Muchos aficionados venían diciendo que esto se venía venir desde el verano. Hay que reconocerles -tarde, pero al menos hay que hacerlo- que en su momento vieron venir que la planificación deportiva era pésima. Nadie sabe que se le pasó por la cabeza al secretario técnico para descartar a jugadores como Nino, Míchel –ex jugador del Sporting y ayer titular en el Getafe- y traer a Trejo que, pudiendo ser un fenomenal futbolista ya que no ha demostrado nada, no era lo que se necesitaba. Traer a un jugador de Uruguay pudiendo confiar en Pedro Orfila que demuestra todos los partidos que es un correcto lateral para Primera División. Y así, varias veces más. En cuanto a la directiva el no haber pensado más que en tacañear y no invertir en mejorar la plantilla, siempre con la excusa de la deuda, una deuda concursal que sólo ha disminuido poco más de 3 millones en 4 años en Primera División. La pregunta es, ¿qué se ha hecho con los demás ingresos?

Sobre Coliseum se vio a un Getafe a medio gas pero al que la pasividad de los jugadores visitantes se lo puso de cara, en los 5 primeros minutos ya habían acumulado 3 ocasiones de gol. Se mascaba una nueva tragedia, una tímida reacción, tan tímida como timorata en dos lanzamientos flojos de Ayoze, ayer titular hasta que en el ecuador de la primera parte llegó el 1-0. El enésimo gol a balón parado, en el minuto 22 tras una falta lateral bien puesta y mejor cabeceada por el venezolano Miku. En otros tiempos se acusaría directamente a Josep Alcácer, ayudante de Preciado, pero ahora no toca. Antes era culpa de un jugador, ahora la culpa es de los jugadores o simplemente mérito de los rivales. Ver para creer. Siendo un partido soporífero se llegó al descanso.

Gol del que no era Di Stéfano

La segunda parte no pudo comenzar mejor. Antes de los dos minutos de juego de este segundo acto, Canella se desentiende de la jugada, deja a Diego Castro solo en el segundo palo que remata de volea a placer un centro medido de Gavilán desde banda izquierda. Buen gol, que no fue celebrado por el ex sportinguista, ya saben, el que no era Di Stéfano y no merecía un mejor contrato según el máximo accionista. De ahí al final la inoperancia en el campo. Trejo falló un gol cantado en el 73 que pudo haber metido al Sporting en el partido, pero así fue, como lleva siendo toda la temporada. Así se llegó al final del partido y a la más mínima esperanza de que el Sporting compita en Primera División la temporada que viene. Después llegó lo que de verdad le pone al actual técnico rojiblanco que es el micrófono. Descalificaciones a la afición, único patrimonio de este club, contra los antiguos miembros del banquillo y contra sus jugadores. ¿Cómo no van éstos a no pelear en el campo si su entrenador les falta delante de un micrófono?.

Como ya se dice en diferentes canales “Un equipo con 107 años de historia, si va a descender, que lo haga con dignidad y no haciendo el ridículo”. Un ridículo comandado por José Fernández, el segundo descenso que acomete, siendo el único dirigente que lo ha logrado en los 107 años de historia del Sporting, y su títere consejo de administración. Ese máximo accionista y títeres que le han entregado el banquillo del Sporting a un caduco y trasnochado personaje como es Javier Clemente.

Se recuerda a Preciado

Con Manolo Preciado se hubiera descendido, o no, pero nadie en su sano juicio dudaría de que al menos lo hubiera hecho peleando y sin hacer el ridículo, dentro y fuera del campo.