El flamante director deportivo fue
presentado esta mañana en El Molinón, en
un acto con todo el Consejo de
Administración presente. El salmantino
pasó revista a todo el presente del club
rojiblanco y resumió el nuevo proyecto
en ilusión y unión.
Era un día esperado por todo el
sportinguismo, el momento en el que tuvo
lugar el pistoletazo de salida a un
proyecto que debe de llevar a los
rojiblancos nuevamente a Primera. Javier
Fernández fue el maestro de ceremonias
de la presentación del nuevo director
deportivo, Miguel Torrecilla. También
hicieron acto de presencia el resto del
Consejo de Administración, así como
empleados del club como Quini, Manolo
Sánchez Murias o Pepe Acebal.
El primero en intervenir fue el
presidente y máximo accionista. Defendió
la ética del club, en lo relativo a los
rumores que apuntaban a que el Sporting
había tocado a Manolo Salvador, director
deportivo del Granada, y se mostró
enormemente satisfecho con la llegada de
Torrecilla. El dirigente sacó pecho al
afirmar que nadie había rechazado al
equipo gijonés, puesto que la única
oferta en firme fue al salmantino.
Tanto en Vigo como en Sevilla apuntaban
a la afabilidad de Torrecilla como uno
de las características reseñables, algo
que demostró nada más llegar a la sala
de prensa cuando saludó uno a uno a
todos los presentes. Ante el micrófono
comenzó a desarrollar sus ideas, pasando
revista a todos los temas candentes.
El nuevo director deportivo resumió el
proyecto en dos palabras: ilusión y
unión. No rehuyó a la cuestión de que el
objetivo es el ascenso, declarando que
el Sporting va a ser el año que viene el
rival a batir. Quiso matizar que el
ascenso no es una presión sino un deseo,
puesto que el futuro del club gijonés no
depende de un cambio de categoría.
Explicó que los contactos con los de El
Molinón comenzaron tras la visita del
Betis, y que cuando surgió la opción de
venir a Gijón no se lo pensó.
No faltaron las preguntas acerca de cómo
será la plantilla, quién trabajará con
él en la dirección deportiva o quién va
a ser el nuevo entrenador. Su deseo es
que la nómina de futbolistas ronde los
20-22 futbolistas, para que así los
chicos de la cantera vean una puerta
abierta a tener minutos con el primer
equipo. Torrecilla repitió en varias
ocasiones la importancia que tiene que
tener Mareo en el club. Esta misma tarde
tuvo un contacto con Manolo Sánchez
Murias para comenzar a conocer las
entrañas de la Escuela de Fútbol. En un
principio, le va a acompañar en su
aventura en Asturias su hermano Toño,
con el que lleva trabajando 11 años.
Afirmó que quiere evaluar el trabajo que
desempeña los trabajadores del club
antes de modificar o no la estructura.
La primera piedra del proyecto
Torrecilla es el entrenador. No descartó
la posibilidad de Rubi, aunque solo una
sorpresa mayúscula haría continuar en el
cargo al catalán. Entre los nombres que
se dijeron, Alejandro Menéndez y Paco
Herrera, el salmantino afirmó que el
primero estaba en el mercado y que venía
de hacer la mejor temporada de la
historia del filial celeste, y del
segundo omitió entrar a valorar puesto
que está compitiendo con el Valladolid,
aunque hizo hincapié en que trabajó con
él 3 años y guarda una gran relación.
Sin entrar en nombres, el director
deportivo indicó que el perfil de
entrenador que busca es uno con
experiencia en la categoría y
camaleónico para saber adaptarse a las
características de sus futbolistas.
Tres de los nombres propios del presente
son Jorge Meré, Nacho Cases y Carlos
Castro. Respecto al central ovetense
descubrió que su contrato cuenta con una
cláusula, por lo que puede salir cedido
en caso de descenso rojiblanco a un
equipo de Primera con la consecuencia de
que su contrato con el club asturiano se
ampliaría una temporada. Descartó que
vaya a negociar una venta que no alcance
directamente su cláusula de rescisión
(15 millones), indicando que en el Celta
Santi Mina ya se marchó de esta forma al
Valencia. Apuntó que espera que Carlos
Castro renueve y que se convierta en un
referente del sportinguismo. Sobre Nacho
Cases y sus posibles deseos de cambiar
de aires, indicó que deberá de hablar
con sus agentes, puesto que lo considera
un buque insignia del club gijonés.
Miguel Torrecilla ya comanda con mano
firme la nave rojiblanca con el único
objetivo de devolver al Sporting al
hábitat que le corresponde.