Árbitro: Santo
Pargaña. Comité Andaluz.
Incidencias: Virgen
del Val. 700 espectadores.
Primera victoria de Antonio Acosta en su regreso al banquillo del
Alcalá, que si bien no sirve
a los rojillos para
abandonar el farolillo rojo,
si da un impulso moral a un
equipo que llevaba desde el
primer partido de liga sin
saber lo era saborear una
victoria.
En el primer partido como local del nuevo técnico, quedó muy clara
cuál es la filosofía del
nuevo Alcalá: un equipo
competitivo, muy bien
plantado en el campo, y
sobre todo muy seguro en
defensa. Tal fue la
fortaleza defensiva de los
complutenses, que el
guardameta Juancho no se vio
obligado a intervenir. El
conjunto asturiano tan solo
pudo desbordar a la defensa
local en dos ocasiones que
se marcharon directamente
fuera.
Pero no solo de fútbol defensivo vive este nuevo Alcalá, que tuvo
más balón que su rival, que
tan solo despertó de su
letargo en el tramo final
del partido, cuando Paco
Fernández abandonó la
defensa de cinco.
Curiosamente, los de Antonio Acosta dominaron más la posesión de
balón en el primer tiempo,
pero tuvo más y mejores
ocasiones en el segundo.
Destacaron en este apartado
Álvaro del Moral y Montero,
muy activos en el frente del
ataque en todo momento,
aunque poco acertados de
cara a puerta.
En el primer tiempo las ocasiones fueron para del Moral, que tuvo a
Montero en su mejor
asistente. Sin embargo,
como les viene pasando a los
delanteros rojillos esta
temporada, no estuvieron
afortunados de cara a
puerta. El 21 alcalaíno
dispuso de tres ocasiones
para adelantar a los suyos.
Dos se le marcharon
directamente fuera, mientras
que la tercera (la más
clara) se la sacó el ex del
Rayo que le ganó en el mano
a mano.
En el segundo acto se intercambiaron los papeles, y fue Álvaro del
Moral el que se disfrazó de
asistente, a favor de un
Montero, que tampoco tuvo la
suerte de cara en las tres
ocasiones remató.
Pasaban los minutos y la sufrida afición rojilla comenzaba a
desesperarse, viendo como
una vez más esta temporada
su equipo era mejor que el
contrario, pero la falta de
gol les estaba condenando.
Pero a falta de quince
minutos para el final,
emergió de nuevo la figura
de Álvaro del Moral. El
delantero fue agarrado
dentro del área por Gonzalo,
decretando el colegiado
penalti. El gran capitán
Joselu ejerció de tal, y
tiró de galones para
adueñarse del balón, para
tratar de quitar presión a
sus compañeros, y evitar que
los rivales intentaran
despistar al ejecutor de la
pena máxima. El encargado de
lanzarla finalmente fue
Tello, que se estrenó con la
camiseta rojilla lanzando el
penalti por el medio,
ajustado al larguero.
Con el marcador a favor, los locales retrocedieron metros
defendiendo con uñas y
dientes la renta, ante un
Caudal que aunque adelantó
líneas y se apoderó del
balón, fue incapaz de
derribar el muro rojillo en
torno a la portería de
Juancho, que acabó el
encuentro algo tocado en una
de sus piernas, quizá por la
tensión acumulada.
Con el pitido final del
árbitro, explotó de júbilo
El Val, que tras dos meses y
medio volvió a ver una
victoria de su equipo, que
si bien no le sirve para
abandonar la última
posición, si le sirve para
reafirmarse en su nuevo
estilo de juego en pos de la
salvación.
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