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EFEMÉRIDES DEL FÚTBOL ASTURIANO

Semana del 22-29 de Abril

Buenavista, vanguardismo para Oviedo

Este sábado se cumplen 79 años de la inauguración del ya desaparecido Estadio de Buenavista, posterior Carlos Tartiere. El 24 de abril de 1932, la ciudad de Oviedo, bajo el diseño del arquitecto Sánchez Del Río, comenzaba a enorgullecerse de una instalación extraordinaria, la primera de España en su género que disponía de una cubierta de cien metros sin columnas.

Para la ocasión, el nuevo estadio acogía el partido internacional entre España y Yugoslavia. El seleccionador, José María Mateos, contaba con dos jugadores ligados a Asturias, el ariete del Oviedo (por entonces, en período republicano, sin el "Real") Isidro Lángara y el mierense Cesáreo Baragaño, extraordinario centrocampista del Racing de Santander, aunque éste acabaría perdiendo la ocasión de ser internacional a causa de una lesión sufrida en Riazor, más inoportuna que nunca.

Bajo un intenso aguacero y ante los 18.000 espectadores que dejaban una recaudación cercana a las 120.000 pesetas, España vencía por 2-1, con Isidro Lángara convertido en el primer goleador del nuevo estadio. Pese a la victoria, España decepcionaba y, curiosamente, concluía el choque con 11 vascos, pues el catalán Ricardo Zamora, lesionado, tenía que ceder su puesto bajo palos al vizcaíno Blasco.

España: Zamora (Blasco, 79'); Ciriaco, Quincoces; Cilaurren, Gamborena, Marculeta; Lafuente, Luis Regueiro, Lángara, Iñaki Aguirrezabala y Gorostiza.

Yugoslavia: Spasic; Zagorac, Tosic; Arsenijevic, Premrl, Ralic; Tirnanic, Marjano­vic, Vujadinovic, Giler y Bavic.

Árbitro: Tavares da Silva (Portugal).

Goles: 1-0 (20'), Lángara. 2-0 (25'), Luis Regueiro. 2-1 (27'), Vujadinovic.

La famosa tribuna Sánchez del Río del Estadio Buenavista

El último de Non Podo

Este lunes se cumplen 29 años del último gol que Fernando Gomes anotaba como jugador del Sporting. El 25 de abril de 1982, el atacante luso le endosaba dos tantos a Juan Antonio Pérez, guardameta de la UD Las Palmas, en la victoria por 4-0 que cerraba la temporada 1981-1982. Del marcador, también eran partícipes los defensas Doria y Jiménez. El Sporting, dirigido por Manolo Díaz Novoa, que sustituía a Vicente Miera un par de meses atrás, formaba con Rivero, Redondo, Doria, Jiménez, Pereda, Joaquín, Uría, Mesa, Nacho (Pedro), Gomes (Urrechu), Ferrero.

Gomes, toda una institución del fútbol portugués a sus 24 primaveras, era la gran esperanza que el aficionado rojiblanco tenía para dar con el sustituto ideal de Quini, recién fichado por el Barcelona. Sin embargo, las constantes lesiones del jugador procedente del Oporto no iban a permitir que la sombra de El Brujo se disipara de El Molinón. Tras dos campañas, Gomes acabaría marchándose con el sambenito de su coletilla: Non Podo.

Eso sí, de regreso a Oporto ¡vaya que si pudo! En los años 1983 y 1985, anotando para Os Dragoes 36 y 39 goles, respectivamente, obtenía la Bota de Oro, que le acreditaba como mejor artillero del fútbol europeo.

El regreso del Capitán Maravillas 

Este martes se cumplen 42 años del regreso al Real Avilés de una de las grandes leyendas del fútbol nacional, Marcelo Campanal. El 24 de abril de 1969, Campanal II, de 37 años, con merma de lo que había sido una capacidad física sin precedentes, y 21 temporadas después de debutar con el Real Avilés (Copa Federación 1947-1948), volvía a enfundarse la blanquiazul.

A falta de sólo 7 jornadas para el final de Liga, el fichaje de Campanal venía cargado de peripecias. El Real Avilés pugnaba por el ascenso a Segunda División y afrontaba un partido vital ante el Real Santander. Al entrenador, Quique Bernal, le surgía un problema serio con la lesión de uno de sus hombres fuertes en defensa, el canario Miguel Ángel. De inmediato, no duda en aceptar la propuesta que le plantea el directivo Casimiro García Mariño: “¿Te vale Campanal?”. A la llamada del club, el zaguero internacional emprende camino desde Sevilla al volante de su Alfa Romeo, pero una avería le retiene en Salamanca. No hay tiempo, apenas quedan 24 horas para tramitar su ficha en la Federación, por lo que García Mariño acude a su encuentro. En la Plaza Mayor de la capital salmantina, Campanal firma la ficha y solicita lo que quiere cobrar: una peseta.

Dos días después, colabora en mantener la portería a cero, pero la igualada sin goles ante el Santander alejaba del ascenso al Real Avilés, que aquella tarde se alineaba con Madriles; Fito, Albert, Campanal; Espino, Roberto; Mariano, Salagre, Trilles, Luna y Santos.