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Escuelas de fútbol base y preparación física |
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Viernes 25 de Enero de
2013 Carlos S. Calleja @cscalleja Preparador físico especialista en fútbol. Licenciado en E. Física (INEF Madrid) Actualmente en el Candás CF |
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[ESCUELA: Del latín schola, “espacio al que los seres humanos asisten para aprender”] Las escuelas de fútbol base son el lugar perfecto en el que nuestros jugadores adquieren los fundamentos que, desde muy jóvenes, irán asentando y desarrollando en su futura carrera y les harán pasar “de chicos y chicas que juegan al fútbol” a futbolistas. Estos fundamentos se asentarán básicamente en lo futbolístico, aunque se extenderán a ámbitos de lo personal, lo emocional y lo social: el reto, el esfuerzo, el compañerismo, el cumplimiento de reglas (todo ello por encima del factor resultado), el respeto a árbitros, compañeros, rival… son elementos que siempre priman en nuestro día a día. Las escuelas tienen clara una filosofía de trabajo, unos valores que se convierten en el eje de su actuación “regando” a todos los profesionales que en ella trabajan y colaboran (entrenadores, preparadores físicos, delegados, etc.) siendo éstos el primer ejemplo a la hora de desarrollar estos valores en los campos de juego para trasladarlo a sus jugadores. Unos valores globales siempre por encima de lo particular. Por todo ello, el futbolista pertenece a una escuela y, en ella, juega en uno de sus equipos, y nunca al revés. La formación es la clave de este trabajo, ya no sólo de deportistas sino de personas. Pero no debemos olvidar o dejar a un lado la competición. Competir es uno de los medios más completos de formarse ya que en ella se dan cita muchos de los valores comentados y trabajados. Por ello las escuelas de fútbol no deben ser ajenas a la competición, pero sí al resultado por encima de cualquier cosa.
Los preparadores físicos Pero todo lo anterior, que no es más que una reflexión personal introductoria en voz alta, es algo conocido por todos y aquí debemos enfocarlo al ámbito de la preparación física. En este periodo de formación, la preparación física es clave ya que en estas edades los cambios corporales que se producen en los chicos y chicas (desde benjamines a juveniles) son “bestiales” y por ello los trabajos físicos que desarrollemos deben estar bien planificados para evitar errores que se pueden traducir en riesgo y lesión. Todas las escuelas de fútbol deberían tener, bien en sus filas (lo ideal) o bien como asesor externo (cuadro 1), a un preparador físico profesional (exijamos, como para todo en la vida, titulación) que regule, controle y dirija las cargas y trabajos en coordinación con los entrenadores. Reuniones periódicas a través de las cuales se pueda planificar de manera óptima el trabajo integrado donde lo físico se sume a los proyectos técnicos, tácticos y estratégicos del entrenador que, a su vez, estarán basados en los valores de la escuela.
El trabajo integrado Llamaremos trabajo integrado al desarrollo de las diferentes capacidades y objetivos siempre a través de situaciones de juego real (más o menos globales). En estas situaciones deben darse cita objetivos técnicos, tácticos, físicos y/o estratégicos. Por ello la coordinación entre los componentes del cuerpo técnico es fundamental. Esto no significa que debemos olvidar otros trabajos más específicos en estas edades de formación. Los trabajos específicos permiten un control adecuado de las cargas. Por ejemplo, es cierto que en un partido de fútbol “ya se trabaja la fuerza en el tren inferior” pero no es menos cierto que no se trabaja de manera igual en unos músculos que en otros, ni que en la pierna dominante que en la otra… por ello un trabajo dirigido de fuerza permitirá un crecimiento homogéneo y acompasado de nuestros chicos, algo vital en estas edades La preparación física en las diferentes etapas de la escuela No pretendemos ser muy “científicos” pero es fundamental entender que el desarrollo del niño desde que llega a nuestra escuela hasta la edad juvenil no es siempre igual. El niño no es una figura que va creciendo de la misma manera cada año. Por eso, es fundamental conocer sus cambios más significativos en función de la edad y aprovecharlos para aplicar trabajos que en ese momento provocarán los cambios más significativos. Son las llamadas fases sensibles, momentos en los que si trabajo una cualidad