El Marino pudo salir goleado de Madrid

 

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Domingo 4 de Noviembre de 2012
Redacción E.G.M.
Madrid

Un flojo Marino sucumbió en su visita al Cerro del Espino y suma su quinta semana sin ganar. Saúl Ñíguez fue el verdugo luanquín.

3.- Atlético de Madrid "B": Bono; Manquillo, César Ortiz, Víctor Mongil, Fran (A); Thomas, Saúl Ñíguez, Óliver Torres (Cidoncha 74´); Gerard Oliva (Ndoye 71´), Kader (Omar 54´) y Pedro Martín.

0.- Marino de Luanco: Rafa Ponzo; Omar (A) (Enol 69´), Guaya, José Ángel, Castaño (Pedro Hernández 60´), Saavedra, Alex Arias, Espolita, Juanma, Jonathan (Espina 60´) y Diego.

Árbitro: González González. Comité balear. Bien.

Goles: 1-0 m. 6 Saúl Ñíguez; 2-0 m. 42 Gerard Oliva; 3-0 m. 55 Saúl Ñíguez.

Incidencias: Cerro del Espino. Césped en buenas condiciones. 250 espectadores.

Majadahonda amanecía con el cielo encapotado, desafiando a un mal día y arrojando un fino manto de lluvia que creaba molestos charcos en una de las mitades del campo del Cerro del Espino. Los pronósticos de que el partido se celebrara eran halagüeños, a pesar de que minutos antes se suspendía el encuentro del Atlético de Madrid C contra el Santa Ana en uno de los campos anexos al principal. La sensación térmica era estable, sin embargo la lluvia, que cogía más ritmo con el paso de los minutos, empañaba el partido del filial rojiblanco. Los tres puntos, necesarios. Las condiciones climatológicas, pésimas. En medio de la debacle temporal, Saúl Ñíguez se erigió como protagonista de los 90 minutos contra el Marino de Luanco. 

El centrocampista ilicitano, al igual que en el pasaje del Antiguo Testamento donde el profeta Noé construía una embarcación para preservar a sus familiares del diluvio universal, sostuvo al Atlético de Madrid B en su arca gracias a un excelente encuentro. Fue el timón con el que giró el equipo de Alfredo Santaelena en todo momento. Pasaron solo 6 minutos para que, en la primera ocasión a puerta del partido, Saúl Ñíguez pusiera la ventaja en el marcador al rematar de cabeza llegando desde atrás un centro templado de Kader desde la derecha. 

Los posibles nervios que podía crear un equipo con experiencia por la veteranía de sus jugadores quedaban al margen. El Atlético de Madrid B se sentía cómodo en todo momento. Tocaban con facilidad y creaban espacios. Se negaron a buscar los desplazamientos en largo, y solamente se recurría a ello en caso de pura necesidad. El equipo rojiblanco optaba por asociarse y apoyarse en el compañero de primeras. Fácil, sin crear dificultades a Thomas o a la defensa.  

Hasta el momento, Santaelena sacaba la mejor versión de su equipo. Un conjunto repleto de seguridad, confiado en que la situación es remontable y que apuesta por la circulación de balón al primer toque como máxima para triunfar. Generaban multitud de espacios gracias a la superioridad que creaban en el dos para uno. El técnico madrileño se obstinaba en que sus jugadores hicieran coberturas al compañero para crear esa supremacía numérica que obligaba al Marino de Luanco a deshacerse del balón. La presión era clave para que esa generación de espacios surtiese efecto, con lo que llevó un desgaste máximo a Gerard Oliva y Pedro Martín, muy comprometidos a la hora de achuchar al defensa contrario.  

Las ocasiones se sucedían con cuenta gotas. No llegaba claro el Atlético de Madrid B, aunque sí que llevaba peligro. Antes del descanso, el filial colchonero impartía justicia con un gol de Gerard Oliva, que logra engañar al guardameta del Marino de Luanco tras una jugada personal de Pedro Martín, de fuera hacia dentro sin oposición del rival. 

Disfrutaba el Atlético de Madrid B con el juego y los goles, lo que no significaba que no pasara apuros. Cuando sufría las desconexiones habituales en el juego, producto de la desconcentración o la confianza, se hacía grande la figura de Bono. El portero marroquí se tenía que emplear a fondo en varias ocasiones, evitando varias ocasiones manifiestas de gol que hubieran acabado en un tanto para el Marino de Luanco si no hubiera estado bien colocado en la portería. Santaelena pedía concentración de la banda y fue el momento cuando tanto Óliver Torres como Saúl Ñíguez cogieron el control del partido. 

 El Marino de Luanco no encontraba espacios. César Ortiz y Víctor Mongil cerraban bien los huecos, anticipándose a su par y sacando bien jugado el balón. Merecen mención especial ambos laterales. Tanto Manquillo como Fran Sánchez cumplieron a la perfección en las transiciones ofensivas-defensivas, mejorando la imagen del filial colchonero, que se incorporaba fácilmente al ataque y generaba ocasiones desde la banda. De esta manera, llegaba el último gol de partido, por medio de un saque de esquina botado por Óliver Torres y rematado por Saúl Ñíguez en el punto de penalti. 

El gol del ilicitano bloqueaba al Marino de Luanco. No buscaba el marco de Bono y el Atlético de Madrid B no aprovechó para sacar más partido del nivel exhibido. Con el conformismo de los colchoneros, Santaelena saltaba como un resorte de su banquillo exigiendo mayor dinamismo. No le gustaba al técnico la poca intensidad demostrada ante un rival que se dejaba meter mano.  

La victoria contundente por 3-0 supone tres puntos más en el casillero de un equipo que veía de cerca los puestos de descenso de categoría. El triunfo llena de moral para encarar los próximos partidos ligueros y aporta un plus de categoría a Saúl Ñíguez, sobresaliente en el encuentro y adquiriendo los galones en el ataque.

ÁLBUM DE FOTOS

 

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