Turón y Siero firmaron tablas en un
disputado
encuentro.
Tenía que haber
sido uno de los
encuentros más
entretenidos de
la jornada en
Regional
Preferente, sin
embargo el
árbitro ovetense
Estrada
Rodríguez se
convirtió en
actor principal
desesperando a
los asistentes,
jugadores y
cuerpo técnico
de ambos
equipos.
El partido comenzó entretenido. En el minuto
5 el Siero puso
en apuros a
Michi. Tres
minutos más
tarde Jairo
marcaba un
auténtico golazo
que adelantaba
de manera
momentánea a los
locales. El
jugador turonés
le dedicó el
tanto al
delegado de su
club. En el
minuto 12
llegaba el
empate del Siero.
Herrero chutó
desde fuera del
área y el balón
se coló a pesar
de la estirada
de Michi. Otro
buen gol. El
partido se ponía
muy interesante
pero las cosas
se empezaron a
torcer. El
árbitro paraba
el juego pitando
numerosas
faltas, la
mayoría
inexistentes, y
en el 33
expulsaba al
entrenador del
Siero, Aníbal,
por protestar.
Una expulsión
más que rigurosa
que desató la
ira en el
banquillo
visitante. En el
35 el Siero
mandaba un balón
al palo y poco
fútbol más se
vio durante la
primera mitad.
Estrada
Rodríguez
detenía el juego
cada vez que
escuchaba una
queja, el
partido se
jugaba a balón
parado y el
principal
perjudicado era
el Turón.Casi
todas las faltas
que pitó el
colegiado
ovetense fueron
a favor del
Siero provocando
de esta manera
la ira en el
banquillo local.
En la segunda
parte el equipo
rojillo se
centró y comenzó
a dominar. En el
54 una buena
jugada turonesa
acabó con un
centro perfecto
de Rubén,
Morilla remató
solo pero la
mandó fuera. La
réplica del
Siero vino tras
una lanzamiento
de falta que se
estrelló en el
travesaño
turonés dos
minutos más
tarde. En el 63
fue Nahuel el
que mandó el
balón al
larguero
visitante tras
un excelente
disparo desde la
banda y en el 65
Morilla tuvo
otra oportunidad
para adelantar a
los locales. A
partir de ese
momento el
árbitro volvió a
ser el
protagonista del
partido.
Amonestó a
Froilán por
protestar,
amonestó a
Rubén, que
estaba en el
banquillo, por
reclamar una
falta y volvió a
parar el juego
cada vez que
escuchaba un
ruido,
inventándose un
buen número de
faltas. Los
aficionados se
desesperaban,
los jugadores se
desesperaban y
los banquillos
echaban chispas.
Cuando por fin
volvió el fútbol
ya se estaba
jugando el
descuento,
cuatro minutos
añadió el
colegiado,
cuatro minutos
en los que Michi
salvó por dos
veces al
conjunto local,
cuatro minutos
que se
convirtieron en
tres por arte de
magia cuando
Estrada
Rodríguez pitó
el final del
partido en el
minuto 93.