Los de Paco Herrera despachan el peor partido como local y pierden con claridad ante el Cádiz. El equipo ya pierde en casa y deja de ser fiable a balón parado con un nuevo gol a la salida de un córner. Pitada general y desbandada del público antes de finalizar.

El Sporting regresaba a El Molinón espoleado por la posibilidad de regresar a los puestos de ascenso directo por las derrotas de Numancia y Osasuna. Además había la intención de reenganchar a un público que se marchó contrariado por el desconcertante encuentro despechado ante el Valladolid. 90 minutos después las heridas, en vez de cicatrizarse, se han acrecentado.

Paco Herrera optó por la variante con Moi Gómez y Carmona de interiores, Bergantiños de ancla y dejó a Rachid en el banquillo. La otra "novedad" fue el regreso de Isma López al lateral en detrimento de Canella. Después de mucho tiempo, en la formación inicial no había ningún asturiano ni ningún futbolista que hubiera pasado por el filial. Por su parte Cervera apostó por la vuelta de Villanueva al eje de la zaga y situó a Barral en el banquillo.

Había expectación por ver si los locales habían dado pasos adelante durante la semana en lo que a tener el balón y saber lo que hacer con él se refiere. Se sabía que el Cádiz es un equipo que renuncia al esférico con la firme intención de robar y buscar transiciones rápidas con sus extremos. Los de Herrera sí que tuvieron más posesión que su rival, pero en zonas intrascendentes y con nulas ideas. Se adelantaron los visitantes en un córner ejecutado por José Mari y cabeceado a la red por Garrido. Segundo gol consecutivo que encaja el Sporting a balón parado. Uno de los detalles que hacen ver la involución de este equipo: antes era inexpugnable a pelota quieta, ahora ya no. El partido se le ponía cuesta arriba al equipo asturiano que cada vez estaba obligado a exponerse más, lo que conllevaba dejar espacios para el Cádiz. La tímida reacción al gol encajado llegó con un disparo escorado de Santos y un tímido remate de Scepovic a centro de Moi Gómez, que desbarató sin problemas Cifuentes. La retirada a los vestuarios fue acompañada de música de viento.

En la reanudación todo siguió igual, dando la sensación de que era más factible el segundo gol del Cádiz que el primero del Sporting, como después se produjo. La primera solución de Herrera ante tal panorama fue el de suplir a Rubén García para dar entrada a Carlos Castro, que en defensa cubría la banda derecha y con balón se metía al centro. Las consecuencias favorables de esta permuta no existieron y en una contra llegó la sentencia. Salvi, que durante todo el partido tuvo una autopista por su banda, condujo y centró al área para que el otro extremo, Álvaro García rematara a placer.

0-2, nula reacción del equipo y la grada comenzó a desfilar. La segunda solución de Herrera fue sacar la de Rachid por Carmona. El franco argelino estuvo participativo y a pesar de sus fallos no se escondió. De hecho, él tuvo uno de los pocos intentos de su equipo en toda la segunda mitad, con un disparo que se marchó alto. El técnico catalán del Sporting, que permaneció sentado en su banquillo desde el gol de Álvaro García, realizó en el tramo final un último cambio que difícilmente se explica, ya que dio entrada a Pablo Pérez quedando solo 9 minutos y con la clara sensación de que el partido estaba sentenciado. La puntilla la dio un ex, David Barral que firmó el tercer a pase de Salvi en el último minuto de juego.

Descalabro absoluto del Sporting, que va a menos e involuciona: deja de generar ocasiones, empieza a encajar a balón parado, ya pierde en casa y acaba la jornada fuera incluso del play off. Los rojiblancos tratarán de cerrar esta crisis el próximo domingo a las 20h frente al Albacete.