crecerá y se asentará de manera espectacular en nuestros jóvenes. Y si no lo aprovechamos, luego será más lento y difícil. Para eso es básico conocer cuándo y cómo trabajar siempre dentro de la globalidad del fútbol y sabiendo que el niño siempre es entrenable. Es difícil resumir este importantísimo trabajo del preparador físico de la escuela en unas líneas, pero me permito compartir unas apreciaciones generales (tomad las edades como referencia con sus variaciones individuales): De los 3 a los 6 años. Periodo de iniciación. Debemos fomentar trabajos muy lúdicos. El juego debe ser el eje de toda práctica. Normalmente los juegos no deben ser de mucha duración, pierden la atención. Divertirse. ¿El reto? Que los juegos les hagan pensar, crear, decidir… De los 7 a los 10 años. Primeras fases. Se produce un importante desarrollo en el niño/a, algunos estudios hablan de un aumento de 2’5 a 3’5 kg de peso al año. Durante el juego los chicos no diferencian espacios (van todos al balón) y no es mal momento para iniciar el trabajo de posiciones, lugares de la cancha, juegos en los que diferenciamos ataque – defensa, etc. Reglas sencillas. Debemos trabajar muy variado, juegos de muchos tipos para que haya un desarrollo global. No incluir preparación física específica: la velocidad, la resistencia o la fuerza (saltos, lanzamientos, giros, desplazamientos…) dentro de los juegos. Podemos incluir juegos de velocidad de reacción. De los 10 a los 12-13 años. Momento coordinativo (edad de oro). Fase fundamental para asentar unos cambios que agradeceremos en el futuro sobre todo a nivel de técnica. Los chicos/as tienen un alto nivel de control del cuerpo, eso les hace mejores en movimientos, más coordinados por eso debemos trabajar mucho estos aspectos coordinativos, trabajos técnicos, trabajos de manejo de balón, pases, conducciones… deben estar en nuestros entrenos como verdaderos protagonistas. En preparación física específica es una buena edad para iniciar trabajos de resistencia (aeróbica), en este sentido y en lo sucesivo, debemos crear una percepción positiva de la carrera. No será el trabajo protagonista de nuestros entrenamientos pero un futbolista debe saber que es un recurso al que van a recurrir muchas veces en su carrera (trabajos paralelos de recuperación, de mejora específica, etc.) y debe ser visto como una ayuda y un método rápido de conseguir mejoras individuales en pro del fútbol. En fuerza podemos incluir trabajos de habilidades generales, empujes, tracciones, actividades luctatorias, juegos con compañero… No dejar de trabajar la flexibilidad como capacidad regresiva que es (se pierde con la edad desde el nacimiento). De los 11 a los 14 años chicas y 12 a 15 chicos (aprox.). Primer gran crecimiento preadolescente. Cuidado con esta fase porque los chicos empiezan a “despertar” en su adolescencia y eso, en ocasiones, les lleva a un rechazo a la práctica física (¡no pueden abandonar!). Se produce un gran crecimiento corporal y de la fuerza haciendo empeorar el nivel coordinativo. Es importante seguir en los trabajos futbolísticos iniciados en la fase anterior a nivel técnico para que esos cambios no afecten muy negativamente ya que en esa modificación corporal se producen movimientos poco armónicos, torpes. La preparación física específica adquiere un buen protagonismo. Podemos empezar a trabajar fuerza incluso a nivel de peso libre, gomas o aparatos pero todo muy controlado con pocas cargas y dando una especial importancia al trabajo técnico (este aprendizaje es muy importante). El inicio de la resistencia aeróbica iniciada en la fase anterior debe continuarse. De los 13 hasta los 18 años chicas y 14 a 19 chicos (aprox.). Edad adolescente. Después de la fase anterior con esos problemas coordinativos derivados del crecimiento en esta edad se empiezan asentar los cambios por lo que el trabajo vuelve a ser “correspondido”. Todo ello hace básico el trabajo integrado y disponer todas las situaciones físicas, psíquicas y de relación en el juego. Plantear elementos globales de todo tipo donde se fomenten las capacidades de decisión – percepción – ejecución e insistir en la inteligencia motriz del jugador. En preparación física específica también vamos caminando hacia valores adultos. El trabajo de la fuerza sigue asentando lo técnico e incluimos paulatinas cargas. Trabajos aeróbicos y anaeróbicos todo ello (y sobre todo) a partir de los 15-16 años. En definitiva, podemos resumir con:
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