Una mala segunda vuelta condenó a un Unión que
no logró la permanencia en Segunda B. Redondo
dimitió en marzo, y Raúl González no supo
cambiar la dinámica langreana. Hernán Pérez
Cuesta fue el elegido para dirigir el nuevo
proyecto en Ganzábal.
Comenzó
el 2015 con el Unión Popular de Langreo inmerso
en una mala racha de resultados que se extendía
desde noviembre de 2014. Pese a ello el primer
partido del año dio una alegría a los
aficionados, ya que se logró un meritorio empate
en Las Gaunas gracias a un gol en el tiempo de
descuento del debutante Guille Méndez. Este
empate mantenía al Unión en una situación
cómoda, con 7 puntos de margen con respecto a
los puestos de descenso. Tres victorias en los
siguientes cinco partidos impulsaron a los
pupilos de Redondo, que en la jornada 24 se
mantenían en 9ª posición con 11 puntos de
ventaja con respecto al descenso. Pero todo se
torció en este momento.
La derrota en el descuento frente al Real Murcia
fue el comienzo de una mala racha de resultados
que se extendió hasta la jornada 36, en gran
medida por la absoluta falta de lucidez en
ataque. Prueba de ello fue que el pichichi del
equipo, Ortiz, sólo marcó 1 gol en toda la
segunda vuelta. Pese a tener un calendario
favorable
-al
recibir en Ganzábal a casi todos los rivales
directos-
el Unión entró en una dinámica de mal juego que
costó duras derrotas, como frente al Zamora y al
Tropezón. El tropiezo frente a este
último equipo supuso el final del camino para
José Antonio Redondo, que dimitió esa misma
semana. El elegido por la directiva para
intentar retomar la senda de la victoria fue el
veterano Raúl González, que debutó como
entrenador del Unión en la derrota por 2-0 en
San Lázaro.
Tres
puntos en sus 7 primeros partidos fue el pobre
bagaje del entrenador avilesino, que mantuvo la
nefasta racha en la que estaba inmerso el club,
entrando en puestos de descenso en la jornada 35
tras perder por 4-1 frente a la Cultural
Leonesa. Pese a los malos resultados, el Langreo
llegaba a las últimas tres jornadas con serias
opciones de mantener la categoría. La victoria
frente al Guijuelo en Ganzábal sacó a los
langreanos del descenso, tornándose el partido
frente al Real Valladolid “B” como un todo o
nada para el Unión. Pese a llegar al descanso
con ventaja gracias al gol de Guille Méndez el
conjunto langreano se vino abajo tras la
reanudación, encajando 3 goles que les dejaron
muy tocados y dependiendo de otros resultados
para lograr la permanencia. No se dieron esos
resultados favorables y, pese a vencer al
Logroñés en Ganzábal, las victorias de Lealtad y
Astorga condenaron al Unión a Tercera División.
La estancia en Segunda B que tanto trabajo costó
conseguir se esfumó en apenas 10 meses. Tocaba
buscar un entrenador que comandase al Unión en
el nuevo proyecto en Tercera, siendo el elegido
Hernán Pérez Cuesta, que hasta el momento se
encargaba del juvenil de División de Honor del
Real Oviedo. Como suele ser habitual tras un
descenso, tocaba realizar cambios en la
plantilla. Hubo varias salidas, pero entre
todas ellas destacó la marcha de un referente
durante los últimos años en Ganzábal: el capitán
Iván Otero. El veterano central dejó
Ganzábal tras 5 temporadas, un ascenso y buenos
recuerdos entre la afición langreana.
En
el capítulo de renovaciones varios jugadores
importantes mantuvieron su vínculo con el Unión,
entre ellos Manu Blanco, Pablo Acebal, Nacho
Calvillo y el cancerbero langreano Adrián Torre.
Hernán Pérez completó la plantilla con fichajes
como Viesca, Claudio, Pelayo Pedrayes y Luis
Nuño, llamados a tener un papel importante en el
retorno a Tercera del Unión.
Comenzó de manera irregular la temporada para el
Unión, haciéndose fuertes en Ganzábal pero con
muchas dificultades para lograr la primera
victoria a domicilio. Dicho primer triunfo no
llegaría hasta la jornada 8 con un 0-1 ante el
Real Oviedo “B”. Tropiezos inesperados en los
primeros compases de la temporada supusieron que
se abriese una brecha entre los principales
rivales del Unión
-Avilés
y Caudal-
y los pupilos de Hernán Pérez. Sin embargo la
maquinaria langreana comenzó a carburar,
ayudando a ello la llegada de Alberto Turzo al
centro del campo, y desde el 25 de octubre el
Unión no sabe lo que es perder, habiendo cedido
únicamente un empate frente al Caudal y con
victorias de relumbrón como la lograda frente al
Real Avilés.
El Unión Popular de Langreo llega a 2016 como
uno de los equipos más vistosos de ver, estando
entre los conjuntos más goleadores de España
-en
gran medida gracias al pichichi Claudio, que
acumula ya 15 dianas-
y con la esperanza de mantener la racha de
victorias para conservar las opciones de
alcanzar al Avilés y al, por ahora, intratable
Caudal. Y para ello los langreanos contarán
con Miguel Pérez Cuesta, “Michu”, que tras
varios meses entrenando a las órdenes de su
hermano podría debutar frente al Covadonga el
día 7 de enero.