Llega esa injusta fase de ascenso que no tiene partidos de vuelta y en la que el azar determina donde se juegan los duelos. El Oviedo Moderno tuvo la mala suerte de que, si llega hasta el final, tendrá que jugárselo todo lejos de casa. Primero en Gran Canaria ante el CD Femarguin y si le vence en Sevilla u Oiartzun. Casi nada.

Los problemas no son sólo deportivos, es decir, los que el rival canario pondrá sobre el campo. Lo hará con jugadoras con experiencia en la desaparecida Superliga y con futbolistas rápidas y fuertes en ataque. Las dificultades estarán en el largo viaje. El Moderno se desplaza el sábado desde Bilbao. A su llegada a tierras canarias entrenarán por la tarde para adaptarse al campo sintético y a las características del escenario de esta particular final. Por si fuera poco las 11:00 de la mañana del domingo, hora canaria, se esperan unas temperaturas de 36 grados, que sin duda dificultarán aún más el logro del objetivo. Pero es que a todo esto se suman los problemas por el largo viaje. La federación apoya en algo este desplazamiento, pero no así el siguiente a Andalucía o el País Vasco en caso de producirse. Todo ello por culpa de una fase de ascenso sin encuentros de vuelta, lo cual es una falta de respeto a las aficiones de los equipos y a estos en realidad que no podrán hacer caja al no poder jugar en su campo. Es el caso del Oviedo Moderno CF. Se juega todo a muchos kilómetros de distancia.

Afortunadamente el Femarguin se ha portado de forma extraordinaria y ha dado todo tipo de facilidades al equipo asturiana. Algo que la directiva del Moderno agradece enormemente. Es una lástima que los esfuerzos de las ovetenses, que lucharon desde su directiva porque este modelo de fase de ascenso se cambiase, no hayan tenido más apoyos del resto de clubes. Como muestra de esta injusta fase es que el Femarguin se mide en su casa y a partido único al mejor equipo de la liga, que ha ganado 24 de 25 partidos.