacerlo como mínimo
durante tres meses antes de volver a convocar
elecciones. Roberto Ardura se verá obligado a seguir y
planificar la próxima temporada y confiar en que en el
verano alguien dé un paso al frente para dirigir al club
en su intento de regresar en 2019 a Segunda División
‘B’.