El Sporting ‘B’ sorprendió de inicio con su planteamiento descarado, pues se esperaba a un filial que se encerrase aprovechando así una de sus principales bazas, la solidez defensiva. De esta manera, las primeras oportunidades del choque llegarían para el cuadro rojiblanco, en las botas de Guerrero y Mendy.

A los sustos iniciales se sumaba (además de la ausencia de Noguerol por segunda semana consecutiva) un nuevo contratiempo para la línea defensiva manchega: David Alba tuvo que retirarse tras a un golpe fortuito y Antonio Gómez se vio obligado a recomponer su retaguardia a las primeras de cambio. Rocha pasó a ocupar el lateral derecho y Summy regresaba al centro del campo junto a Miguel Núñez.

En el bando local, el más activo era Tete, y precisamente el extremeño inició la jugada del primer gol con una de sus típicas internadas por la banda. El habilidoso extremo puso en bandeja el esférico a Calle, que no perdonó desde el punto de penalti, logrando así el primero de la tarde a los veinte minutos de partido. Pero los asturianos, lejos de amedrentarse, igualaron el encuentro diez minutos más tarde con un certero cabezazo de Mendy. Con el 1-1 en el electrónico se marcharían ambos conjuntos al descanso.

Tras la reanudación, el filial sportinguista controló el esférico sin excesivo peligro, pareciendo conforme con su duodécimo empate en lo que llevamos de campaña. En estas que un disparo de Adriá fue despejado por el meta asturiano y Tete, muy atento, aprovechó el rechace para desnivelar el resultado a favor de los intereses locales.

A raíz del gol, los de Antonio Gómez se mostraron incapaces de mantener su ventaja en el marcador y manejar correctamente los tiempos del partido, y fruto del enésimo error de la zaga manchega (en esta ocasión al intentar provocar un fuera de juego), Diego se plantó solo ante Miguel, logrando el que a la postre sería definitivo empate a 2.

El Alba se lanzó a la desesperada a por los tres puntos y aún dispondría de una última bala en la recámara para conseguir su objetivo. El colegiado madrileño decretó penalti en el tiempo de descuento y Víctor Curto asumió la responsabilidad de ejecutar la pena máxima. El delantero catalán envió el esférico al travesaño y un silencio sepulcral se apoderó de un Carlos Belmonte, cuyos aficionados empiezan a tener serias dudas sobre las posibilidades reales de este Albacete Balompié.