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Martes 21 de Junio de 2011
Pedro Pedrayes

Este fin de semana, a medida que la agenda se va liberando ante el fin, poco a poco, de todas las competiciones regionales y nacionales, he decidido ver dos partidos que pese a tener un denominador común, existen unas grandes diferencias en los pequeños detalles.


Tanto Elche como el Granada en la segunda división y el Lenense y el Lada Langreo en la primera Regional asturiana se habían quedado a las puertas del ascenso directo de categoría una vez concluida la liga regular en sus respectivas categorías y todos ellos habían tenido que "cruzar" el particular "campo de minas" de las eliminatorias de ascenso , hasta llegar al final del túnel, en el que solo puede pasar uno. Hasta aquí las diferencias son pocas, difícil encontrarlas si se pudieran plasmar en un pasatiempo, dos duelos futbolísticos, en el que unos y otros, cada uno con sus propias armas, tratan de llegar primero que el otro y conseguir la felicidad de unas aficiones a las que nunca les falta aliento ni apoyo hasta el ultimo suspiro. Pero llego el pitido final y todo lo que hasta ese momento era comparable a dos gemelos recién nacidos, salvando las distancias de categoría, se convierte en la mejor de las lecciones que he aprendido este fin de semana y no es otra que la importancia que tiene tanto el " saber ganar" como el "saber perder". Las diferencias de categoría se acortan viendo los finales de los partidos del Martínez Valero y del Sotón, el sábado, si tuviera al lado a un niño que su mayor ilusión fuera jugar al fútbol, tendría que taparle los ojos o cambiar de cadena, en cambio si el mismo niño, me lo hubiera llevado a Pola de Lena a ver un partido de infinitas categorías inferiores, le hubiera dejado disfrutar de la alegría del que gana, sabiendo ganar y del que pierde y sabe perder.


Todo un lujo de detalles emocionantes, pese a la contradicción del momento que estaban viviendo los futbolistas del Lenense y del Lada, juntos en el centro, abrazados dándose la enhorabuena, agradeciendo a los aficionados el apoyo y dejando paso a las celebraciones posteriores sin ningún tipo de detalle que pueda ensombrecer tan único momento. Un lujo en el que este partido regional, el modesto, el NO profesional, merecía haber copado las noticias deportivas de los telediarios o las portadas de todos los periódicos y no la repetición reiterada de imágenes de agresiones entre aficiones, jugadores o miembros del cuerpo técnico.


El valor del esfuerzo tanto individual como colectivo debe estar por encima del resultado final de la competencia. No va a ser fácil para el Lada ni para el Elche, aprender a aceptar la derrota con la esperanza de poder aprender algo de ella. Ni tampoco que pierdan las ganas ni el entusiasmo por ganar. Cada nueva temporada, objetivo o partido que jueguen les permitirá descubrirse un poco más a ellos mismos y posiblemente los impulsarán a mejorar en el futuro y no darse por vencidos.

 
Este fin de semana David se ha comido a Golliat, el pequeño me ha enseñado cosas que el grande tenia que dominar a la perfección y la categoría no la da un nombre de un banco, por mucho millones que cueste tal patrocinio, sino estos detalles que encumbran a pequeñas instituciones, equipos, técnicos, jugadores y aficiones
 

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