Los de Preciado remontan el gol de Miku con el apoyo de una afición que estalló de alegría en el último suspiro. 

Vertiginoso partido el disputado entre Sporting y Getafe en El Molinón. Ambos equipos llegaban al choque necesitados de puntos para escapar de los puestos de descenso.

En el Sporting no jugó Lora, al que Preciado dio descanso, ni Bilic, con molestias de última hora.

En los prolegómenos del encuentro Lora recibió el trofeo “Molinón de Plata”, un galardón ya mítico como reconocimiento al mejor jugador de la temporada pasada. 

La única variación respecto al equipo que jugó en Zaragoza fue la inclusión de Nacho Cases en detrimento de Eguren. Por supuesto el gijonés cuajó una muy buena actuación.

La primera parte transcurrió sin apenas ocasiones, sólo destacar un cabezazo sobre la meta de Juan Pablo y una falta peligrosa que Abdel estrelló contra la barrera. 

El Sporting no encontraba su mejor juego y las ocasiones escaseaban, con Moyá viviendo un partido tranquilo.

En una jugada aislada Miku recibió el balón dentro del área, realizó un magnífico regate sobre Iván y Canella y su disparo raso se coló en la meta sportinguista. Golazo del venezolano y El Molinón enmudecido por momentos. 

A partir de este momento el Sporting tuvo más ambición, no le quedaba otra. El Getafe comenzó a perder tiempo de manera descarada y eso despertó a la afición rojiblanca, poco acostumbrada a jugar a las cuatro de la tarde.

La gota que colmó el vaso fue la lesión de Miguel Torres, que la afición entendió como una pérdida de tiempo. Fue sustituido por Sarabia, un jugador que mantuvo una actitud chulesca y antideportiva, y que no demostró lo buen jugador que la prensa madrileña dice que es.

Esto sí que levantó a la afición que jugó un papel decisivo en el resto del encuentro.

Ciertamente el Getafe tenía el partido más que controlado con el 0-1, y casualmente fue al perder tiempo cuando hizo despertar a la afición local. De ahí en adelante perdió el control del encuentro; cabe preguntarse por tanto si frente a equipos con grandes aficiones como la del Sporting sale rentable esto de perder tiempo de manera descarada, pues por un minuto perdido tienes a toda la hinchada rival de uñas, con la presión que eso supone. 

Barral probó fortuna con una falta lejana, su disparo salió un poco desviado.

Turienzo decretó cinco minutos de descuento y llegó la polémica: remate de De las Cuevas que intercepta con el brazo Cata Díaz. La jugada es claramente penalty y expulsión, ya que el balón se colaba en la portería de Moyá, pero ni el árbitro ni el linier se mojan. Más motivos para el griterío en El Molinón, que se convierte en una caldera contra el árbitro y el rival. 

Acto seguido córner que bota Nacho Cases, Moyá sale en falso y el rechace lo convierte de fuerte disparo Trejo. Empate a un gol y jugadores a vestuarios. 

La segunda mitad tuvo un color rojiblanco, con mayor dominio del equipo de Preciado. Las primeras ocasiones fueron para Nacho Cases y Trejo, pero encontraron un obstáculo en Moyá.

En el minuto 62 llegaría una jugada clave para el posterior desarrollo del encuentro: contraataque getafense con balón al hueco para Abdel, que dentro del área se deja caer con Damián detrás, Turienzo interpreta comportamiento antideportivo al simular la caída y expulsa al jugador al mostrarle la segunda amarilla, quizás un castigo excesivo. 

A partir de la expulsión dominó el Sporting de manera más acentuada pero, sin embargo, las ocasiones más claras serían azulonas (fosforitas en el caso de este partido).

Diego Castro fue sustituido mayormente con aplausos, pero con algún que otro reproche. Míchel por su parte también fue ovacionado en una ocasión en la que tuvo que salir del terreno de juego para ser asistido. Volvían dos ex rojiblancos al estadio que fue su casa.

Miku volvía a poner los corazones a cien con un disparo cruzado en situación similar a la que significó su primer gol.

Una internada de Juan Rodríguez acabó en un centro raso que Sarabia mandó al lateral de la red. Minutos antes el propio Sarabia no fue capaz de resolver un barullo en el área ya que André Castro evitó su remate.

Eran momentos difíciles del Sporting, que obligaron a introducir a Eguren en el terreno de juego. Antes ya habían entrado Sangoy y Nacho Novo.

La parte final del encuentro fue bronca para los getafenses, que se llevaron hasta una docena de tarjetas amarillas. 

La jugada del partido llegó en el último minuto: cabalgada de Damián y asistencia a Barral, que dentro del área recorta y asiste a Eguren que llega en carrera. El uruguayo remata flojo con el interior pero a Moyá se le escapa la pelota, con el oportunismo de Nacho Novo para marcar el rechace. 

El Molinón era una fiesta: “Que bote El Molinón” fue el grito más escuchado este 20N. 

Al final los puntos se quedaron en casa. El Sporting cuenta ya con 12 puntos y se aleja tímidamente de los puestos de abajo. La trayectoria de los de Preciado es meritoria, quinto partido invictos y 11 puntos de 15.