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El Marino, almirante

Jueves 19 de Mayo de 2016
Jorge Valverde
 



Luanco, Miramar, 25 de Agosto de 2013. Formación inicial del Marino de Luanco, que comenzó la temporada 2013-14, la segunda mejor de la historia, igualando (1-1) contra el Racing de Santander. De izquierda a derecha, arriba: Omar Hernández, Álvaro Muñiz, Alberto Saavedra, Dani Espolita, Dani Rivas y Dudi Canseco. Abajo: David Álvarez, Dani Pevida, Alejandro Castroagudín, Guaya Sánchez y Jandrín Blanco.

La reestructuración de las categorías siempre fue, es y será un asunto de máxima discrepancia. El sistema perfecto no existe y la disconformidad no desaparecerá nunca, entre otras cosas porque el mismo club que hoy quiere esto, mañana quiere lo otro, en función de cómo evolucionen sus circunstancias.

En el ecuador de los 70, la Federación Española se topaba con la eterna encrucijada entre las demandas de los profesionales y los amateurs. La conclusión, crear un nivel intermedio, que tampoco iba a resolver el problema, pues el tiempo, ese juez implacable, demostró que la pérdida de prestigio de unos y la merma económica de otros incluso irían a más.

La criatura nació en un salón del madrileño hotel Meliá Castilla, sala de parto de la interminable asamblea que la Federación Española mantenía el 8 de julio de 1976. El ente, del que el barcelonés Pablo Porta sólo llevaba un año como presidente, la ponía en marcha con un año de carencia, es decir, en la temporada 1977-1978. Y, para la elección del nombre, se optó por un espantoso –con perdón– eufemismo: Segunda División B.

La cosa seguía respondiendo al tercer nivel, pero huía del nombre que, por lógica, le correspondía. Así, lo que sería Tercera, no lo es; y lo que es Tercera, no deja de ser la Cuarta. Otro tema ya es el número de equipos que la formaban. Al principio, por cierto, eran 40, en dos grupos, e incluso llegó a componerse de 22, en grupo único (1986-1987); ahora, son 80, en cuatro porciones. Así es muy difícil establecer rankings rigurosos y creíbles. Esperemos que en un futuro no salga de la chistera una Segunda C.

En todo caso, la categoría más reprochada del fútbol español no ha experimentado variaciones en el período que nos toca, al menos en su campeonato regular, por lo que el resumen global es más factible. El cambio de centuria coincidió con el generalizado retroceso de la representación asturiana. Clásicos como el Real Avilés Industrial, Langreo, Real Sporting B y Real Oviedo B perdieron su habitual status en la categoría, lo que también padeció, aunque en menor medida, el Caudal. A la par, surgían otros –Universidad Oviedo, Siero, Ribadesella– que aspiraban a tomar el relevo, pero, por unas circunstancias o por otras, no tuvieron continuidad.

La excepción de panorama tan obscuro la ofició el Club Marino de Luanco, que, antes de la llegada del siglo XXI, sólo había tenido un fugaz paso por la categoría, de la que había salido rebotado en el ejercicio 1996-1997. Entre la negativa aureola que sufría el fútbol asturiano –Real Sporting y el Real Oviedo incluidos–, el Marino supo jugar su papel, pescar en río revuelto y encaramarse en un nivel muy por encima de sus posibilidades, hasta el punto de liderar la clasificación global del siglo XXI. Mérito bestial.


Luis Gallego y José Luis Quirós, un matrimonio bien avenido.

Siempre bajo la presidencia de Luis Gallego, el Marino cubrió sus 11 temporadas con sólo tres entrenadores. José Luis Quirós es el incuestionable jefe del banquillo y, de hecho, en lo que va de siglo y en el cómputo de todos los grupos de Segunda B, el ovetense es el entrenador que más partidos ha dirigido a un solo equipo, mientras que, en el cómputo global, sólo es superado por el leonés Álvarez Tomé, que llevó las riendas de siete equipos.


De izquierda a derecha: Guaya Sánchez, Guillermo Suárez, Miki Riera, Pablo Pantiga y Samuel Barrio, jugadores con más presencias en Segunda B del s. XXI.

En el apartado de jugadores, pocos podían pensar que Guaya Sánchez, joven grancanario que desembarcaba en Luanco en 2006, se convertiría en el más asiduo marinista de la categoría, con 162 partidos acumulados en 5 temporadas, que cubrió en dos etapas. En igual número de campañas la camiseta azul fue defendida por el guardameta Guillermo Suárez, el centrocampista Miki Riera y los zagueros Pablo Pantiga y Samuel Barrio.


De izquierda a derecha: Jabuti, Chus Hevia y José Luis Blázquez, marinistas con más goles en 2ªB en el s. XXI.

Por lo general, el Marino siempre fue un equipo al que le costó hacer goles. Sólo alcanzó el medio centenar en sus dos mejores temporadas, cuando logró clasificarse en 5ª y 6ª posición, en los ejercicios 2001-2002 y 2013-2014, éste curiosamente con dos jornadas menos, por la desaparición del Salamanca. Curiosamente, la mayoría de los principales goleadores no aparecen entre los jugadores con más partidos. Sólo Jabuti Pablos, máximo realizador con sus 20 dianas, y Rubén Suárez superan la barrera del centenar de presencias.

 

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