El Sporting hizo méritos en el primer tiempo para doblegar al conjunto vigués pero la falta de puntería privó que Marco Díaz se fuese del Sporting con una victoria. Álvaro, el mejor de los rojiblancos, estrelló dos balones en la madera.

No pudo ser y Marco Díaz, que hoy se despide del Sporting para tomar las riendas de la SD Noja, no acabó su ciclo de seis años en el División de Honor rojiblanco con una victoria. Sus chicos lo intentaron de todos las formas, especialmente en el primer tiempo donde el Sporting creó ocasiones para merecer irse por delante al descanso. El partido se disputó en el campo número cuatro de Mareo a pesar de la copiosa lluvia que cayó durante todo el encuentro y sin que los más de 100 espectadores presentes en Mareo pudieran resguardarse. Es, además de por los espectadores, un feo gesto por parte de la dirección de logística del Sporting –encabezada por José María Meana Acebal- poner el partido en el campo IV cuando se trata del último partido de un entrenador en el club. La argumentación de tal decisión que se quiere conservar el césped del campo número 1 para el filial el domingo sin tener que abonar honorarios extra a la empresa de jardinería encargada del mantenimiento.

Los rojiblancos salieron dominadores al encuentro, acorralando a un Porriño que se replegó desde el primer minuto. El bagaje ofensivo vigués se limitó a buscar algún contraataque o alguna jugada a balón parado en la que sorprender a la zaga gijonesa. La primera ocasión clara llegó por medio de un remate de cabeza de Jaime que no vio portería tras un centro de Jairo y minutos después fue Álvaro quién buscó sorprender al portero con un tiro a su palo largo, pero el portero desvió bien a córner.

Este primer tiempo se jugaba casi exclusivamente en territorio vigués. En el minuto 25 Álvaro se topó con la madera y escasos minutos después volvió a adolecer de puntería al irse su chut desviado. Superada la media hora, nuevamente Álvaro, remata desviado y poco después un chut del llanisco se topa con la madera, ya con Sebas superado. El rechace cae a la frontal donde el tiro de Cristian se va ligeramente alto. El Porriño daba gracias por llegar empatados al descanso.

En el segundo tiempo se vivió un partido micho más gris. La pesadez del campo y el cansancio hicieron mella en el conjunto rojiblanco, que no conseguía inquietar a Sebas, a pesar de su dominio territorial. Incluso el Porriño se estiró por medio de su mejor jugador Richi canalizando el juego ofensivo. Únicamente Edu con un remate muy desviado y Adrián con un flojo chut desde la frontal hicieron entrar en el partido a un Chechu, que fue casi más un espectador que un jugador. El Sporting solo llegó al área viguesa en los últimos 10-15 minutos cuando los cambios introducidos de refresco por Marco Díaz entraron en el partido.

Fue, con la entrada de Viti, Ramón y Javi, cuando el Sporting obtuvo el revulsivo que necesitaba. Ramón se fabricó por banda izquierda una fenomenal jugada que Javi remata, pero Sebas detiene muy firme. Antes Andrés en una cabalgada por la misma banda se la puso a Álvaro, pero el delantero no tenía hoy su día y volvió a rematar desviado. El Porriño se encerró para conservar el valioso tesoro que supone llevarse un punto de Mareo y se defendió con orden, achicando todos los balones que se acercaban a su área. La última rojiblanca llegó en un mal despeje que queda muerto en la frontal del área y Viti con un buen derechazo se encuentra con un defensor en su trayectoria evitando un gol que parecía cantado.