El equipo blanquiazul se dejó empatar (2-2) por el humilde Marino de Luanco, después de haberse adelantado, de manera clara, al finalizar la primera parte (2-0). También es de justicia señalar que el árbitro, Pizarro Gómez, dejó sin señalar un penalti meridiamente claro en el área asturiana cuando el duelo tocaba a su fin (84′). No se señaló la pena máxima. El Tenerife empató y el Estadio dictó sentencia.
La primera fue del equipo asturiano. Un córner a favor de los blanquiazules se convirtió en una rápida contra el conjunto visitante. Castaño llegó en ventaja y le entregó el balón a Titi, quien en una buena posición y dentro del área remató muy desviado. A los 14 minutos es escucharon los primeros silbidos en el recinto deportivo de la calle San Sebastián. Los de José Luis Quirós hacían su partido. Un centro del campo muy poblado, cerrar cualquier atisbo de creación local y alguna que otra salida al contragolpe. Al Tenerife le costaba un mundo aparecer. Tampoco era novedad.
Un once renovado, con Sergio Rodríguez, Álvaro Zazo, Chechu y Víctor Bravo, pero sin marcar un línea de mejoría. Una acción. Un oasis entre tanto desierto. Ayoze anticipó a su par, le balón le llegó a Víctor Bravo, quien con un autopase ganó metros para los suyos. Perona galopó por la banda izquierda y dio un pase que, a duras penas, le llegó a Kiko Ratón. El portuense se las ingenió para disparar con la zurda, para que Rafa Ponzo realizara una buena intervención (27’). Chechu también lo intentó (31’), y de nuevo respondió con acierto el exportero blanquiazul. Buen preludio.
Víctor Bravo puso el balón en movimiento desde la esquina y Kiko Ratón, con un remate de cabeza de auténtico ariete, puso en ventaja a los suyos (32’). El ex del Girona realizó un perfecto movimiento de atrás hacia adelante, para luego desviar el esférico lejos de un superado Ponzo. Fueron los mejores minutos de los de Calderón, con otras dos llegadas culminadas, sin acierto, por Chechu (35’) y David Medina (36’), respectivamente. La afición, en menor número que en otras citas, hacía por animarse. De nuevo Kiko Ratón entró en escena (39’). Sufría el Marino de Luanco.
Los equipos se encaminaban al vestuario, aunque antes había motivos para aumentar la satisfacción. Chechu la puso en movimiento desde el costado izquierdo, Zazo batalló y tocó el balón de cabeza que le fue a parar a Jorge Perona. El ex del Oviedo encañonó la meta asturiana (44’). El Tenerife, con un mejor resultado que juego, le daba un golpe casi definitivo al partido. Dos goles y después de no pocas semanas, aplausos para el conjunto insular cuando, ahora sí, un mal Valentín Pizarro Gómez señalaba el final de la primera mitad.
No arrancó bien la segunda parte para el Tenerife. En una acción de ataque del Marino, un pase desde el costado zurdo que nadie acierta a despejar, inoportuno resbalón de Sergio Aragoneses y gol de Pablo (51’). Los asturianos se vinieron arriba. Otra aproximación, casi idéntica a la anterior, que en esta ocasión y hasta por dos veces pudo desbaratar Kitoko (55’). Los visitantes se lo comenzaban a creer. Sin cambiar su guión, se veía cerca de lograr puntuar en uno de los campos más complicados de la categoría.
Los blanquiazules volvían a sufrir por la incomidad de un resultado ajustado. Calderón intentó refrescar el once con la presencia de Ferrán Tacón y Marcos Rodríguez por Chechu y David Medina. No se notó una mejoría. El Tenerife se movía cerca de ampliar su cuenta, pero es que el Marino no estaba mi nucho menos lejos de igualar, en el marcador, tan tediosa contienda. Y lo logró. Álex Arias le ganó la espalda a una adormilada defensa insular e hizo la igualada (78′). Había tiempo… para todo.
En el minuto 84 llegó el escándalo al Helidoro Rodríguez López. Fue después de un balón colgado que Kiko Ratón peleó con Rafa Ponzo. Ambos quedaron golpeados, pero el internacional venezolano recuperó la verticalidad a tiempo para detener una remate casi en línea de gol de Zazo. El balón le llegó a Víctor Bravo y cuando iba a marcar fue derribado, de manera clamorosa, por José Ángel. Un penalti en toda regla que incomprensiblemente Pizarro Gómez dejó sin señalar.
El partido tocó a su fin con una última oportunidad de Kiko Ratón. Le llegó desde la esquina, de nuevo en una acción a balón parado, que el atacante norteño no pudo mandar entre los tres palos. Los minutos transcurrían y el Rodríguez López señaló, claramente, al inquilino del banquillo tinerfeñista. A gritos de Calderón, dimisión se despidió una actuación que puede traer variaciones en la dirección técnica del cuadro blanquiazul.