Se
va un año histórico para el Unión Popular de Langreo. Un año en
el que la afición langreana dejó atrás 11 años de batacazos en
Tercera para regresar a la categoría de bronce. Y no sólo hay
que destacar lo deportivo, ya que en el plano institucional el
Unión vive una buena época tras muchos años de malas gestiones y
de poca estabilidad en la directiva.
Pero no todo fueron alegrías en 2014. El Unión comenzó el año
como líder de Tercera División, en un buen estado de forma y
dando buena imagen. Sin embargo el mes de enero fue el comienzo
de una de las peores rachas de la historia del club en categoría
autonómica. La derrota ante el Ceares por 0-1 fue el preludio de
una racha de 4 derrotas en 5 partidos que complicó el título de
liga a los pupilos de Pablo Lago. Pareció recomponerse el Unión
con tres victorias seguidas entre finales de febrero y
principios de marzo, pero lo peor estaba por llegar. La derrota
y mala imagen en Andés, el insulso empate sin goles frente al
Universidad de Oviedo, y sobre todo el humillante 0-5 contra el
Tuilla en Ganzábal pusieron a Pablo Lago en el punto de mira de
la afición debido al mal juego del equipo y a la inevitable
pérdida de las opciones de campeonar. La directiva langreana
tomó la decisión de mantener a Lago hasta el final de la
temporada, decisión que despertó una gran división de opiniones
y que finalmente acabó saliendo bien. Tras la dura derrota
frente al Tuilla el Unión comenzó a recuperar sensaciones de
cara al play-off de ascenso, logrando 13 de los últimos 15
puntos y finalizando en segunda posición. El primer objetivo del
año –el título de liga- se había escapado, pero todavía estaban
vivas las opciones de lograr el objetivo más importante: el
ansiado ascenso.
Play-off de ascenso a Segunda B.
Había
muchas dudas sobre qué cara se vería del Unión en la promoción
de ascenso. El fiasco de no campeonar obligaba al Langreo a
superar tres eliminatorias para volver a Segunda B, algo que se
antojaba muy complicado. El primer rival fue el Atlético de
Monzón, 5º clasificado del grupo aragonés que jugó el play-off
por la imposibilidad de hacerlo del 4º clasificado de su grupo.
La ida se jugó en tierras oscenses, y el 0-1 logrado gracias al
gol de Carly a pocos minutos del final puso en clara ventaja al
Unión, que además había conseguido ganar fuera de Asturias por
primera vez desde 2003. En el partido de vuelta no hubo
sobresaltos, ganando el conjunto langreano por 2-0 y pasando a
la segunda ronda por primera vez en este sistema de competición.
Más complicado fue el enfrentamiento contra el Haro en la
siguiente ronda: el conjunto riojano venció por 1-0 en el
partido de ida, quedando todo pendiente para la vuelta en
Ganzábal. Nacho Méndez igualó la contienda en el minuto 1 y Chus
logró el 2-0 mediado el segundo periodo, pero tuvo que ser
Guillermo el que diese el paso al Unión con una parada
antológica en la última jugada del encuentro. Final de infarto
que daba el pase al Langreo a la última ronda, en la que
esperaba uno de los conjuntos más potentes de Tercera, el
Mérida. El empate sin goles logrado en el Estadio Romano lo dejó
todo pendiente para Ganzábal, y el 22 de junio llegó el gran
momento.
Los actos vandálicos en los
aledaños de Ganzábal una hora antes del encuentro no evitaron el
lleno
absoluto
del coliseo langreano, que colgó el cartel de no hay entradas. El
partido fue trabado, con mucho respeto por parte de ambos
conjuntos. Se rozó la tragedia a pocos minutos del descanso con
un disparo del Mérida que se estrelló en el palo, y hubo que
esperar al minuto 78 para que Ganzábal estallase de alegría tras
un claro penalti provocado por Mansilla tras una jugada personal
de Pablo Acebal que el propio jugador transformó en gol. En el
gol del ascenso. En el gol del retorno. Con el pitido final se
vino abajo Ganzábal, y pese al interés de un grupo de
aficionados emeritenses por boicotear la celebración langreana,
nada pudo evitar que el Unión festejase como se merecía la
vuelta a la categoría de bronce.
Vuelta a Segunda B.
La planificación para la nueva temporada tuvo como principal
novedad el cambio de entrenador: se fue Pablo Lago y llegó José
Antonio Redondo procedente de L’Entregu. En lo relativo a
jugadores, en el plano de bajas destacó un nombre por encima de
todos. El capitán Carly dejó Ganzábal tras 8 años, bastantes
goles, y sobre todo tras darlo todo por el club temporada tras
temporada. También fue muy comentada la marcha del pichichi
Chus, llegando en su lugar “el Califa” Ortiz, mientras que la
dura tarea de reemplazar a Guillermo en la portería correspondió
a Javi Díaz y al langreano Adrián Torre. La cesión de Robert y
la llegada de Pablo Álvarez recién comenzada la liga cerraron
una plantilla en la que continuaron varios de los referentes de
la pasada campaña, como Nacho Méndez, Pablo Acebal, Otero, Mendi
y Nuño.
A
finales de agosto llegó el momento de la verdad con el comienzo
de la liga, y la verdad es que al Unión le costó arrancar. Una
sola victoria en las seis primeras jornadas empezaban a poner el
nerviosismo entre la afición por la falta de puntos, pero a raíz
de la victoria en Astorga el conjunto de Redondo empezó a
mejorar sus resultados, logrando ocho partidos consecutivos sin
perder y asentándose en la zona media de la clasificación pese a
las incontables lesiones que están lastrando a la plantilla.
Entre medias se produjo una noticia destacable en la directiva,
y es que Ana Belén Pacho dejó la presidencia por motivos
personales, asumiendo el cargo el hasta entonces vicepresidente
Víctor Fernández-Miranda. En las últimas semanas del año el
Unión no estuvo en su mejor momento, con cuatro partidos sin
ganar. Sin embargo la distancia con el descenso sigue siendo lo
suficientemente amplia como para pasar las fechas navideñas con
tranquilidad y comenzar 2015 con optimismo.
En resumen, el año 2014 va a terminar como el mejor para el
Unión desde 2003. A los grandes resultados deportivos ya
comentados se suma la mejoría en la parcela directiva. Los
impagos a la plantilla son cosa del pasado y el club vuelve a
ser un ejemplo de seriedad y de hacer las cosas bien. Poco a
poco la afición empieza a responder a este buen hacer y es de
esperar que las afluencias a Ganzábal sigan mejorando en el
próximo año. 2014 fue el año de volver, y 2015 debe ser el año
de mantenerse y seguir creciendo.