Pedro Pedrayes, entrenador nacional de fútbol
(Llanes – 1977), analiza el primer tercio de liga
para el Real Sporting. Abonado del Sporting y
entrenador del Unión Comercial de Regional
Preferente. Anteriormente pasó por el Oviedo 06 y
por las categorías inferiores del Ribadesella,
Llanera, Covadonga y Colegio Loyola, donde terminó
su etapa como jugador.
Tras
un descenso, tan claro a medida que iban transcurriendo
las jornadas la temporada pasada, como sorprendente, ya
que la plantilla era considerada de mucho más nivel que
la anterior, que había conseguido el objetivo de la
permanencia en la máxima categoría, llega la
reconstrucción para la difícil categoría de plata. El
elegido fue Paco Herrera, que presentaba un
amplio curriculum por diferentes tipos de equipos y su
mejor arma “La experiencia traducida en partidos”
con una idea fiel de juntar a jugadores dominadores del
juego de posesión, aunque poco a poco esa idea se fue
diluyendo.
El
modelo de Herrera se acerca a lo que ocurre cuando se
tiene el bien más preciado que es el BALÓN, tener tiempo
de balón, para gestionar lo que sucede en campo enemigo,
algo fundamental para el catalán. Por eso, con la batuta
de mando, los centrales tienen que ser capaces de
superar líneas rivales. Fede Barba y Alex Pérez,
centrales de confianza del técnico, deben de encontrar a
los medios cercanos, para empezar a sumar los primeros
pases, en la siguiente etapa, Bergantiños y Sergio
Álvarez, son centrocampistas que dominan el espacio
ancho campo y el juego básico para que todo confluya en
buenas circulaciones. Lo que ocurre un poco más adelante
debe de tener nombre propio y de momento en este Real
Sporting, Paco Herrera, no logra dar con el perfil de
futbolista que logre ser el nexo entre ese juego
correcto, con mucho pase de seguridad y buenas
circulaciones (en horizontal, no en progresión) que nos
dan jugadores del perfil de Sergio y Bergantiños y
llegar a zonas de creación, en el que fluyan ideas y
encuentren espacios determinantes para poder finalizar
con claridad y calidad. Carmona, Moi Gómez, Rubén
García, incluso Isma López y Nacho Méndez, éste en una
sola ocasión, han sido el perfil de futbolista, que el
técnico ha tratado de convertir en ese jugador
extraordinario, que construya todo, para el resto y que
sepa acertar siempre al elegir el camino necesario para
cada jugada.

El
juego exterior empieza por la anchura que los laterales,
ya sea Lora y Jordi Calavera por la derecha o Canella e
Isma López por la Izquierda, le den al terreno de juego
una vez lleguen a campo contrario. Siempre manteniendo
el equilibrio defensivo de uno de ellos a la altura de
Bergantiños y Sergio para favorecer el juego de
contención y seguridad, y evitar así, sobre todo jugando
de local con equipos muy replegados, les hagan daño a su
espalda con extremos rápidos y verticales, como así
sentenció su partido el Cádiz en el Molinón. Por delante
de ellos con poco tiempo de sujeción y mucho para
encarar están, Rubén García/Viguera, siempre a banda
cambiada, como le gustaban los extremos a Johan Cruyff,
pero poco recorrido hacia dentro, y por la otra banda
Carmona/Santos, aunque en estas posiciones adelantadas
no consigue de momento, dar con el equilibrio de juego
para que estos perfiles de jugadores se sientan cómodos,
en las tareas de finalización
Y
arriba Stefan Scepovic, lo más utilizado hasta ahora,
junto a Santos, que pidiendo más minutos de punta ha
quitado protagonismo al goleador de Belgrado y es que
las formas para llegar a uno u otro punta son muy
diferentes viendo el perfil de uno y otro. Mientras a
Stefan, recibiendo alejado de la pequeña y decisiva
porción de terreno de juego que es el área, es un
futbolista vulgar, desprovisto de regate y los recursos
técnicos necesarios para crear futbol. Su aportación se
limita a peinar o bajar los balones aéreos y
protegerlos en busca de un socio sobre el que descargar
la responsabilidad de masticar la jugada y que el
técnico no encuentra. Todo cambia cuando la pelota se
encuentra en los últimos metros. Instinto, anticipación
y sobre todo remate son las habilidades que le
convierten en el último goleador que logro hace poco con
sus más de 20 goles en la división de plata acercar a
base de goles el sueño del ascenso a la parroquia
gijonesa.

A la
parroquia gijonesa, le surgía una duda al inicio de la
competición que de momento, ni jugadores ni cuerpo
técnico han sido capaces de resolverles, ¿serán capaces
estos jugadores, todos con experiencia en categoría
superior, jugar bien y ser eficaces en segunda
división?, pues bien bajo mi humilde punto de vista se
deberían trabajar aspectos tan necesarios como las
premisas tácticas, defensivas/ofensivas o técnicas y son
las psicológicas. Cuando un grupo o futbolista en
particular ha de pasar por la fuerte crisis que supone
un descenso, un entrenador hábil sabe que ha de generar
en su equipo una fortaleza mental que se transforme en
un juego excelente, porque será la cabeza la que hará
que los pies hagan lo que tienen que hacer, y sin
compromiso, unión y estabilidad,
se hace muy cuesta arriba.
Compromiso.-
Olvidar la máxima categoría, saber que ahora se ha
de jugar un futbol menos vistoso y más práctico y
que prevalezca el resultado sobre lo mostrado en el
terreno de juego en muchas ocasiones, obliga al
entrenador a conseguir por parte de toda la
plantilla, el acuerdo de luchar bajo esas
condiciones y con un único objetivo, el ascenso.
Este compromiso debe verse desde la pretemporada y
en cada uno de los partidos que disputen, sea cual
sea la competición.
Unión.-
El compromiso solo se logra si existe una unión
absoluta entre todos los miembros de la plantilla,
donde todos adquieran un papel protagonista, porque
saben que, de titular o de suplente, su orientación
hacia el único objetivo, pasa por aportar unos y
otros.
Estabilidad.-
El hecho de saber que se está en un club centenario,
respetado en todo el mundo y con una gran masa
social detrás empujando, sustenta la unión y el
compromiso. El entrenador debe distribuir el
liderazgo en función de lo que cada jugador
necesita, lo que supone conocer muy bien las
motivaciones de cada uno.
¿Existen hoy estas premisas en el equipo para cumplir el
objetivo?