Inmerecido punto

 

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Domingo 18 de Noviembre de 2012
Víctor Molina
Ma
jadahonda

El Real Oviedo araña un punto del Cerro del Espino, en un partido dominado por el filial colchonero, que regaló el gol del empate tras un error defensivo que aprovechó Aquino.

1.- Atlético de Madrid "B": Bono; Manquillo, César Ortiz (A), Mongil, Tiri; Thomas, Saúl (A); Omar (Ndoye, 74’), Óliver (Fer, 87’), Pedro; y Gerard (A) (Iván, 58’). 

1.- Real Oviedo: Dani Barrio; David, Álvaro, Mantovani, Javi Cantero; Aitor Sanz, Iker (Aquino, 67’), Cerrajería (A), Iván Rubio (Jandro, 57’); Josep Señé (Pascual, 57’) y Diego Cervero.

Árbitro: Perdigones Pacheco. Comité andaluz.

Goles: 1-0 m. 27 Pedro Martín; 1-1 m. 80 Dani Aquino.

Incidencias: Cerro del Espino. Césped en buen estado. Unos 1.300 espectadores, con más de 400 aficionados asturianos.

Salían del vestuario, ya pasados por la ducha, de uno a uno los jugadores del Atlético de Madrid B. La misma cara, el mismo gesto, la misma decepción. Saludaban a familiares y amigos, conocidos y periodistas, y todos coincidían en las primeras palabras: “No me lo puedo creer”. En sus rostros se podía ver un amplio paisaje de pura agonía y contrariedad. No daban crédito a lo que había sucedido en la recta final en el Cerro del Espino. El filial colchonero, que tan bien había manejado el ritmo del partido y había impuesto su superioridad tanto en el campo como en el marcador, cerraba los 90 minutos de partido con un único punto, al dejarse empatar a diez minutos del final con un gol de Dani Aquino, surgido de la nada. 

Los primeros minutos sobre el césped de Majadahonda dejaron una clara lectura no muy difícil de extraer. Independientemente de que el Real Oviedo ocupara las plazas de playoff y el Atlético de Madrid B esté más cerca del descenso que del ascenso, ambos equipos demostraron desde el arranque un profundo respeto por el rival, sin atender al potencial de cada equipo. El miedo era algo que se podía notar. No existían frivolidades y ambos conjuntos guardaban lo mejor posible sus espaldas para ir tanteando las expectativas que tenían sus propios entrenadores. 

En medio de todo este respeto, el Atlético de Madrid B sacaba la cabeza de la tierra para ir haciéndose dueño del control del partido. Tal y como se desplegaron en partidos anteriores en casa, el filial se gustaba con el balón en los pies. Cambiaban la anécdota de buscar a Pedro en el desmarque y preferían usar a Saúl y Óliver Torres para asociarse y llegar con muchísima más facilidad. Surtía efecto, el Atleti lo conseguía pero la ocasión no llegaba. Pasaron hasta 25 minutos de partido sin que el filial colchonero y el Real Oviedo probaran fortuna de cara a portería, hasta que minutos después Perdigones Pacheco anulara un gol en posición de fuera de juego a Gerard Oliva, por escasos metros.  

Instantes después, una asociación de Pedro Martín con Saúl Ñíguez daba con el gol del delantero andaluz, que cruzaba para marcar el primero de la mañana. Con la ventaja en el marcador, el Atlético de Madrid B jugó con mayor comodidad, probaba con más tino al guardameta rival y dominaba los tiempos del partido con un Thomas que controlaba las subidas de jugadores como Señe.  

En el segundo tiempo, el Real Oviedo disfrutó de su primera ocasión entre los tres palos del partido. No llegó hasta el minuto 52 de partido, aunque fue una mera anécdota que podría haberse quedado en nada si Óliver Torres hubiera acertado con su disparo o habiendo descargado hacia Gerard Oliva una jugada personal tras regatear hasta a 3 rivales del Real Oviedo.  

Llegaban los primeros nervios, propiciados por varias pérdidas y algún que otro error en defensa. Coincidía, además, con el show que Perdigones Pacheco llevaría a cabo, no señalando algunas faltas muy claras sobre los jugadores del Atlético de Madrid B. Si bien es cierto, el colegiado andaluz perdonó la tarjeta roja a Gerard Oliva por controlar el balón con el brazo, ya que había recibido minutos antes una amarilla.

Quizás por este suceso, Santaelena decidía dar relevos. Daba entrada a Iván Sánchez por Gerard, que se marchaba visiblemente enfadado al banquillo. A priori, el cambio traía aire fresco al equipo, pues el jiennense no daba sensaciones de haber salido de una lesión. Iván mareaba por completo a su par. No podía detenerle. Una finta por aquí, otra por allá. La grada disfrutaba con el juego del equipo. Sin embargo, con el paso de los minutos, la pérdida de una referencia ofensiva ayudaba al Real Oviedo, que veía más claro la posibilidad de sacar el balón jugado y no estaba tan presionado.  

Precisamente, de esta manera, el Real Oviedo consiguió el tanto que empataría el partido. Un balón en largo del guardameta Dani Barrio botaba y César Ortiz lo dejaba correr, confiado en que Bono llegaría a él. El guardameta marroquí se quedó a media salida y Dani Aquino remataba por encima de él con un cabezazo. 

Restaban diez minutos para el final y todo apuntaba a que el marcador no se movería. Aunque finalmente fue así, el filial colchonero estuvo cerca de mover el marcador. Pedro Martín robó la cartera a Mantovani a falta de tres minutos para el final y se plantó solo ante Dani Barrio, pero su disparo se marchó muy desviado.  

Perdigones Pacheco señaló el final de los 90 minutos mientras los jugadores del Atlético de Madrid B miraban el reflejo del marcador. Unos cuantos se marchaban cabizbajos, sin creer el resultado. Otros pocos, se acercaron al árbitro para hacerle ver su descontento con el arbitraje final. La realidad marca que el filial colchonero consigue un único punto que no sabe a nada y que mejora mucho menos la dinámica de un equipo que está trabajando de una forma excepcional.
 

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