Si alguien se hubiera
plantado el domingo a eso de
las 13:50 horas en los
aledaños de El Molinón a
realizar una encuesta sobre
el rendimiento del Sporting
en la primera vuelta el
resultado hubiese sido
abrumador. Todos y cada uno
de los más de 13.000
espectadores que asistieron
al empate del Sporting y del
Mirandés –cuyos jugadores lo
celebraban como si hubieran
alcanzado la semifinal de
Copa que los castellanos
alcanzaron el año pasado-
hubieran dicho la palabra
“decepcionante” o algún
sinónimo que viniese a
expresar la misma sensación.
Y es que un equipo que pelea
por ascender debe mostrar
mejor rendimiento que unos
pobres 26 puntos tras 21
jornadas que marcan la mitad
de la Liga. En el anterior
ascenso del Sporting en 2008
tras 21 jornadas el equipo
sumó 35 puntos y acabó la
temporada con 72 puntos en
el tercer puesto que daba el
privilegio de ascender.
Fueron 37 puntos en la
segunda vuelta; números que
el Sporting de esta
temporada tendrá que superar
con casi total probabilidad
para optar a una de las
primeras seis plazas –siete
si el filial blaugrana sigue
en los puestos de cabeza-.
Pero no todo tiene porque
ser pesimismo, una de las
afirmaciones que llevan
varias semanas rondando la
mente de los sportinguistas
es que con 26 puntos y la
horrorosa primera vuelta que
primero Manolo Sánchez
Murias y luego José Ramón
Sandoval han despachado solo
se está a seis puntos de los
puestos de play-off con lo
que el objetivo con 21
partidos por delante no
parece para nada una empresa
imposible de lograr, aunque
sí muy difícil. Las
calculadoras echan humo y
casi todas arrojan que lo
que no sean 40 puntos –para
sumar 66- en la segunda
vuelta como mínimo no
llegará para optar a pelear
por el ascenso.
Estadísticas para el
optimismo
Pero
al margen de los malos
números también hay
precedentes para el
optimismo de que el Sporting
pueda llegar al play-off –el
ascenso directo se ve como
una auténtica quimera-. En
las dos temporadas
anteriores que el sistema de
play-off se implementó para
decidir una de las plazas
hubo dos equipos que
llegaron al play-off en
situaciones similares a la
de los rojiblancos. En la
temporada 2010-2011 el
Valladolid marchaba en
décimo segunda posición con
26 puntos y se encontraba a
cinco del play-off. Tras una
segunda vuelta de 40 puntos
se coló en la séptima
posición con 66 puntos
–beneficiado por el tercer
puesto del filial blaugrana-
y jugó el play-off. La
temporada siguiente fue el
Alcorcón quién en la jornada
21 estaba en la posición
undécima con 28 puntos. La
temporada regular la acabó
en cuarta posición con 73
puntos, habiendo despachado
una segunda vuelta
espectacular con un bagaje
de 45 puntos. Ni Valladolid,
ni Alcorcón ascendieron
finalmente a Primera
División, pero se metieron
en el play-off, lo jugaron y
lo disputaron. Y como todo
play-off a ida y vuelta lo
hecho anteriormente no sirve
para nada.
Animar, confiar y tener fe
en José Ramón Sandoval, su
equipo, sus jugadores y que
los refuerzos y la palpable
mejora en el juego funcionen
y aúpen al Sporting hasta
esos puestos. No queda otra.
El panorama económico que le
presenta al Sporting en caso
de no ascender es desolador,
no porque corra riesgo de
desaparición, sino porque
los ingresos se reducirán
notablemente y el gasto se
verá reducido al mínimo por
las deudas –concursales y no
concursales- que arrastra la
entidad. Lo más probable en
caso de no ascender es que
toque vagar varios años por
la categoría sin pena ni
gloria.
Como decía esta semana un
buen amigo –y colaborador de
esta web- ‹‹creer en
el Sporting esta temporada
de cara a conseguir el
ascenso no es otra cosa que
realizar un acto de fe››.
Pues eso, desde mi asiento
en el sector G de la Tribuna
Oeste que llevo ocupando
desde hace 16 años suscribo
sus palabras; no toca otra
cosa que creer. No toca otra
cosa que tener fe.