Año 1.992. El entonces presidente del Sporting, Plácido Rodríguez Guerrero y su junta directiva, en la que se integraban gente como Paulino Tuñón –catedrático de química en la Universidad de Oviedo- o José María Suárez Braña –hoy presidente de la Federación de Peñas Sportinguistas y de Aficiones Unidas-, sacaban adelante en una Asamblea la conversión en Sociedad Anónima Deportiva –SAD de ahora en adelante- para poder liquidar las deudas que acuciaban a los clubes españoles. De hecho fue obligatorio que todos los clubes de Primera y Segunda División con deudas deberán transformarse de forma obligatoria en SAD para salir a competir en Primera o Segunda División la temporada siguiente. Solo Real Madrid, FC Barcelona, Athletic de Bilbao y CA Osasuna quedaron liberados. Tras un convulso proceso durante todo el verano de 1.992, en lo que parecía no se iba a completar el capital social y por lo tanto suponía descender a 2ªB, se hizo por la aportación del Ayuntamiento de Gijón que adquirió las acciones necesarias para completar el capital. Aquí comenzó la era de los despropósitos en el Sporting.

Deportivamente la temporada 1991-1992 había sido tranquila acabando octavo con 38 puntos. Aunque Ciriaco Cano no consiguió repetir el éxito de meter al equipo por séptima vez en Copa de la UEFA y no fue renovado. Para la primera temporada como SAD, en su lugar llegó el holandés Bert Jacobs, que no acabaría la temporada siendo sustituido por Carlos García-Cuervo para evitar el descenso de categoría. La próxima temporada el entrenador sería Mariano García Remón, que salvó milagrosamente al equipo tras una primera vuelta espectacular, pero una segunda desastrosa con solo 9 puntos sumados (3 victorias, 3 empates y 13 derrotas).

Eloy Calvo, primer presidente de la SAD

Tras la conversión en SAD, Eloy Calvo Capellín fue nombrado primer presidente. Estuvo en el cargo hasta 1.994 cuando Manuel Calvo, empresario conocido por la conservera, se erigió como presidente del Consejo. Apenas duró unos meses en el cargo. Tuvo una dura pugna con José Fenández –actual máximo accionista-, constructor natural de Gijón que obtuvo el apoyo del Ayuntamiento por afinidad política. Apoyo que le fue negado a Manuel Calvo porque desde el consistorio de Vicente Álvarez Areces, se dijo que Calvo “usaba el Sporting para su beneficio personal”. Hilarante argumento.

José Fernández. Noviembre 1.994 hasta la actualidad

La época de José Fernández como presidente y máximo accionista es de sobra conocida. Fichajes extraños, comisiones escandalosas a través una empresa de intermediación llamada Asturiana de Representación S.L, y dos descensos de categoría hasta el día de hoy. El de 1.998 totalmente traumático haciendo un bochornoso ridículo y sumando únicamente 13 puntos. Además cuando cogió al equipo en 1.994 la deuda era ridícula y en 2.005, tras varios episodios vergonzantes protagonizados por dirigentes incluido un video dónde se reconoce haber comprado partidos, la entidad se vio obligada a ir a un concurso de acreedores dónde se destapó que la deuda total superaba los 65M de euros. Increíble. El juez Antón Guijarro, definió al máximo accionista y sus Consejos de Administración como “incapaces”. Sin embargo, el magistrado les permitió continuar al frente de la entidad a pesar de que esta incapacidad manifiesta quedó probada.

En lo deportivo su primer año se salvó en una agónica promoción contra el Lleida con 40.000 personas –cuando los estadios eran aún de pie- en un Molinón lleno a reventar. La permanencia la decidió las genialidades de Igor Lediakhov y una mano salvadora de Ramón en el descuento al ganar 3-2 (empate a 2 en la ida en Lleida). Se coqueteó continuamente con el descenso hasta 1.998, cuando se consumó. No se ascendería hasta 2.008 con el fallecido Manuel Preciado al frente del equipo y el club –ese mismo año dejó de serlo- vigilado estrechamente por los administradores concursales que controlaban todo céntimo que entraba y salía de la sociedad. Fueron años de estabilidad. En estos últimos cuatro años en Primera se dejó escapar la posibilidad de crecer y hacer un buen proyecto entorno a la cantera, con ventas como Michel o José Ángel. Así, hasta consumar hace 4 meses el retorno a la Segunda División y a la espera de que sucederá esta temporada que no ha comenzado muy bien.

Veinte años de sociedades anónimas deportivas, que no se cataloga de otra forma que en veinte años de despropósitos y maltrato al hincha. En el Real Oviedo la situación es más crítica aún, pero se conserva un pequeño hilillo de esperanza. Ese invento del gobierno socialista para sanear el fútbol lo ha podrido aún más con una deuda con las administraciones públicas absolutamente brutales e inasumibles por casi todas las entidades.