Los gijoneses suman tres valiosos puntos ante un Celta desdibujado y sin remate, al que noquearon en una buena primera mitad. El Roces se afianza en la zona media.

El Roces recibía a uno de los equipos llamados a estar en la zona alta como el Celta de Vigo, que pasó con más pena que gloria por Covadonga.

La primera mitad fue de dominio local. El Roces fue más ambicioso y expuso más que un Celta sin intensidad. Pronto llegarían las ocasiones, en el minuto 5 lo intentó Mati tras una galopada por la izquierda, pero su remate se estrelló en la cruceta. En el minuto 20 fue Davo quien se plantó solo ante Pablo, pero su remate flojo se fue a las manos del meta gallego; esta sería la antesala del gol, ya que un solo minuto después, Davo aprovecha un balón largo para tocar con la puntera ante la salida de Pablo y adelantar al Roces.

El gol no cambió el guión del partido y el Roces buscó aumentar su renta ante un Celta que no inquietaba la meta local. El empate llegó en un corner cerrado botado por Brais que Miguel, en su intento de despeje, introdujo en su propia portería.

Cuando parecía que se llegaría al descanso con el empate, un centro chut de Davo desde la derecha lo introduce Borja Sáez en su portería, cuando intentaba despejarlo.

No le quedaba otra al Celta que intentarlo en la segunda parte. El técnico celtiña introdujo cambios y su equipo combinó mejor, pero careció de llegadas de peligro ante un Roces ordenado, que dejó el ataque en manos de la velocidad de Mati y Sergio. Los gijoneses acabaron encerrados en su área ante un Celta carente de ideas, que no fue capaz de empatar el partido.