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La pizarra sportinguista, por Pedro Pedrayes

Viernes 1 de Diciembre de 2017
Pedro Pedrayes
Fotos: Fierros / LFP / LFP

Pedro Pedrayes, entrenador nacional de fútbol (Llanes – 1977), analiza el primer tercio de liga para el Real Sporting. Abonado del Sporting y entrenador del Unión Comercial de Regional Preferente. Anteriormente pasó por el Oviedo 06 y por las categorías inferiores del Ribadesella, Llanera, Covadonga y Colegio Loyola, donde terminó su etapa como jugador.

Tras un descenso, tan claro a medida que iban transcurriendo las jornadas la temporada pasada, como sorprendente, ya que la plantilla era considerada de mucho más nivel que la anterior, que había conseguido el objetivo de la permanencia en la máxima categoría, llega la reconstrucción para la difícil categoría de plata. El elegido fue Paco Herrera, que presentaba un amplio curriculum por diferentes tipos de equipos y su mejor arma “La experiencia traducida en partidos” con una idea fiel de juntar a jugadores dominadores del juego de posesión, aunque poco a poco esa idea se fue diluyendo.

El modelo de Herrera se acerca a lo que ocurre cuando se tiene el bien más preciado que es el BALÓN, tener tiempo de balón, para gestionar lo que sucede en campo enemigo, algo fundamental para el catalán. Por eso, con la batuta de mando, los centrales tienen que ser capaces de superar líneas rivales. Fede Barba y Alex Pérez, centrales de confianza del técnico, deben de encontrar a los medios cercanos, para empezar a sumar los primeros pases, en la siguiente etapa, Bergantiños y Sergio Álvarez, son centrocampistas que dominan el espacio ancho campo y el juego básico para que todo confluya en buenas circulaciones. Lo que ocurre un poco más adelante debe de tener nombre propio y de momento en este Real Sporting, Paco Herrera, no logra dar con el perfil de futbolista que logre ser el nexo entre ese juego correcto, con mucho pase de seguridad y buenas circulaciones (en horizontal, no en progresión) que nos dan jugadores del perfil de Sergio y Bergantiños y llegar a zonas de creación, en el que fluyan ideas y encuentren espacios determinantes para poder finalizar con claridad y calidad. Carmona, Moi Gómez, Rubén García, incluso Isma López y Nacho Méndez, éste en una sola ocasión, han sido el perfil de futbolista, que el técnico ha tratado de convertir en ese jugador extraordinario, que construya todo, para el resto y que sepa acertar siempre al elegir el camino necesario para cada jugada.

El juego exterior empieza por la anchura que los laterales, ya sea Lora y Jordi Calavera por la derecha o Canella e Isma López por la Izquierda, le den al terreno de juego una vez lleguen a campo contrario. Siempre manteniendo el equilibrio defensivo de uno de ellos a la altura de Bergantiños y Sergio para favorecer el juego de contención y seguridad, y evitar así, sobre todo jugando de local con equipos muy replegados, les hagan daño a su espalda con extremos rápidos y verticales, como así sentenció su partido el Cádiz en el Molinón. Por delante de ellos con poco tiempo de sujeción y mucho para encarar están, Rubén García/Viguera, siempre a banda cambiada, como le gustaban los extremos a Johan Cruyff, pero poco recorrido hacia dentro, y por la otra banda Carmona/Santos, aunque en estas posiciones adelantadas no consigue de momento, dar con el equilibrio de juego para que estos perfiles de jugadores se sientan cómodos, en las tareas de finalización

Y arriba Stefan Scepovic, lo más utilizado hasta ahora, junto a Santos, que pidiendo más minutos de punta ha quitado protagonismo al goleador de Belgrado y es que las formas para llegar a uno u otro punta son muy diferentes viendo el perfil de uno y otro. Mientras a Stefan, recibiendo alejado de la pequeña y decisiva porción de terreno de juego que es el área, es un futbolista vulgar, desprovisto de regate y los recursos técnicos necesarios para crear futbol. Su aportación se limita a peinar o  bajar los balones aéreos  y protegerlos en busca de un socio sobre el que descargar la responsabilidad de masticar la jugada y que el técnico no encuentra. Todo cambia cuando la pelota se encuentra en los últimos metros. Instinto, anticipación y sobre todo remate son las habilidades que le convierten en el último goleador que logro hace poco con sus más de 20 goles en la división de plata acercar a base de goles el sueño del ascenso a la parroquia gijonesa.

A la parroquia gijonesa, le surgía una duda al inicio de la competición que de momento, ni jugadores ni cuerpo técnico han sido capaces de resolverles, ¿serán capaces estos jugadores, todos con experiencia en categoría superior, jugar bien y ser eficaces en segunda división?, pues bien bajo mi humilde punto de vista se deberían trabajar aspectos tan necesarios como las premisas tácticas, defensivas/ofensivas o técnicas y son las psicológicas. Cuando un grupo o futbolista en particular ha de pasar por la fuerte crisis que supone un descenso, un entrenador hábil sabe que ha de generar en su equipo una fortaleza mental que se transforme en un juego excelente, porque será la cabeza la que hará que los pies hagan lo que tienen que hacer, y sin compromiso, unión y estabilidad, se hace muy cuesta arriba.

Compromiso.- Olvidar la máxima categoría, saber que ahora se ha de jugar un futbol menos vistoso y más práctico y que prevalezca el resultado sobre lo mostrado en el terreno de juego en muchas ocasiones, obliga al entrenador a conseguir por parte de toda la plantilla, el acuerdo de luchar bajo esas condiciones y con un único objetivo, el ascenso. Este compromiso debe verse desde la pretemporada y en cada uno de los partidos que disputen, sea cual sea la competición.

Unión.- El compromiso solo se logra si existe una unión absoluta entre todos los miembros de la plantilla, donde todos adquieran un papel protagonista, porque saben que, de titular o de suplente, su orientación hacia el único objetivo, pasa por aportar unos y otros.

Estabilidad.- El hecho de saber que se está en un club centenario, respetado en todo el mundo y con una gran masa social detrás empujando, sustenta la unión y el compromiso. El entrenador debe distribuir el liderazgo en función de lo que cada jugador necesita, lo que supone conocer muy bien las motivaciones de cada uno.

¿Existen hoy estas premisas en el equipo para cumplir el objetivo?
 

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