Tras este breve parón
veraniego os acercamos a
una nueva entrada en la
que vamos a hablar sobre
el juego aéreo, cómo
mejorar el juego de
cabeza con especial
atención a la
preparación física (como
en este rincón
trabajamos) pero
cuidando otros detalles
menos cuantitativos y
más relacionados con la
calidad.
Y es que cuando pensamos
en un trabajo de salto
de cabeza y en cómo
mejorarlo siempre
pensamos en ejercicios
de fuerza que hagan cada
salto más potente, más
fuerte, más alto.
El análisis de los
diferentes saltos de
cabeza que se dan en un
partido (número de
disputas ganadas -
perdidas) nos podría
llevar a una conclusión
en una línea
interesante: muchas
disputas se
pierden por elementos no
cuantitativos del
movimiento.
Es decir, hay
otros factores que
intervienen que hacen
que nuestro salto a un
balón dividido sea
eficaz o no.

¿Cuáles son esos
factores? y sobre todo
¿son mejorables?
El desarrollo de mi
fuerza en el tren
inferior para lograr que
un salto sea altamente
eficaz es sólo la punta
del iceberg (muy
importante, eso sí) de
un trabajo complejo en
el que intervienen
diversos factores, todos
ellos entrenables, que
deben formar parte de
nuestras rutinas de
trabajo de preparación
física desde la edad
benjamín.
Factores cualitativos
del juego aéreo.
Hablemos de, en mi
opinión, los tres más
importantes:
1º
Colocación.
Uno de los elementos
clave lo supone el
trabajo previo de
velocidad en el que el
futbolista gana la
posición óptima para
poder iniciar el salto.
Los elementos
relacionados con la
atención, percepción
(saber anticipar dónde
es el lugar óptimo para
realizar el despegue)
así como la velocidad
para llegar en el
momento ideal a ese
punto, forman parte de
un entramado que hay que
trabajar.
En muchas ocasiones
llegar tarde, inestable,
etc. hace que esa
disputa (por ejemplo en
un saque de portero) ya
no sea nuestra.
Los ejercicios que
trabajemos para mejorar
esta capacidad no deben
fundamentarse sólo, por
tanto, en balones
"esperables", sino que
debemos provocar
trayectorias variadas,
no controladas por el
rematador.
Irán desde los más
sencillos por parejas
con balones enviados a
un compañero a más
complejos con pases
largos, saques de
portero en media
distancia, etc. También
resulta útil trabajar
con móviles de
trayectorias menos
conocidas (ej. balones
de rugby, gomaespuma...)
y que supongan un reto
en la anticipación de su
caída.
2º Cadena.
Probemos a saltar sin
poder flexionar
previamente las rodillas
y con los brazos en la
espalda como
si tuviéramos unas
esposas policiales.
Evidentemente la
cantidad de ese salto
será infinitamente menor
que si pudiésemos
hacerlo con libertad.
La cadena cinética,
es decir, el conjunto de
acciones corporales que
ponemos en marcha en una
acción para mejorar su
eficacia, es vital para
un óptimo objetivo. De
ella simplemente dos
apuntes:
Por un lado sabemos que
un salto es más potente
si desde de pie
realizamos una flexión
de rodillas previa al
salto, lo que algunos
autores llaman el
contramovimiento.
Los estudios han
demostrado que la altura
es mayor que, por
ejemplo, partiendo
directamente desde
cuclillas. Es sumamente
interesante el trabajo
de esta acción previa.
Por otro lado la acción
de los brazos. Los
brazos realizan un
balanceo con un
movimiento de flexión de
hombro (hacia adelante)
que acompaña y potencia
el movimiento. Además,
en nuestro deporte, eso
supone un elemento de
protección importante.
El trabajo de cadena
cinética debe plantearse
ya desde las primeras
etapas, en las edades
donde los trabajos de
coordinación son
especialmente
aprovechados (desde los
8 a los 12 años ya es
buena edad), aunque no
debemos resignarnos a
seguir con ese trabajo
en cualquier momento.
Los ejercicios que
plantearemos buscarán
desarrollar esa
coordinación tanto en
saltos verticales como
horizontales, con o sin
balón, con elementos que
supongan reto (superar
un obstáculo, saltar
entre aros, etc.)
3º
Coordinación.
Por último, una vez
ganada la posición y
preparados para el
salto, debemos ser
capaces de coordinar las
dos parejas de este
baile (con permiso del
rival que intentará
estropearnos la jugada).
Y es que el jugador debe
intentar coordinar el
momento del salto para
golpear al balón en el
punto más alto.
Los ejercicios con
balones no sólo para
golpear sino para
recibir - coger, los
juegos de disputas,
partidos con la mano,
materiales como pequeñas
vallas u obstáculos...
nos ayudarán a
planificar mejoras de
esta cualidad.
En suma, en nuestro
deporte además de los
factores cuantitativos
que mejoran la potencia
de un movimiento -por
ejemplo el salto -, hay
una serie de factores
cualitativos, también
entrenables, que mejoran
su eficacia, sin ellos,
posiblemente los
elementos derivados de
la condición física (mi
salto es el más alto) e
incluso los genéticos
(soy el más alto del
equipo) podrían verse
relegados a un segundo
plano y ver imágenes en
un campo en las que no
siempre los más altos y
fuertes llevan los
balones divididos.
Este trabajo debe formar
parte de las rutinas de
preparación física de
los clubes desde las
primeras edades porque
es ahí donde empezamos a
asentar los patrones de
movimiento.
